La descentralización del conocimiento

Reflexiones sobre el futuro del aprendizaje

Diego Beltrami
Uncommon Design Strategy
6 min readApr 27, 2021

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El paradigma tradicional de la educación ha sido el del templo del conocimiento. La centralización de la sabiduría y de la educación en espacios altamente regulados y definidos, con estrictas reglas sobre lo que entra y lo que no, asimismo como un gran poder sobre la generación y validación del conocimiento.

El mundo digital, como tantas otras cosas, crea un punto de ruptura y fomenta nuevas estructuras y posibilidades. La ruptura fundamental que se ha dado es justamente con esta centralización del conocimiento.

El conocimiento en todas partes

Lo que ha permitido la internet y las plataformas de difusión es democratizar la producción del conocimiento. Ya no hace falta ser un investigador redactando para una publicación académica para ser un generador de conocimiento, desde la época de los BBS (con sus gloriosos 12kbps) las redes hicieron más fácil que nunca compartir con otras personas ideas, experiencias y aprendizajes. Los avances y adopción tecnológica no hicieron más que acelerar este fenómeno.

Hoy en día con la masificación de la web y las facilidades para su acceso contamos con un volumen de información sin precedentes.

Este volumen de información involucra también un absoluto cambio de paradigma respecto al “templo del conocimiento”. Este cambio de paradigma se manifiesta en una serie de cuestionamientos que surgen sobre cómo concebíamos la formación.

¿Dónde?

Como pasó con todo lo que toca la web, el primer cuestionamiento fue sobre el espacio. Hoy en día el conocimiento ya no está concentrado en lugares especializados, está en todos lados y asimismo puede accederse desde todos lados.

Foto de Susan Q Yin en Unsplash

En un principio esto se manifestó simplemente en una democratización de acceso a los mismos materiales que podían encontrarse en los distintos espacios educativos, como cursos online de las principales universidades y especialistas, el poder acceder a bibliografía de todo tipo y de gran disponibilidad de información.

Además de acceso a la información una particularidad de esto es también el acceso a las personas, en lugar de que un filósofo me cuente sobre la perspectiva de Steven Pinker yo hoy en día puedo directamente ver el curso de filosofía que Pinker da en el MIT.

¿Quién?

Y ahí está lo interesante del segundo cuestionamiento, el cuestionamiento al experto. No desde la perspectiva de las fake news y la desestimación de la ciencia sino desde la perspectiva de la validez de todos los aportes y experiencias. No hace falta ser la máxima eminencia en un tema para poder compartir con otros lo que hemos aprendido. Aquí hay una verdadera democratización, no en el acceso, sino en la misma generación de contenido. Plataformas de contenido como youtube permiten que cualquiera con una conexión a la internet y un celular pueda compartir ideas, consejos o información. Mismo, este artículo de Medium que estás leyendo es parte de este nuevo ecosistema de difusión y generación de conocimiento absolutamente distribuido.

Del Medium de Uncommon

¿Cómo?

Aún así sigue habiendo una estructura de direccionalidad, donde una persona comparte con otros. En el modelo tradicional el rol del docente predominaba y en modelos (afortunadamente ya anticuados en la mayoría de espacios) la concepción era de pura transferencia de conocimiento de un experto a un estudiante. El último cuestionamiento que quiero compartirles es justamente el de los roles. La actual y más fuerte manifestación de esta distribución de conocimiento es la de los espacios horizontales para compartir y desarrollar conocimiento. El ejemplo más claro actualmente es el de la educación “Peer to peer” (“Entre pares” en español). Cada vez se ven más plataformas cuyo propósito es facilitar espacios para que las personas puedan compartir experiencias y conocimientos entre ellas desde una postura de igualdad. La modalidad de muchos de estos es generar espacios donde se pueden proponer temas y organizarse entre interesados para realizar encuentros. Algunas plataformas facilitan herramientas e incluso proveer a un moderador (quien cumple un rol muy diferente al de un docente tradicional) por una módica cuota.

Foto de Kevin Wolf en Unsplash

No sin sus dificultades

“I never let schooling interfere with my education.”

–Mark Twain

Estos cuestionamientos han creado increíbles oportunidades para todos, y sin lugar a dudas hay más cosas increíbles por venir. Pero no es un mundo de rosas, hay muchas dificultades asociadas a estos nuevos modelos.

Con la masificación de acceso a la información y cada vez mayor volumen de la misma disponible nos encontramos con una sobrecarga de datos. No somos capaces de filtrar tanta información. Hoy quizá lo más difícil a la hora de aprender un nuevo tema es saber por dónde comenzar. Esta sobresaturación puede resultar frustrante y fomentar una actitud pasiva sobre el aprendizaje.

Con la facilidad de difusión cada vez más personas comparten información en la red, esto da la oportunidad de acceder a ideas que quizá en otro momento histórico se hubieran perdido o quedado relegadas a un lado, pero esto crea un serio problema de legitimidad. ¿Tiene realmente el mismo peso la visión de un experto y de un practicante? ¿Cómo confiar en la información? Es así como estamos atravesando una época de fake news, teorías conspirativas y autovalidación de las opiniones.

Con la disolución de los roles hay una falta de expansión del conocimiento, las ideas disruptivas o el cuestionamiento que fomentan las perspectivas críticas muchas veces vienen justamente de una figura experta que busca expandir los horizontes. Si somos todos pares es más fácil desestimar los cuestionamientos a las creencias y paradigmas propios.

Foto de Tim Gouw en Unsplash

Conclusiones

Muchas de estas dificultades son producto justamente de los cuestionamientos iniciales a las estructuras tradicionales. Curación del contenido, legitimidad del mismo y fomentar la visión crítica son las fortalezas de la educación superior formal. El problema es que la rigidez de instituciones fuertemente arraigadas y con tanta historia no le ha permitido adoptar las ventajas de las nuevas tecnologías. Esta rigidez ha hecho que las instituciones tradicionales no puedan adaptarse fácilmente a los cambios, cada vez más rápidos, en la práctica profesional y los nuevos conocimientos que surgen constantemente. Es así que muchas personas cuestionan la utilidad de una formación superior de nivel universitario prefiriendo la autoformación o cursos cortos (también podemos hablar de la necesidad de inmediatez de las nuevas dinámicas sociales pero eso es tema de otro artículo).

La realidad actual es que la educación superior está en un punto de inflexión y necesita reimaginarse dentro del nuevo paradigma. La gran pregunta es quién podrá hacerlo primero ¿Las instituciones existentes? ¿Los nuevos jugadores sin experiencia? ¿Las grandes organizaciones (como vemos en los casos de Google y Facebook)?

Esto es importante para las organizaciones contratando nuevos colaboradores, ya que empiezan a surgir cuestionamientos sobre cuál es la mejor formación o cuáles son los conocimientos relevantes a tener en cuenta a la hora de contratación. Y no solo eso, sino que también es relevante tener en cuenta esto a la hora de fomentar futuras especializaciones y entrenamientos.

Todo cambia, y la creación y adquisición del conocimiento no es la excepción.

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