Las olas

Emanuel Acevedo
UOiEA!
Published in
2 min readMay 26, 2020
Alessandra Sanguinetti, Las aventuras de Guille y Belinda

Esmerilado, el sol se filtra
con la luz de los ’80. Se está bien acá.
La casa tiene algunas grietas y humedad
en las paredes, pero la música
se escucha fuerte a volumen bajo.
Por las noches solemos tomar vino
en tazas de té y leer a Vladimir Holan
en edición cristiana. Estamos lejos
de hacer balances, (menos ahora que…)
Al bajar la marea salimos en dirección
de la pedrera. Vamos a cazar pulpos.
Llevamos en la mano palos larguísimos
con ganchos en la punta. Para entonces
ya empezamos a confundir algunos
nombres. Otras veces escribimos
mensajes en la arena con las pinzas
de un cangrejo. Se los dedicamos a Dios
a nuestros seres queridos. Después
nos tiramos a ver el espectáculo
las palabras se llenan de espuma, brillan
por un instante y desaparecen.

De allá a esta parte

El día que montamos los elefantes
sentimos sus pelos duros pincharnos
las piernas. Fue hace tanto…
Hacía calor y usábamos
gorras prestadas. ¿Éramos nosotros?
Por entonces el tiempo parecía
una pelota de tenis. Después
empezó a mojarse, hasta quedar solo
una delgada cubierta de caucho. Los vivos
bañaron a sus muertos y el zoológico
terminó clausurado. Eso fue todo
de allá a esta parte. No trepamos el lomo
de ninguna bestia, no volvimos
a usar gorras. Hoy por hoy
sospechamos de quienes aseguran
ser fieles a sí mismos.

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