¿A quién le pertenece la modernidad?

Alberto Nazario
Uncommon Design Strategy
6 min readFeb 22, 2018

Un acercamiento al libro: Inventing the future. Postcapitalism and a World Without Work

Durante la historia, las utopías han jugado un papel muy importante en la construcción de la imaginación social. A través de la proyección de una sociedad ideal en otro tiempo e incluso en otro lugar, diferentes utopías nos han invitado a rechazar el presente y a imaginar un mundo mejor.

Las utopías, además de estimular la imaginación y la fantasía para orientar nuestras acciones, tienen una función crítica, es decir, nos ayudan a pararnos desde otro lugar, mirar en retrospectiva y evaluar si los paradigmas bajo los que operamos hoy son realmente los que queremos para vivir. Así mismo, las utopías reflejan las preocupaciones y las inconformidades de las sociedades que las piensan.

La sociedad soviética imaginaba un futuro socialista en el espacio. La imagen fue recuperada de un libro de texto para niños de 1965.

Al contrario de las utopías, las distopias se valen de imágenes de futuros indeseables para advertirnos sobre los posibles resultados de ciertas tendencias sociales y culturales.

Hoy podríamos afirmar que existen muchas más imágenes negativas que positivas sobre el futuro, podemos destacar libros, películas y contenido en general que abordan nuestras preocupaciones sobre las tendencias tecnológicas, sociales y políticas.

Ex Machina. Alex Garland /2015

¿Por qué estamos perdiendo la capacidad de imaginar futuros alternativos y positivos? Cuando pensamos en imágenes del futuro, uno de los ejes que mejor tenemos explorado es el de la tecnología: la inteligencia artificial, la automatización del trabajo o el uso de blockchain son temas recurrentes en el contenido que consumimos hoy. Sin embargo, me parece que los ámbitos políticos y sociales no los tenemos tan presentes. Hoy sobre todo, resulta casi imposible pensar en un modelo económico-político distinto al que tenemos, en palabras de Fredric Jameson, hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que una alternativa al capitalismo (1).

Históricamente, la izquierda ha encontrado su lugar natural en orientarse hacia el futuro, hacia la modernidad, al contrario de la derecha que, en general, se ha definido por buscar la preservación de valores tradicionales. Sin embargo, pareciera que el capitalismo y las corrientes políticas de derecha se han robado la modernidad. La modernidad, esta idea de descubrir el futuro, asociada con el progreso, el crecimiento, el desarrollo, la emancipación, la liberación, la ilustración y la vanguardia.

“Siéntete orgulloso, ciudadano soviético, has abierto el camino desde la tierra hacia las estrellas.”
La Ville Radieuse por Le Corbusier. El proyecto describe complejos arquitectónicos donde las personas viven sin diferencias de clases sociales, con espacios dedicados al esparcimiento social y al cuidado de los niños. El transporte general lleva a todos los habitantes a sus trabajos en los que permanecen no más de 5 horas diarias.

Hoy la izquierda es más bien identificada, y muchas veces se asume a sí misma, como un ente reactivo. Que se concentra en protestar y exigir soluciones inmediatas y no puede pensar de forma global, es decir, carece de una propuesta sistémica y de largo plazo. Hoy la izquierda no tiene una visión de la modernidad.

Justamente el objetivo de los escritores Nick Srnicek y Alex Williams con su libro Inventing The Future, Postcapitalism and a World Without Work, es articular una visión poderosa sobre una sociedad postcapitalista. En la primer parte del libro los autores profundizan sobre la izquierda actual y sus limitaciones para tener una idea propia de modernidad. Posteriormente redactan 5 exigencias (demands), visiones a largo plazo para vivir un mundo postcapitalista.

1 Automatización total

Se dice que para 2030 el 25% de los trabajos en EEUU serán eliminados gracias a la automatización. ¿Cómo podemos utilizar dicha situación inevitable para crear un futuro mejor? La propuesta es que la automatización liberará a la humanidad de los trabajos tediosos y mal remunerados. No hay que intentar detener la automatización, hay que impulsarla. Los autores puntualizan que la automatización debe ser impulsada por el estado y no por el sector privado, de esta manera se asegura que los ingresos producidos por la tecnología pertenezcan a las naciones y no a las empresas.

