Almagro Boxing Club: un siglo sin colgar los guantes
El club que formó a los más grandes representantes de boxeo nacional lucha para mantenerse en pie.
El Almagro Boxing Club no fue el primer club de boxeo de Buenos Aires. Sí, en cambio, es el más antiguo que sigue funcionando. Abrió sus puertas en el año 1923.
A pesar de los golpes recibidos, durante cien años formó a los boxeadores más destacados como son Pascual Pérez (campeón mundial peso mosca), Carmelo Robledo, Antonio Pacenza (medalla de plata y bronce) y Abel Ricardo Laudonio (campeón profesional).
El boxeo sigue teniendo gente entrenando, pero no todos apuestan por competir y llegar a profesional.
Julian Bokser, encargado de prensa del club, comentó: “En general los que se acercan al boxeo, comúnmente son de sectores populares de la sociedad. En otra época se podía ver que estas personas podían mejorar su calidad de vida pero hoy por hoy, en resultado a la crisis económica, quizás no lo hacen, las bolsas son menores a lo que se pagaba en otra época, sigue siendo un deporte muy popular pero económicamente ha quedado relegado con lo que era en otro momento de la historia”.
Lo esencial del boxeo es la disciplina, el control mental y emocional que debe haber tanto en el ring como fuera de este.
Al ser un deporte de contacto, muchas veces, existe un miedo a verse involucrado en un conflicto con practicantes de esta disciplina.
Comparándolo con el rugby, existen múltiples casos de practicantes que han tenido conflictos públicos por no tener un control de sí mismos fuera de la cancha.
Julián aclaró: “En el boxeo es totalmente distinto, no vas a encontrar boxeadores o grupos de boxeadores que se peleen en la calle, está en el espíritu del deporte, es muy claro donde, como y cuando se pega y cuando no, es considerado un deporte muy violento pero es violencia regulada. Esa disciplina luego se traslada a la vida cotidiana, en el club nunca se vio una discusión luego de un entrenamiento, se genera una camaradería entre todos y todas que es muy saludable”.
La crisis económica de Argentina se ha visto afectada en el bolsillo de todos los Argentinos y en el club no fue una excepción, al ser cerrado y sin luz exterior, requieren tener las luces encendidas durante toda la jornadas.
El encargado de prensa del club informó: “Nos hemos visto muy afectados, es tremendo lo que estamos sufriendo últimamente con el aumento de tarifas de los servicios, pasamos de pagar $30.000 pesos de luz a $250.000 pesos. Antes tenias unas cuotas destinadas a pagar los servicios y ese número ahora se multiplicó por ocho”.
El club intenta que nadie se quede afuera por razones económicas, pero aún así ven como mes a mes cae la cantidad de socios por la subida de la cuota que el club se ve obligado a aumentar para mantenerse en pie.
El club realiza labores sociales con las instituciones del barrio e institutos menores, dando resultados positivos con los aprendices.
Bokser dijo: “Chicos de bajos recursos que tuvieron dificultades en su vida vienen todas las semanas a entrenar y se les ve los resultados en lo físico y mental, te relaciona con otros, te da una disciplina, una rutina e incluso la autoestima que se ve y ellos mismos nos dicen, que gracias al deporte prefieren entrenar, que estar en la calle”.
A pesar de la difícil momento económico que está atravesando el club, siguen intentando brindar apoyo al barrio, la comunidad del deporte y personas de bajos recursos para que sigan asistiendo al club a entrenar y tengan unas horas para drenar emociones o frustraciones que se pueden tener hoy en día como sociedad.
En el ring está solo el boxeador, pero fuera del ring jamás lo estará, siempre tendrán apoyo y esto se inculca en el club. Luchan por un sueño y el club, como lo dice su lema, es la cuna de estos campeones.
