Innovación para la resiliencia

Andrea Aguilar Álvarez A.
Uncommon Design Strategy
7 min readOct 3, 2017

¿Puede el diseño ayudar en caso de crisis?

Hace unas semanas aterricé en Miami a la mitad de la lluvia, ligera pero constante siguió así los dos días posteriores. Le puse pausa a “Conga” de Gloria Estefan y guardé mi crop top para otro momento. Un día después estuve en Londres por una escala y el sol brillaba sobre el Támesis, no me importó tomarme un té a 32ºC, pero ¿dónde quedaron el lluvioso Londres y la soleada Miami? Si bien es cierto que esporádicamente el clima sorprende, en los últimos años se ha vuelto impredecible, el registro de temperaturas a nivel global ha cambiado drásticamente y se estima que continúen aumentando como lo han hecho durante los últimos tres años. ¹

El origen

El cambio climático no es un mito, es una amenaza para todo el planeta. Una de sus consecuencias más evidentes son los desastres naturales. Inundaciones, ciclones, huracanes e incluso algunos fenómenos tectónicos como los deslizamientos de tierra y terremotos están asociados a cambios en la temperatura. Esta, a su vez, depende del aumento de los gases de invernadero que provienen principalmente de la industrialización de diferentes actividades humanas y que año con año superan su registro histórico. ²

Curva de aumento de la concentración de gases de invernadero contra aerosoles en la atmósfera. (La línea verde son los gases de invernadero).

A finales del agosto pasado, se formaron tres de los huracanes con potencial más destructivo de los últimos años en el Océano Atlántico. Irma, José y Katia afectaron con fuertes inundaciones el Caribe y el sur de Estados Unidos. Asimismo, los sismos del 7 y 19 de septiembre en nuestro país, causaron profundos daños materiales y humanos en Chiapas, Oaxaca, Morelos, Puebla y Ciudad de México.

Imagen satelital del huracán Irma, uno de los más poderosos que se han formado en el Atlántico

Iniciativas

Aunque la mayoría de los gobiernos y organizaciones internacionales están tratando de encontrar una forma de sobrellevar y evitar más catástrofes relacionadas al medio ambiente, lo cierto es que para muchos países generar este tipo de estrategias no es un tema de primera necesidad, primero por ser poco costeable y segundo, por darle prioridad a la problemática que surge día a día y que implica una mayor urgencia.

Pero, todo esto ¿Qué tiene que ver con la innovación? Innovar es generar un cambio, encontrar nuevas posibilidades, aprender sobre las necesidades de las personas y crear transformaciones que les resulten benéficas. Y al hablar de desastres naturales, las necesidades se incrementan y atenderlas es prioritario porque se trata de situaciones de vida o muerte. Así que quise aprender más al respecto y me pregunté, ¿qué ideas innovadoras han surgido para atender los desastres naturales?, ¿qué productos existen para ayudar a las personas antes, durante o después de estos eventos? Con la intención de crear conciencia y estimular el interés en este tema, me di a la tarea de enlistar una pequeña pero significativa recopilación de estos productos innovadores.

Drones
Los drones son muy populares últimamente y aunque algunas personas los utilizan para comprobar si sus esposos les están siendo infieles, existen usos más humanitarios.

Por un lado, esta tecnología resulta clave para conocer las condiciones de las zonas después de un desastre y proporciona datos específicos que ayudan a identificar a las víctimas. Por otro, son una excelente opción para hacer envíos de todo tipo de artículos a lugares de difícil acceso. Alimentos, medicina e incluso sangre llegan a personas en necesidad en cuestión de minutos. El siguiente paso que han dado algunos desarrolladores es ajustar los materiales de los drones para que sus componentes sean comestibles.

Prototipo de dron con algunos componentes comestibles

Purificadores de agua
En casos de desastres naturales, el acceso a servicios básicos como electricidad, gas y agua potable suelen verse limitados por días, incluso meses y aunque todos son necesarios, la problemática más sensible es la relacionada al agua potable, sobre todo en áreas rurales o muy devastadas.

El Desolenator es un dispositivo que purifica agua contaminada o salada a través de una caldera que sólo funciona con energía solar, puede purificar hasta 15 litros de agua al día y fue el preferido por las personas en los Index Awards de 2015.

