A thousand of self, 2007: Noriko Ambe

Tecnología en la era de la hiperatención

Alberto Nazario
Uncommon Design Strategy
5 min readSep 4, 2018

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Hoy la tecnología nos promete conectarnos no sólo con nuestros dispositivos personales, sino con cada uno de los objetos, muebles y máquinas con los que interactuamos. Hoy un refrigerador inteligente tiene la capacidad de notificarnos que nos hace falta leche y de ordenarla automáticamente; hoy la variedad de sensores nos podrían notificar incluso cuando un plátano se está echando a perder. Muchos de los artefactos con los que convivimos además son capaces de hablarnos. En este contexto de saturación, lleno de alarmas, notificaciones, sonidos, vibraciones y voces se vuelve más complicado concentrar la atención en las cosas que realmente nos importan.

Muchas compañías están peleando por captar nuestra atención. Los desarrolladores detrás de gigantes como Instagram, Facebook o Snapchat lanzan interfaces diseñadas para persuadirnos a mantenernos conectados: Netflix reproduce el siguiente capítulo de la serie inmediatamente, Spotify reproduce otro tema cuando la lista de reproducción ha terminado, los videos de Instagram se reproducen solos mientras navegas. Cada minuto que pasamos en estas plataformas aumenta el valor de sus acciones, su rentabilidad se define en función de su capacidad por maximizar el tiempo que pasamos en la pantalla.

Mark Zuckerberg declaró que las personas pasan en promedio 50 minutos al día en Instagram, Facebook y Messenger; según este artículo, eso es más del tiempo promedio que las personas dedican a hacer ejercicio, leer, socializar e incluso cocinar. Aquí no se trata de decir qué está bien o qué está mal, sino simplemente señalar que las compañías, en el afán de aumentar sus ganancias o mantener su modelo de negocio (muchos de ellos basados en recopilar información de los usuarios y vender publicidad), se valen de técnicas de persuasión para mantenernos conectados; al ser tantas las compañías que necesitan de nuestra atención para sobrevivir, nos estamos saturando. Si la atención se ha convertido en una moneda de cambio es precisamente porque no es infinita.

El recurso más escaso del siglo XXI no será la tecnología; sino la atención. Mark Weiser

El autor Byung-Chul Han afirma que vivimos en una era de hiperatención: ésta se caracteriza por una atención dispersa, que cambia constantemente de foco entre diferentes tareas, fuentes de información y procesos; de hecho, fenómenos como la procastinación o el multitasking están relacionados a este cambio de foco en la atención.

Obviamente, como en cada época, existen iniciativas que tratan de contrarrestar los fenómenos del momento que viven. En este caso, Calm Technology y Time Well Spent son dos de ellas.

Calm technology es el nombre de una corriente de diseño que fomenta la creación de tecnología que ayude a las personas a cumplir sus tareas con el menor “costo mental” posible. Tiene sus orígenes en un texto de 1996 titulado “La Computadora del Siglo XXI” en el que Mark Weiser imagina un futuro en donde la tecnología desaparece en el entorno de la vida diaria y pasa a ser usada sin que seamos conscientes de su existencia. La electricidad es un buen ejemplo, la utilizamos todo el tiempo, nos ayuda a realizar otras tareas pero no nos damos cuenta de que está ahí.

Para explicar mejor su idea, Weiser y su equipo ubican la realidad virtual en el extremo contrario del mundo que imaginan. La realidad virtual es un ambiente fabricado que vive en un casco o en unos lentes; la tecnología de la información, según ellos, debería estar integrada en el ambiente real de las personas.

La pluma “Bamboo spark” te permite escribir sobre papel normal al mismo tiempo que digitaliza todo el contenido. Es un ejemplo de calm technoglogy dado que puedes realizar una actividad de forma normal, sin ser consceinte de lo que está sucediendo detrás. Además, su única función es escribir o dibujar, no permite distracciones en otras tareas.

Recientemente, Amber Case, una cyborg-antropóloga recuperó estas ideas y escribió un libro que sirve como guía para diseñar tecnología que brinde calma. Los 7 principios de Calm technology son:

La tecnología deberá requerir la menor cantidad de atención posible.

La tecnología debe informar y crear calma.

La tecnología debe hacer uso de la periferia.

La tecnología debe amplificar lo mejor de la tecnología y lo mejor de la humanidad.

La tecnología se debe comunicar, pero no necesita hablar.

La tecnología debe funcionar aún cuando falla.

La cantidad correcta de tecnología es la mínima necesaria para resolver un problema.

La tecnología debe respetar las normas sociales.

La app Ommwritrer está pensada para que el usuario se enfoque únicamente en escribir, con las mínimas herramientas posibles para evitar distracciones.

Desde 2013 el Center for Humane Technology ha impulsado Time Well Spent, un movimiento que trata de revertir los efectos negativos que la “batalla por la atención” ha traído a la salud mental , las relaciones sociales, los niños y la democracia. Su lema es: “realineando la tecnología a los mejores intereses de la humanidad”.

Esta iniciativa invita a las personas a tomar acción sobre este tema a partir de intervenciones básicas en los smartphones: como desactivar todas las notificaciones excepto las que son de personas para evitar interrupciones innecesarias o poner el teléfono en tonos grises para evitar que los colores alerten y causen ansiedad, o comprar un reloj despertador y cargar el teléfono lejos de la cama para no despertar y mirarlo automáticamente. Uno de los pilares más importantes de esta iniciativa es hacer conciencia entre los ingenieros, diseñadores y desarrolladores para que la tecnología que ponen en manos de las personas fomente valores como la libertad de decisión y las ayude a pasar el tiempo en lo que “realmente importa”.

Según Franco Berardi en su libro La fenomenología del fin, la saturación de información hace que decrezca nuestra capacidad de extraer significado a las cosas, es decir, cuando hay tanta información es menos probable que nos detengamos a analizarla. El autor va más allá, afirmando que el incremento de los flujos de información nos está haciendo perder la sensibilidad. A mayor cantidad de estímulos, menor es la sensibilidad y menor es el placer que somos capaces de experimentar.

Si la manera en la enfrentamos los flujos de información está transformando incluso la forma en la que analizamos y disfrutamos el mundo a nuestro alrededor, me parece importante que seamos conscientes de las consecuencias de nuestros hábitos; y como diseñadores o personas que intervienen en el desarrollo de tecnología, es imperativo que seamos intencionales en las decisiones que tomamos. El diseño centrado en el usuario, el diseño de servicios, el diseño estratégico y demás corrientes no sólo se tratan de facilitarle tareas a las personas; en su nivel más fundamental, el Diseño debería abogar por los mejores intereses del ser humano.

*Me tardé tres veces más de lo estipulado en escribir este texto por culpa de todas las distracciones que el mundo digital me proporciona.

*Nota editorial: pretextos.

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