UX y Brazilian Jiu-Jitsu

Marcela Sánchez
unsafespace
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8 min readAug 18, 2020

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Mi historia en el Brazilian Jiu-Jitsu contada desde mi perspectiva como Diseñadora UX.

BJJ Sisters — 2017

Hace un par de años tuve la oportunidad de trabajar con un gran equipo de Diseño. Entre algunas de sus prácticas tenían reuniones de “Design Share Out” en las que todos, Diseñadores, Directores, Contenido o Marketing, podían exponerle al equipo avances en sus proyectos, algún artículo que les pareciera relevante para el conocimiento general, noticias sobre software nuevo, entre otras cosas. Empecé a entender un poco el concepto de cultura de equipo.

Durante algunas semanas el Director nos propuso responder 2 preguntas para nuestra reunión de estatus: ¿Cuál es su objetivo personal para la semana? y ¿cuál es su objetivo profesional? Yo, entraba un poco en pánico al inicio de las reuniones por varios factores: el orden aleatorio para responder, tener que hablar en inglés con personas que sabían español (solía preocuparme mucho que “descubrieran mis errores de gramática”)️ y por querer compartir algo profundamente interesante. ¿El objetivo laboral para la semana? fácil, ése se respondía sin problema; pero el personal… era de las primeras veces que tenía que compartir éso frente a un equipo de trabajo.

Con el tiempo y la práctica el pánico bajó, y al final, entendí que ése tipo de ejercicios, realmente nos ayudan a acercarnos un poco a los demás. Nos sacan de ése piloto automático y medio robótico de reporte de horas, de decir qué hice ayer, qué voy a hacer hoy o qué obstáculos tengo y nos conecta con los humanos que tenemos al lado.

Mi historia en el Brazilian Jiu Jitsu

“La vida es tu maestra, y tú estás en un estado de aprendizaje constante” — Bruce Lee

Para empezar éste ejercicio de “unir dos pasiones” El Brazilian Jiu-Jitsu (BJJ) y el Diseño de Experiencia de Usuario (UX), voy a enmarcar el artículo bajo las preguntas que mencioné:

  1. ¿Cuál es mi objetivo personal?: Estudiar el caso del Brazilian Jiu-Jitsu Femenino en Colombia y entender cómo puedo ayudar a mejorar la experiencia de las mujeres que deciden intentarlo por primera vez.
  2. ¿Cuál es mi objetivo profesional?: Poner en práctica un Proceso de Investigación UX (mientras escribo mis primeros artículos para documentarlo) 🙃

Proceso de Diseño

Trabajando como diseñadores, al empezar un proyecto idealmente seguimos un proceso para enmarcar la situación o el problema que queremos estudiar. En éste caso me centraré en: Las Mujeres en el Brazilian Jiu-Jitsu.

Problema:

Baja tasa de retención de nuevas practicantes de BJJ (Brazilian Jiu-Jitsu) en Colombia

Objetivo:

Conocer mejor el contexto de las mujeres que inician en el BJJ y entender:

  1. Las razones comúnes por las que empiezan
  2. Las razones comúnes por las que lo abandonan

Primeros pasos: La Entrevista

La entrevista, es una buena alternativa para identificar ésos momentos difíciles (pain points) o momentos de felicidad (moments of delight) durante la experiencia que una persona tiene al utilizar un producto o servicio. Así, todas las partes interesadas (diseñadores, investigadores, desarrolladores, producto, negocio, etc.) podemos: 1. entender el contexto de los usuarios y 2. conocer qué partes de la experiencia se podrían mejorar o hacer menos complicadas.

A continuación seguiré con un — recurso no tan ortodoxo — la autoentrevista. Ésto será un “monólogo” en el que seré la entrevistadora (Diseñadora UX) y la entrevistada (Cinta Marrón de Brazilian Jiu-Jitsu)

¿Cuál es mi primer recuerdo con las Artes Marciales?

No tengo presente haber sentido interés por las Artes Marciales durante mi niñez o mi juventud. El momento en el que estuve más cerca de un tatami (el piso o mat que se usa para entrenar), fue a mis 6 o 7 años, cuando acompañaba a mi tía a recoger a mi primo de sus clases de Karate. Recuerdo un cuarto muy grande con niños haciendo ejercicios raros y nosotros mirando desde una puerta sin poder pasar.

¿Por qué decidí empezar a entrenar BJJ?

Hace 8 años, durante mis primeras experiencias trabajando en una oficina, decidí que necesitaba hacer ejercicio. Pregunté con mis amigos y terminé inscribiéndome en una Academia de Artes Marciales Mixtas.

¡Me enamoré de todo! El tatami gigante que tenían, las bolsas de boxeo, la jaula (octágono), guantes, tobilleras, vendas, patadas y puños. Probé todas las clases: Boxeo, Muay Thai, Lucha, Acondicionamiento, MMA (Mixed Martial Arts) y tenía un promedio de 2 a 3 clases diarías en un bloque seguido de 3 horas. ¡Enloquecí! Todo me encantaba, excepto por una extraña clase de gente en pijama revolcándose en el piso: Brazilian Jiu-Jitsu.

Entonces, llegó un nuevo profesor. Carlos Quintero, Cinturón Púrpura. Recuerdo que nos enseñó una de las sumisiones más populares, la llave de brazo o armbar. ¡Y ése día, brillé! Entendí todo el enredo de pasos para lograr la hermosa coreografía de romper brazos. Y Charlie lo notó. Al finalizar la clase me dijo:

“Marce, el próximo año te vamos a llevar a Argentina para que participes en las eliminatorias al torneo en Abu Dhabi”

“Todo me encantaba, excepto por una extraña clase de gente en pijama revolcándose en el piso: Brazilian Jiu-Jitsu”

¿Recuerdas algún momento en particular, en el que hayas querido renunciar?

