Del papel a la pantalla

Andrea Aguilar Álvarez A.
Uncommon Design Strategy
5 min readFeb 21, 2017

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Sobre el presente y el futuro de la tipografía

Recuerdo cuando comencé a escribir, tenía un cuaderno a doble raya donde repasaba una y otra vez la misma forma, poco a poco dibujé trazos que juntos formaban letras, para después convertirse en palabras.
La escritura es el puente que nos permite comunicarnos y entender el mundo que nos rodea.

Así como nosotros perfeccionamos nuestras letras, mundialmente se crearon técnicas de representación de los signos que han evolucionado a través del tiempo. Es por esto que en el siglo XV nace la tipografía, que permitió agilizar de manera significativa la producción impresa y hacer público el conocimiento de forma no antes vista. Gutenberg y su versión impresa de La Biblia se esparcieron por todo Europa sólo para más tarde darle paso a las ideas de cambio de Lutero.

En los siglos XVI y XVII se pusieron de moda los talleres independientes de los tipógrafos, en el XVIII llega la Ilustración y la tipografía logra desvincularse de la caligrafía. En el siglo XIX la Revolución industrial cambia por completo el paradigma y da lugar a una gran serie de innovaciones tipográficas, nacen las tipografías san serif (sin remates o patines) que marcaron tendencia y se mantienen de moda. En el siglo XX, se da una revolución digital con la aparición y popularización de las computadoras personales que otorgan la posibilidad de creación a diseñadores, ilustradores y cualquiera que cuente con ánimos para aventurarse a explorar.

La Biblia de Gutenberg o la Biblia de 42 líneas, impresa en 1454–1455.
Página de Hypnerotomachia Poliphili de Francesco Colonna, libro impreso en 1499 por el tipógrafo Aldo Manuncio.

Actualmente existen millones de opciones para satisfacer nuestras necesidades de tipografía. Por un lado, hay variedad de sitios con stock de tipografías que las personas diseñan y comparten de manera gratuita. Por otro, sitios de “fundidoras” modernas venden los clásicos junto con nuevas opciones totalmente adaptadas para su uso digital. Si no encontramos la tipografía que buscamos, la manipulamos a nuestro antojo, la estiramos, la coloreamos, la cortamos, simplemente la creamos; eso sí, unos con más destreza y espíritu estético que otros.

Los avances tecnológicos y los cambios que éstos le fueron requiriendo al diseño, marcaron el camino de la tipografía a través de los años. Por muchos siglos las tipografías vivieron dentro del papel, pero ahora, con la popularización de los medio digitales, la tipografía ha tenido que aprender adaptarse a la pantalla. A pesar que desde los 80’s ha ido perfeccionando sus formas para encajar en píxeles, con el nuevo y prolífico uso de pantallas de todos tamaños, se tuvo que generar el diseño responsivo. Éste, tiene como objetivo la visualización del contenido de manera correcta para mejorar la experiencia de los usuarios cuando leen desde sus smartphones, tabletas, etc.

Hinting u optimización para pantalla, es el proceso mediante el cual las fuentes son ajustadas para una máxima legibilidad en los monitores de las computadoras.

El diseño responsivo está generando una nueva oleada de ajustes en la tipografías, en el manejo de los derechos de autor de sus creadores y sobre la posibilidad de guardarlas y ofertarlas dentro de la web. Google Fonts, el ejemplo por excelencia, sale a la luz en 2010 con la intención de ser una herramienta para mejorar la velocidad de carga de tipografías de los sitios web. De las 14 fuentes con las que empezó, actualmente cuenta con un catálogo bastante amplio que incluye datos de sus creadores, estadísticas de visualización y la posibilidad de usar la fuente de elegida que se adaptará de forma responsiva a las pantallas de visualización. Como su slogan dice, Google Fonts hace de la web un lugar más hermoso, rápido y abierto a través de las mejores tipografías.

Además de adaptarse a los nuevos medios, la tipografía ha cambiado de forma sin cansarse. A través del tiempo hemos visto como se ha estirado o se ha hecho compacta, más curva o más puntiaguda, delgada o gruesa. Cada vez hay más variaciones y una tendencia de los últimos años es la deconstrucción tipográfica; letras que no acaban de cerrar, que están cortadas o sobrepuestas, a las que les falta una parte de la anatomía regular que conocemos. Toda esta exploración de la forma la relaciono con los límites de la legibilidad y la interpreto como una nueva búsqueda de identidad relacionada con el constante movimiento y dinamismo que nuestra época demanda.

Desde los tipos móviles de metal hasta la tipografía digital de nuestros días, el mundo de las letras siempre se ha relacionado con las actividades cotidianas, con las personas y su cultura.

La tipografía sigue presente en los medios impresos, en libros, periódicos, menús, etiquetas de ropa y productos, subtítulos en las películas, señales en la calle, a donde volteemos habrá un texto. Por todo esto, me cuesta trabajo pensar que la tipografía impresa desaparecerá pronto. Considero que la tipografía ha sabido evolucionar muy sabiamente, se ha adaptado a su época, se ha expandido, ha saltado de sustrato, se ha hecho enorme o muy pequeña, se ha vuelto popular y ha sabido ganarse nuestros corazones.

En el futuro imagino que la tipografía seguirá avanzando con la tecnología y sabrá adaptarse al mundo que le espera. Puede ser que encuentre un nuevo hogar, que tenga nuevas formas, que vuelva a ser estática o que viva en nuestras mentes. Al final, la tipografía es siempre poderosa porque su forma es fondo. Sus remates, su contraste y sus contraformas vienen a contarnos una historia, representan una época, un discurso, un pensamiento, un juego de argumentos que bien combinados pueden hacer explotar una revolución. Sólo espero que ese poder le pertenezca a quien sepa usarlo sabiamente.

— Andrea Aguilar, es diseñadora, investigadora y service designer en Uncommon, su cuenta de twitter es @colorfulclem

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