Roma no se construyó en un día

Sobre Publio Cornelio Escipión y Quinto Fabio Máximo

Chema Larrea
Unión, Progreso y Democracia

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Publio Cornelio Escipión, más conocido como “El Africano” fue un político romano que combatió como general contra Cartago en la II Guerra Púnica. Eran los orígenes de Roma, de la República Romana, Roma había crecido y habiendo pasado de un simple sueño había conquistado la península itálica, todavía con pugnas con la Magna Grecia y frente a los grandes imperios como el reino Seléucida o Egipto surgió un problema durante su expansión inicial: Aníbal Barca.

Situémonos, la República Romana empieza en el 509 a.C. y en los s. IV y III a.C. con las guerras púnicas se juega su futuro: el ser un reino más o llegar a crear un Imperio. Después de la I GP (Primera Guerra Púnica) donde Roma se apoderó de Sicilia, Cartago con Aníbal años después en la II GP con la intención de destruir Roma atraviesa, con el mayor ejército al que se había enfrentado Roma hasta la fecha, los Alpes y llega hasta las mismas puertas de Roma poniendo en jaque al incipiente poderío romano.

Legiones romanas formando un testudo. Las siglas S.P.Q.R. hacen referencia a Senātus Populusque Rōmānus, que quiere decir «el Senado y el Pueblo Romano»

Durante los años de lucha entre Cartago y Roma la familia de los Escipiones siempre defendió en llevar la guerra a África y sacarla fuera de la península itálica, es decir atacar en vez de defender y usar soluciones nuevas e imaginativas. Por el contrario en el Senado Romano no todos opinaban igual y los Fabios (una familia diferente dentro del Senado y que inicialmente eran mayoría y tenían control sobre el Senado) pensaba que lo mejor era esperar y aplicar otras medidas políticas frente a las decisiones que había de tomar.

Durante los 17 años que duró la II GP hasta que no se cambió de estrategia y se llevó la guerra a África la guerra la fue ganando Aníbal y en parte por el deseo de poder de Quinto Fabio Máximo que casi lleva a la destrucción de la misma Roma. Por suerte no fue así, aunque Fabio Máximo fue nombrado cónsul 5 veces y otras 2 dictador. Hubo momentos especialmente dolorosos como cuando Aníbal llegó a las puertas de Roma o la batalla de Cannas. Los escipiones siempre fueron críticos y leales al Senado a pesar de no compartir algunas (o muchas) de las decisiones ni la estrategia que decidía un Senado donde dominaban los Fabios.

Con la estrategia conservadora de Quinto Fabio Máximo este evitó en todo momento un enfrentamiento directo contra Aníbal mientras que internamente se aprovechaba del miedo para acumular poder, perpetuarse en él y acabar con cualquier que osara oponerse. Muchos buenos romanos cayeron intentando cambiar las cosas desde dentro, otros atacando directamente a Quinto Fabio no hacían otra cosa que perjudicar a Roma y que desde las filas de los Fabios se afirmaba que quien atacaba a Quinto Fabio atacaba a la mismísima Roma. Cuando el sueño de Roma es mucho mayor que Quinto Fabio, que la familia de los fabios, que los escipiones o que los propios brutos (descendientes directos del propio Rómulo, fundador de Roma).

“Roma non uno die aedificata est”— Proverbio Romano — “Roma no se construyó en un día”

Y la verdad es que Roma no se construyó en un día, ni en dos, ni en 7 años (en clara referencia a las 7 colinas), la verdad es que la città eterna tardó mucho tiempo, mucho esfuerzo y costó muchas vidas de romanos de bien. Claro que también hubo tiranos y embaucadores que bajo el estandarte romano hicieron tropelías. Pero ello no quita que Roma fuera un bonito sueño por el que luchar y morir. Tiranos habrá siempre. Pero Roma no paga a traidores. Y el salario era sólo por los servicios prestados en la batalla contra bárbaros o enemigos externos.

Discurso de Marco Antonio ante la estatua de Pompeyo

El inicio de la República Romana se marca con la caída de Tarquinio el Soberbio, último rey de Roma, del cuál se dice que era “despiadado y déspota”, lo que hoy en día sería algo así como autoritario. También Tarquinio fue el que se encargó de nivelar la Roca Tarpeya, lugar de ejecución de aquellos que fueran considerados asesinos y traidoes. Con la época republicana empezó una época donde la política, el equilibrio de fuerzas y la separación de poderes tenían más importancia que las decisiones unilaterales de los dictadores (dictator — autoridad suprema en los momentos difíciles, especialmente en los casos de guerra). Los dictadores solían serlo en ocasiones especiales y siempre de forma temporal. César al nombrarse dictador vitalicio fue asesinado por un grupo de senadores ya que el que una vez había sido salvador y conquistador se estaba convirtiendo en tirano. Asesinado con puñaladas por la espalda. Muy político todo.