2 Reducir la duración de la semana laboral

Marx consideraba fundamental este punto en su visión post capitalista porque sólo así las personas podrían alcanzar “El reino de la Libertad”. Y entre otras cosas, con la reducción de las horas laborales se reduciría también el impacto medioambiental ligado a la actividad laboral. Además, se asegura que las personas gozaríamos de una mejor salud, podríamos involucrarnos en la política y en el crecimiento de la sociedad.

La pregunta obligada después de las 2 primeras exigencias es ¿de qué van a vivir las personas si disminuye su productividad?

3 Proveer un ingreso básico universal (UBI por sus siglas en inglés)

El UBI es un esquema que se ha explorado desde distintas perspectivas y con distintos modelos. Fundamentalmente se trata de proveer un ingreso suficiente para vivir (básico) y otrogárselo a todas las personas indistintamente y sin estar sujeto a ningún requisito (universal). Este ingreso, según los autores, debiera complementar los servicios de educación y de salud que provee el gobierno, y no sustituirlos. Mencionan que el problema del UBI no es económico, el dinero se puede obtener con medidas como la eliminación de la corrupción o la reducción del presupuesto militar. Sin embargo, puntualizan, el mayor problema es qué tan importante es hoy el trabajo en nuestras vidas.

4 Disminuir la ética del trabajo

“ El neoliberalismo ha establecido una serie de incentivos que nos obligan a actuar y a identificarnos como sujetos competitivos.” “Nuestras vidas se han estructurado alrededor de la autorealización competitiva, y el trabajo se ha convertido en la única vía para conseguirlo.”

El trabajo es una parte tan fundamental de nuestra identidad que nos cuesta pensar que nuestras vidas puedan tener sentido sin el concepto de trabajo y crecimiento que tenemos hoy. Los autores afirman que necesitamos un contra-proyecto que rete el paradigma actual del trabajo, en el que la mayor parte de las veces, la remuneración está asociada al sufrimiento.

La síntesis que aquí presento de las 4 exigencias para vivir un mundo postcapitalista puede parecer inocente para algunos, desde luego la primer barrera es que imaginar la viabilidad de dicho mundo va en contra de nuestros valores actuales, pero, citando la segunda ley de Jim Dator sobre el estudio de futuros: “cualquier idea útil sobre el futuro ha de parecer ridícula” (2). Y por otro lado, en el libro se mencionan ejemplos, para cada una de las exigencias, de diferentes paí­ses que han explorado alguna de las medidas mencionadas; en Finlandia existe actualmente un piloto para otorgar ingreso básico a sus ciudadanos, en Holanda existe un modelo con semanas laborales de 4 días, entre otros. Los autores, Srniceck y Williams, hacen un esfuerzo por fundamentar cada una de sus exigencias con tendencias actuales.

Me crié en un hogar cuyos valores se alinearon siempre a la izquierda, mis padres me hablaron de Marx, de Tomás Moro y me leyeron a Máximo Gorki. Puedo decir que durante mi infancia estuve en contacto con ideales políticos más que en ningún otro punto de mi vida. Como muchas personas de mi generación sólo he visto pasar de lejos diferentes acontecimientos políticos y alguna vez me levanté a protestar. Mis intereses políticos y sociales estaban apagados y mi poco involucramiento sólo me llevaba a decepcionarme de la izquierda, principalmente en mi país.

Este libro, más allá de si concuerdo o no con su postulado (que todavía no estoy seguro) me hizo advertir que sí existen visiones de la modernidad elaboradas por la izquierda, visiones que verdaderamente retan el estatus actual. Me ayudó a encontrar un marco de análisis en donde la crítica de lo real, las tendencias tecnológicas y la utopía conviven perfectamente. En ese sentido, me parece que uno de sus aciertos más grandes radica en su capacidad de inspirar a las personas a imaginar un modelo político-social absolutamente diferente, a rechazar el futuro que se nos presenta como el paso siguiente y a abrir la discusión para detenernos a inventar el futuro que queremos.

Aquí pueden encontrar el libro y acá pueden escuchar una entrevista con los autores.

(1) Especulative everything por Dunne y Raby
(2) What futures studies is and is not por Jim Dator

--

--