¿Cómo transportarnos en otra ciudad?

Sobre mejorar la experiencia de movilidad

Andrea Aguilar Álvarez A.
Uncommon Design Strategy
4 min readJun 13, 2017

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Av. 9 de julio, Buenos Aires, Argentina

Sin importar el lugar en el que vivimos, todos los días, las personas tomamos decisiones que responden a nuestras necesidades de movilidad, que a su vez dependen de nuestras necesidades de vida. Factores como la ubicación de nuestra casa, trabajo, si pasamos a comprar algo o si debemos viajar con alguien más, influyen para que optemos por un medio de transporte en vez de otro.

Si hablamos de transporte público, la Ciudad de México no es precisamente el lugar más sencillo para moverse, requiere acostumbrarse a los empujones y a los codazos para entrar en el vagón, a ser paciente mientras se espera al “pesero” porque no tiene horarios para pasar, a buscar cambio en el Oxxo o en la tiendita para poder pagar, entre muchos otros.

Hace unas semanas, con un viaje en puerta a Buenos Aires, me pregunté ¿cómo será la experiencia de transportarme en otra ciudad? ¿cómo es que las personas se adaptan a nuevos entornos y transportes? ¿será más sencillo o más complejo? Y la verdad, es que fue más fácil.

Primero caminé, entendí los barrios, el tipo de tránsito, la velocidad de los autos, la luz preventiva antes y después del rojo y las obras del Metrobús sobre Leando N. Alem. Los números debajo de los nombres de las calles, me ayudaron a entender de forma más rápida y certera qué dirección debía tomar.

Cuando me cansé de caminar, use el colectivo o “bondi”. Primero consulté Google Maps para conocer las rutas, después supe de la existencia de una aplicación, BA Cómo llego, en la cual se muestran los posibles recorridos a pie, en auto y en transporte público.

Abordé también el Subte, que aunque tarda en llegar, funciona bien. En el andén, hay una pantalla donde se informa en cuántos minutos pasará el próximo tren y, sorpresa, sí llega a tiempo, no como aquí.

El Subte se unió a las protestas y marchas contra la violencia de género y los feminicidios en Argentina.

Arriba, en las calles, también hay pantallas que informan sobre el estado del servicio. Contar con información previa a llegar al andén, permite establecer una nueva ruta y ahorrar tiempo. Además, como dato curioso, algunos días las pantallas transmiten mensajes especiales o de conciencia social.

La cereza del pastel es que todos los transportes están conectados a través de una misma forma de pago, la tarjeta SUBE (Sistema Único de Boleto Electrónico) que permite a los usuarios abonar dinero para sus viajes en colectivo, subte o tren y que además funciona en Capital, área metropolitana y en los colectivos de más de 13 ciudades de Argentina.

www.sube.gob.ar

Llegado a este punto mi intención no es comparar, aunque es inevitable. Una lista interminable de factores nos hacen diferentes, como los 13 millones de la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y sus conurbados contra los 20 millones de habitantes de la recién bautizada CDMX y el área metropolitana, las condiciones geográficas, el trazo urbano, el aumento de los autos en las calles, las redes de transporte público, el ritmo de la ciudad que impacta en el andar de las personas, todo cambia e influye.

Pero independientemente de los números y las diferencias, me pregunto si alguna vez seré testigo de presenciar cómo el gobierno encontrará mejores soluciones a los problemas de movilidad –y ya encaminados, de calidad de vida– a los que día a día nos enfrentamos los habitantes de esta gran ciudad.

Desde mi punto de vista, usar una metodología de diseño centrada en las personas, serviría para mejorar las condiciones de movilidad en la CDMX. Lo que observé y experimenté en los transportes de Buenos Aires, es un buen ejemplo de cómo con adecuaciones sencillas se puede mejorar la experiencia de los usuarios. Si además, estas adecuaciones provienen de una aproximación y un estudio profundo de las necesidades de las personas, se puede mejorar no sólo la experiencia en el transporte, si no, la calidad de vida de los ciudadanos.

Soy una soñadora optimista, así que me gustaría ver a mi ciudad más ágil, innovadora e inclusiva. La tarea no sólo le corresponde al gobierno, si no, a todos los que vivimos aquí. Si todos cooperamos y trabajamos para vivir mejor, lo lograremos.

— Andrea Aguilar, de formación diseñadora editorial y hoy strategic designer en Uncommon. Le gusta caminar, viajar y explorar ciudades. Su twitter es: @colorfuclem

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