Una campaña muy, muy lejana
Los españoles que viven y trabajan en Londres se sienten ajenos a una deriva política que no conecta con sus vivencias en el Reino Unido ni, piensan, se explica bien en España.
Víctor Lluch es recepcionista. Este joven valenciano lleva cuatro años en Londres. “Ayer el Evening Standard decía que había que votar a los conservadores porque son la mejor opción. Parece que el periódico ya no sólo te informa, sino que te dice lo que tienes que votar. Si los medios de comunicación de este país pertenecen a los ricos, qué se puede esperar”.
Para un joven español (29 años) que trabaja en Londres resulta muy difícil comprender el compromiso editorial de los diarios ingleses de pedir el voto para un determinado partido antes de cada votación. Con todo, Víctor no encuentra diferencia entre la cobertura política de la prensa española y la de los medios británicos. “Eso ha pasado siempre, tampoco es de ahora. La gente es muy ignorante, por ejemplo, en Valencia, cuando estaba el Canal 9, los mayores, que van a votar en masa, se creían todo lo que veían por la tele”, cuenta.
“Parece que el periódico ya no sólo te informa, sino que te dice lo que tienes que votar”
Víctor cree que ha habido cierto alarmismo en la prensa española sobre las consecuencias para los que han emigrado al país. “Mucha gente de España me pregunta ‘¿qué vas a hacer ahora?’ como si me fueran a echar. Han exagerado. No creo que nos echen de aquí, porque no les conviene. Pero lo que sí quieren es ahuyentar a la gente que quiere venir aquí”.
El valenciano también considera que los medios españoles han puesto el foco en el racismo. “Si te soy sincero, el resultado de junio tampoco me ha afectado mucho. En Londres no he vivido ningún episodio de racismo ni de odio en primera persona. Más que nada es la falta de información. Yo me iré de aquí por decisión propia antes que hacerlo por un acuerdo del Brexit”. Explica, orgulloso, que todos sus amigos ingleses van a votar Labour.
La periodista catalana Mar Campdepadrós cree que la prensa en Reino Unido ha estado “demasiado ocupada con todo el follón de los atentados durante la campaña. Justo ahora, la cobertura de los asuntos políticos ha sido mucho menor de lo que se espera de una campaña. Theresa May ha sido un poco machacada, especialmente en las redes sociales. El hecho de que no fuera al debate la puso en una posición bastante comprometida, y ahora con las acusaciones de que el atentado de Londres podría haberse evitado, su popularidad se ha visto bastante malherida. Jeremy Corbyn sigue siendo un poco ‘el lunático’, y aunque los Liberal Demócratas han subido bastante, siguen estando lejos de poder ganar”, explica.
“Theresa May ha sido un poco machacada, especialmente en las redes sociales”
Mar ve diferencias entre la prensa de los dos países. Afirma que, por lo general, “los medios españoles dan más bombo a las elecciones, mientras que aquí parecen más sobrios. Lo llamativo del Reino Unido es que se fijan mucho en los representantes de partido, más que en el partido en sí, por el sistema civil que tienen aquí”.
Rubén Torres culpa del Brexit a la prensa británica. “Se debe a la incapacidad de muchos medios de comunicación y políticos para entender la frustración que existía en algunos ciudadanos británicos. Bien por la pérdida de poder, bien por la melancolía del ‘imperio’, bien porque sólo podían acceder a trabajos que estaban copando los inmigrantes. O bien porque veían cómo recortaban los beneficios con los que muchos no habían tenido que trabajar en la vida”.
El éxito, según él, fue la campaña del UKIP. “El año pasado hubo una campaña casi maravillosa del UKIP. Lograron que el electorado que siempre había votado Laborista acabara votando ‘Tory’, aunque sólo por el Brexit. Los medios, en general, desinformaron. O informaron ‘de parte’ y permitieron debates muy mediocres. El de la BBC fue espantoso”.
Rubén está seguro de que en España no hay un debate riguroso sobre sus consecuencias, no ya las económicas, que serán evidentes en un par de años, sino las sociales.
Lucía Rosado (23) es camarera en un restaurante español de Camden. Lleva dos años viviendo en Londres y no puede votar. No sigue mucho las elecciones, ni la prensa. “Había una mujer que quería quitar el número de la Seguridad Social a la gente. Lo que deberían hacer es controlar a quién dan los beneficios. Mis amigos votan todos en contra de Theresa May. Piensa que ellos se han criado con extranjeros, sus compañeros de colegio eran de Holanda, del Congo. Ellos lo ven lo más normal del mundo”.
“Si nos echan, Londres se hundirá en la mierda, porque es una ciudad muy cosmopolita. No sé si me puede afectar una victoria de Theresa May, porque no dicen nada claro. Un cliente que trabaja en la City ya me ha contado que está muy preocupado por la economía. Aunque nosotros no nos damos cuenta, lo vemos en el negocio. Mira cómo está el restaurante ahora. Hace dos años, un día como hoy, había cola fuera del local. Está subiendo todo, el alquiler, la comida… Todo”.
A unos metros del Bar Gansa donde trabaja Lucía encontramos a tres españoles que sirven tapas en el Jamón Jamón de Camden. “Yo no hablo de política”, asevera una trabajadora. Los tres empleados coinciden en que no siguen mucho los medios de aquí, les basta con saber quiénes son los candidatos.
Amanda Cámara encuentra una gran diferencia entre el votante español y el británico. Según ella, la gente tiende a ser más reservada a la hora de decisión de voto, mientras q en Reino Unido no parece haber mucho problema para revelar a quién se vota. Lo vemos en las pegatinas de los coches o en las casas de la gente”.
Pablo Olivar, comunicador audiovisual, cree que la BBC hace un buen trabajo. “Es una cadena mucho más comprometida en materia política, hace un mayor seguimiento y análisis de los hechos de lo que lo hace Televisión Española. La BBC es una cadena mucho más independiente, no atiende a intereses políticos. Se centra más en hechos rigurosos y análisis de expertos”. Es por esto que considera que los medios británicos influyen más en la opinion publica y que contribuyen a crear unos ciudadanos más formados e implicados en la política, que “exigen una mayor responsabilidad a sus políticos de lo que lo hacen los ciudadanos españoles”.