Capitulo II

Ana Alvarado
2 min readFeb 23, 2017

--

Capitulo II

A partir de la duda de Descartes dobre todo lo existente, intentando partir de cero es importante resaltar la distinción con Leibniz, donde éste retoma elementos aristotélicos y platónicos principalmente para desarrollar su teoría de las mónadas, donde la sustancia es una sustancia viva, es decir no desecha lo antes dicho sino que parte de aquello para dar fundamento a sus sistema, evitando así caer en la distinción sujeto-objeto.

Leibniz tiene como punto referencial de su filosofía, el cuerpo, ya que en una especie de vitalismo, en el sentido en que todo está dotado de vida, la totalidad de la materia está viva, es decir, no hay materia inerte. Y esta vivacidad se encuentra en las mónadas de las cuales todo cuerpo es portador.

Así mismo Leibniz entiende que las mónadas que son independientes por sí mismas, son únicas e irrepetibles, están dotadas de un carácter específico, permanecen a través del cambio, sin embargo las fases temporales están contenidas dentro de las mismas y estas a su vez están interconectadas con toda otra en el universo.

Sobre el optimismo de Leibniz

Para Leibniz el universo está compuesto por infinitas mónadas, esto da pie a que su teoría caiga en un animismo que evidentemente recae en un pananimismo el cual se refiere a aquella teoría mística que todo lo existente está vivo.

Respecto a la idea de que Dios ha elegido el mejor de los mundos posibles y que el ocurrir de las cosas siempre es para bien, es satirizado por Voltaire en Cándido, donde me parece puede verse por un lado una tendencia voluntarista teológica de Leibniz, ya que es Dios el responsable de las leyes del mundo y su perfecta armonía, debido a que es el mejor de los mundos posibles al ser elegido por una voluntad perfecta, sin embargo la idea de que la concepción de las leyes de Dios debían ser comprendidas por los hombres haciendo uso de su razón y no meramente basándose en la fe, nos habla de un voluntarismo intelectual, en el que con base a la razón nos es posible comprender las leyes que Dios creó, éstas han sido creadas por una razón perfecta y divina, que es la de Dios.

--

--