¡Muchos! Y para responder éso recurriré a el sistema de graduación del BJJ: Cinta blanca, azul, púrpura y marrón (dentro de unos años contaré sobre la cinta negra)

Cinta Blanca

Sin duda los días y meses más retadores de todos. Como cinta blanca tuve todas las dudas posibles. Practicamente viví en un estado de confusión permanente (algo que no ha cambiado mucho) ¿Qué es un “tatami”? ¿Es cierto que no se puede lavar el cinturón? ¿Es cierto que quitándome y poniéndome el citurón 10 veces seguidas iba a aprender? ¿No estamos muy cerca de nuestro compañero? ¿Qué es un drill? ¿Cómo así que existe la memoria muscular, será que es mejor que mi memoria regular? Podría resumirlo todo en: FRUSTRACIÓN. Estuve cerca de renunciar al verme con tan poco control sobre la situación, por no encontrar fuentes para aprender con mis ancestrales hábitos de estudio: profesor, puprite, tablero y cuaderno con notas perfectamente organizadas. Por no saber si existía algo como “Fundamentos del BJJ — Tomo 1” y por entender que finalmente iba tropezar muchas veces. Muchas.

Cinta Azul

Para éste momento ya había dejado de practicar cualquier otro tipo de técnicas de combate. Me convertí en la sombra de mi profe Charlie y empecé a visitar más seguido su academia; tanto, que terminé por cambiarme de barrio para facilitar un poco más los deleitantes trayectos en Bogotá. Tuve mi primer viaje fuera del país para asistir a un Camp de Jiu-Jitsu Femenino en México. Y empezamos un proyecto de BJJ para mujeres en Colombia con mi amiga Lili: BJJ Sisters.

Sin embargo, la frustración volvió al ver cómo mis compañeros lograban entender las técnicas tan rápido, cómo hablaban de personalidades del BJJ, torneos y sumisiones que yo “debería saber” Recuerdo varios días en los que salía de la clase llorando.

Me cuesta un poco entender qué hacía que siguiera ahí. A veces pienso que frases como: ”si vas a entrar al tatami, deja tu ego afuera” son necesarias y en ocasiones reveladoras; sobre todo, cuando tienes a una persona pasándote guardia con todo su peso perféctamente aplicado. Pero también recuerdo mi Cinta Azul como el momento en el que quería ganarlo todo: los torneos locales, los internacionales, los seguidores en Instagram por ser una de las pioneras del BJJ en el país, y sobre todo eso… los títulos por ser “la primera y la mejor” en algo.

Cinta Púrpura

Ya estaba tan involucrada que hizo falta muy poco para ésta vez dejarlo todo y dedicarme al BJJ, literalmente. De hecho ¡lo hice! (al menos por 8 horas) Alguna mañana de 2015, le escribí al profesor de mi profesor, Juanmi, Cinta Negra en Sanborondón, Ecuador. Le conté que iba a renunciar a mi trabajo, que iba a aceptar su oferta y me convertiría en profesora en su academia, dictando clase sólo para mujeres.

¡No si antes terminar mi tratamiento de ortodoncia!

Pero 8 horas después, regresando a casa después de un día de trabajo en el que no hice más que pensar en los siguientes pasos, recibí una llamada de la Directora de HR en Zemoga, la empresa en la que trabajo actualmente:

“Marce, estamos muy contentos de llamarte ésta vez con una oferta formal que encontrarás en tu correo”

Fui Cinta Púrpura por más de 4 años y aunque participé en varios torneos, gané, perdí, dejé de entrenar por meses, retomé y logré alcanzar mi Cinta Marrón, sin duda uno de los mayores logros fue volver a darme la oportunidad de construir una Comunidad para Jiujiteras en Colombia con Nata: Nossa Luta.

Cinta Marrón

Aquí estoy. Con apenas meses de tener el cinturón y con la honestidad de aceptar que posiblemente son más las veces que he dicho “Soy cinturón marrón” comparado al número de veces que he ido a clase. Varias cosas pasan por mi mente; pero la más importante, es entender que ya el propósito de bajar de peso, levantarme del escritorio y hacer algo de ejercicio pasó. Que más allá de los cinturones, las medallas, los seguidores o las ciudades a las que la vida me vaya llevando, el BJJ siempre estará ahí para mí. Y que posiblemente es hora de devolver lo que éste hermoso Arte Marcial me ha regalado, ayudándolo a crecer y ofreciéndolo como herramienta de Defensa Personal, disciplina, perserverancia y amor para otras mujeres.

— Fin de la autoentrevista —

Proximos pasos: ¡Más entrevistas!

Como lo comentaba anteriormente, éste tipo de entrevistas involucran tanto a las partes interesadas como a los usuarios. Por suerte, contamos con una base sólida de mujeres practicantes de BJJ en Colombia y sé que muchas hemos pasado por intentos fallidos de dictar clases exclusivas para mujeres en las academias, o de traer amigas que no se convencieron del todo.

Dentro de los próximos pasos para ésta investigación estarán compartir éste artículo y escoger al grupo de mujeres que entrevistaré para la próxima entrega.

Éso es todo por ahora, gracias por leer!

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