Volviendo a la historia de II GP, el 19 de octubre de 202 a. C. se produjo el enfrentamiento entre los ejércitos de Aníbal y Escipión en la Batalla de Zama. Para la campaña africana Escipión contó con las llamadas legiones malditas, las que fueron humilladas en Cannas y que eran repudiadas por los propios romanos y que tenían en un exilio interior en Sicilia, lo más lejos posible de Roma. Escipión levantó un ejército deshauciado, del que renegaban y lo convirtió en las legiones que derrotaron Aníbal. Tras casi un día entero de batalla y en inferioridad numérica, el ejército que luchaba junto a Escipión frente a los ochenta elefantes y aproximadamente cuarenta mil cartagineses dió una gran victoria a los romanos y sus aliados. En honor a esta victoria, Publio Cornelio Escipión tomaría el nombre con el que se hizo célebre: “el Africano”. Tras esta victoria el poder de Cartago fue muy mermado, desarmado militarmente y sin flota de guerra. El poder de Roma se extendió. Al final tenía razón el joven Escipión.

Libro con la historia de las legiones que desafiaron a Anibal Barca

Ingrata patria, ne ossa quidem habebis” — “Ingrata patria, ni siquiera tienes mis huesos” — Publio Cornelio Escipión

En el epitafio de Publio Cornelio Escipión se podía leer la frase de Ingrata patria, ni siquiera tienes mis huesos”, donde Escipión muestra lo difícil y desagradecida que es la política y como a pesar de haber dedicado su vida a Roma, esta fue desagradecida con él. Sin duda las falsas acusaciones de corrupción (de recibir sobornos y apropiarse de parte del tesoro de la victoria a Antíoco), los continuos ataques de sus enemigos llevaron a Escipión y su familia a abandonar Roma y autoexiliarse.

Tanto Quinto Fabio Máximo como Publio Cornelio Escipión estaban de acuerdo en que ‘Carthago delenda est’ (‘Cartago debe ser destruida’), pero las formas de hacerlo eran bastante diferentes. No sólo la forma exterior, sino también interior. Quinto Fabio reconquistó Tarento aunque según parece con sobornos y tácticas no del todo limpias.

Si algo saco como conclusión de la vida de Escipión el Africano es que Roma no se construyó en un día y que costó la vida de muchos y buenos ciudadanos. Muchos se fueron, otros llegaron, pero nunca nadie dijo que fuera fácil y para lograr su empresa le llevó más de 17 años, donde inicialmente con una fuerta oposición interna dentro del Senado y después fuera contra el mayor enemigo que tuvo Roma hasta el momento. Y que a pesar de todos los esfuerzos, nunca fueron en vano y aunque nunca fueron suficientemente reconocidos y que hasta él mismo no pudo escapar de un falso rumor. Por ello, por muchos obstáculos que tengamos, por muchas pérdidas de romanos de bien, por muchos intentos de puñaladas por la espalda no debemos perder la esperanza. No debemos olvidar nuestros orígenes. Y no debemos olvidar nuestro objetivo el cual no hay que conseguirlo a cualquier precio: Carthago delenda est.

“¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Cuándo nos veremos libres de tus sediciosos intentos? ¿A qué extremos sé arrojará tu desenfrenada audacia?¿No te arredran ni la nocturna guardia del Palatino, ni la vigilancia en la ciudad, ni la alarma del pueblo, ni el acuerdo de todos los hombres honrados, ni este protegidísimo lugar donde el Senado se reúne, ni las miradas y semblantes de todos los senadores? ¿No comprendes que tus designios están descubiertos? ¿No ves tu conjuración fracasada por conocerla ya todos? ¿Imaginas que alguno de nosotros ignora lo que has hecho anoche y antes de anoche; dónde estuviste; aquiénes convocaste y qué resolviste? ¡Oh qué tiempos! ¡Qué costumbres!” —Cicerón. Primera Catilinaria.

“Enfrentarse a un parlanchín es una hazaña, cierto. Pero ¿qué hacer con quién nos invade para imponernos su mutismo?” — Amélie Nothomb. Las Catilinarias.

Imagen de Escipión, “el africano”

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