Capullos de protección

Proyecto K-107
La cápsula 107 fue creada para resguardar vidas en caso de siniestros mayores. La estructura en forma de huevo cuenta con una alarma vinculada a la alerta sísmica para advertir el peligro. En su interior, alberga un tanque de oxígeno con mascarilla para respirar, alimento y agua que duran hasta un mes y un sistema de localización GPS para ubicar a las personas lo antes posible. Podría utilizarse también en inundaciones gracias a su sistema de flotación.

Este prototipo fue desarrollado por el mexicano Reynaldo Vela Coreño, quien estima un costo de venta al público de 23 mil pesos, dado los materiales de importación que se requieren para su producción.

Better Shelter
Ikea, la marca de muebles y accesorios preferida por muchos, pasó la última década perfeccionando su albergue portátil al que llamaron Better Shelter, un refugio de aproximadamente 18 m² que se puede armar con tan sólo un martillo, lo que lo hace fácil de transportarse.

Además, cuenta con paneles solares en el techo que le permiten contar con luz eléctrica y cargar dispositivos móviles. Esta estructura brinda seguridad, privacidad y comodidad a las personas que perdieron su hogar por alguna crisis.

Ruido blanco

Durante la primera parte de la redacción de este artículo, el pasado martes 19 de septiembre un sismo con epicentro en el límite de los estados de Morelos y Puebla nos sorprendió a todos. Como pude bajé las escaleras del edificio en el que trabajo en la Condesa, me paré al escuchar la alarma sísmica y aunque mi primera reacción fue pensar en un simulacro, no lo era.

Sentí tres jalones muy fuertes antes de llegar a la puerta del edificio, el corazón me latía rápidamente, el miedo y la adrenalina me ayudaron a salir. Pensé que la estructura se vendría abajo porque escuche tronar unos vidrios y el suelo no se detenía, pero mis compañeros y yo tuvimos suerte y no fue así. Afuera nos agrupamos en el camellón junto con vecinos que salieron de todas partes y esperamos juntos hasta que el movimiento cesó.

Toda la cuadra olía a gas, caminamos varias calles pero la historia se repetía; vidrios, piedras y mucha confusión nos rodeaban. Había experimentado otros sismos, pero nada igual, en mis 30 años de vivir aquí nunca me había sentido así. Un ruido blanco se apoderó de mi mente y no ha dejado de sonar.

A partir de este punto miles de historias convergen, caminos de más de cinco horas a pie para llegar a casa, angustia, miedo, desvelo e impotencia enmarcadas de esfuerzo, cooperación, solidaridad y esperanza.

Una nueva esperanza

Como el polvo altivo que se levantó entre los cimientos, una nube de preguntas hizo que me replanteara si en verdad, en caso de otra crisis de esta magnitud, la innovación estaría a la altura de las circunstancias.

Cuando cada segundo transcurrido representa un respiro ¿puede el diseño realmente generar un cambio?, ¿los productos que diseñamos se adecuan a las necesidades de las personas?, ¿son productos costeables para la mayoría? ¿hacen una diferencia en sus vidas?, ¿realmente tomamos en cuenta las necesidades de nuestro contexto, de nuestras ciudades y países?

¿O diseñamos medio comparándonos con otros, respondiendo a un estándar estético o a una moda?, ¿pensando en ganar el concurso o el reconocimiento?, ¿con necesidades que poco tienen que ver con las nuestras?

Porque ahora sí, nos tocó vivir tiempos de crisis y emergencia y no veo al gobierno comprando drones para entregar despensas en los lugares más alejados de Chiapas o Oaxaca, o a todos los corporativos de avenida Reforma instalando cápsulas contra sismos para sus 300 empleados, ni a los municipios instalando refugios fáciles de armar que venden al otro lado del mundo.

Hoy estamos en reconstrucción y lo vamos a estar por un periodo largo. Los últimos días hemos demostrado que tenemos ganas de cambiar, de apoyarnos, de buscar mejores alternativas. Esta es la resiliencia, la capacidad de adaptación que las personas tenemos ante situaciones adversas, no es un proceso individual, si no que es social y cultural. Y la Ciudad de México cuenta con toda una estrategia trazada con miras a implementarse en un futuro, esperemos cercano.

Y ante la crisis cuesta mantenerse optimista, pero lo hago, porque este es el escenario perfecto para que la innovación encuentre un resquicio entre los escombros. Ayudémosla a salir.

— Andrea Aguilar es service designer en Uncommon, experta editorial, viajera y en twitter conocida como @colorfulclem

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