¿Qué puede frustrar la llegada a Marte?

Sobre la importancia de la inspiración

Ernesto Gómez
Uncommon Design Strategy

--

Hace un par de semanas mientras peinaba mi timeline en Twitter me encontré con el extracto de una entrevista que le realizaron a Elon Musk, la cual fue moderada por Chris Anderson curador de las TED Talks. El video dura cerca de cuarenta minutos, sin embargo hubo un momento de la entrevista que llamó tanto mi atención que me vi en la necesidad de abandonar mi desayuno de domingo, para después tomar mis llaves y salir a caminar con la reflexión en la cabeza. Siempre me ha impresionado la claridad que tiene Elon en algunos asuntos.

La idea es esta: “People are mistaken when they think that technology just automatically improves.” El ejemplo que da Musk es con la carrera al espacio de 1969.

El mensaje de Elon Musk nos cuenta acerca de tiempos de bonanza donde había una visión que jalaba la carreta. Fuimos capaces de llegar a la luna pero lo terminamos arruinando. Abandonamos la carrera y la hazaña pareció ser solo un chispazo en la historia. Pasamos de la gloria al ridículo en un par de años.

El apunte en retrospectiva va en contra de cómo solemos pensar el funcionamiento del progreso tecnológico, casi siempre lo pensamos como si fuera un tren sin frenos avanzando a máxima velocidad. Por inercia pura. Musk se pone en contra cuando dice: “[Technology] only improves if a lot of people work very hard to make it better and actually, I think, by itself, it will degrade.

La tecnología no avanza sin el esfuerzo de millones. ¿Pero cómo hacemos para provocar el esfuerzo de millones?¿Cómo hacemos para que todos conversen sobre autos que se manejan solos o platiquen sobre aterrizajes verticales? Creo que la mejor manera es teniendo una visión: una estrella del norte que nos haga querer construir cosas que nos trasciendan. Para lo cual Elon también da la receta diciendo “I think the value of beauty and inspiration is very much underrated.” Para el emprendedor sudafricano es la piedra angular entre llegar a Marte o no. Pensemos por un momento que Musk es un personaje que atrae a sus empresas a las mentes más brillantes de nuestra generación. Dentro de sus compañías, seguro forma parte de charlas de primer orden en términos de STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). Y aún con toda esta supuesta sobre-exposición de virtuosismo en su día a día, es la belleza y la inspiración lo que considera lo más debilitado en nuestro sistema.

Por otro lado existe la ley de Moore que es un recurso (en mi opinión gastadísimo) utilizado para hacer un pronóstico del porvenir tecnológico. Para ponerlo en contexto, la explicación detrás de la ley es que el número de transistores que contiene un circuito se duplica cada año, con motivo de los avances en los medios de producción. La traducción en español es que cada año tenemos el doble de capacidad para producir más y mejores cosas. Así de forma consecutiva. Es una gráfica que representa el paso vertiginoso del progreso.

Mi mayor inquietud viene de cruzar la ley de Moore con ideas como las de Elon Musk. ¿Acaso la belleza y la inspiración se ha ido duplicando cada año?¿El siguiente año tendremos dos Elon Musks, en 2019 tendremos cuatro y para 2020 llegarán a ser ocho?¿Hasta cuando se agotará la dichosa ley de Moore para darle sentido a los años que vienen?¿Tenemos las suficientes promesas en la cantera o siempre tendremos solo un Jobs o un Musk por generación? Algo no cuadra. Suena trágico y desolador tener tan pocos visionarios.

Para algunos la apuesta está en impulsar una nueva generación de visionarios y mejorar el resultado del melting pot actual. ¿Cómo empezar? Mirando hacia las artes: STEAM (Science, Technology, Engineering + Arts + and Mathematics). Entonces ¿qué artes pueden ser el mejor vehículo de la belleza y la inspiración? Voy a dar mi respuesta sesgada, cargada y mañosa: para mi la esperanza está en la palabra escrita.

John Maeda cuando era socio de uno de los fondos de inversión más fuertes en Silicon Valley remató diciendo “olvídense del código, escribir es la habilidad necesaria para formar empresas unicornio” (Uber, Airbnb, Snapchat, etc). Creo firmemente que el lenguaje escrito es la mejor manera de dar claridad a cualquier idea que intentemos comunicar. En este caso, si se trata de expresar la visión de una organización, un manifiesto tiene el poder de cambiar nuestras opiniones, incitar a la acción, dividirnos o unirnos. Por mencionar otro ejemplo, R/GA, una agencia multimedia neoyorquina, abrió un departamento de Verbal Design. Se creó para pensar el desarrollo de marcas o productos en todos sus puntos de contacto desde el lenguaje. Jennifer Vano, quien lidera el departamento piensa que un Diseñador Verbal debe pensar como un novelista, no como un mercadólogo.

Claro que hacer ficción no es sencillo. Pero así como con otros formatos creativos ya sea la música o el cine existe la posibilidad de que el lector/espectador sea otro tan pronto acabe con el último párrafo. Algo puede cambiar en ellos. En el más reciente reporte de Uncommon trabajamos con el desarrollo de ficciones donde se habla sobre el trabajo. La investigación propone cuatro escenarios cada uno con una temible posibilidad a convertirse en realidad. Los mundos se cuentan con una historia que invita al lector a imaginar las consecuencias. Queremos compartir con nuestra audiencia la visión que tenemos sobre el futuro del trabajo.

Tenemos el concepto de storytelling, en una esquina del cuadrilátero, golpeadísimo y agotado en el banquillo de tanto que se ha manoseado. Todos dicen que hacen. Mucho ruido y poca acción. Ejercicios como las narrativas que publicamos sirven para volverse a poner los guantes. Creo que frente a nosotros están dos caminos, hacer copys bonitos, nombres con chispa, material de clickbait o nos vamos acercando a Marte con nuestras palabras.

— Ernesto Gómez es mercadólogo y service designer en Uncommon, su cuenta de twitter es @tizapense

--

--