“Viandas Solidarias”: ¿cómo es el comedor creado por jóvenes en Parque Avellaneda?
El proyecto nació durante la pandemia. Llegó a brindar 400 raciones de comida cada sábado, pero ahora, con menos donaciones, esa ayuda disminuyó. ¿Por qué?
“Viandas Solidarias” es un comedor que funciona dentro del Instituto Nuestra Señora de los Remedios (INSR), un colegio salesiano de Parque Avellaneda. Allí todos los sábados al mediodía preparan alrededor de 250 raciones de comida. Un tercio de ellas son distribuidas por diferentes lugares del barrio y las restantes se pueden retirar por el lugar.
Además, para quien lo pida, suman un bolsón de comida con alimentos no perecederos y algunos para consumir en el día, como pan y facturas.
En pandemia, recibían donaciones de distintas ONG e iglesias, y llegaban a brindar 400 platos de comida. En la actualidad, debido a la caída de la ayuda, el número de raciones bajó.
“Nunca recibimos ayuda estatal, lo hacemos a todo pulmón y buscamos opciones para abastecernos”, declaró a UtopíaUAI Leonel Matia, coordinador de obra de INSR y referente de “Viandas Solidarias”.
El comedor surgió el 24 de mayo de 2020, por parte de los jóvenes de la casa salesiana. Junto con la ayuda de José Luis González “Pepe”, referente de “Viandas Solidarias” y encargado de actividades extracurriculares del colegio, lo crearon para festejar el día de María Auxiliadora.
La primer acción fue crear una “olla popular” para dar asistencia alimentaria. Ese día entregaron 80 porciones de comida y al ver la realidad de la gente y recibir tanto agradecimiento no pararon hasta el día de hoy.
Cientos de historias de vida circulan por allí, como la de Marcelo, quien tras la pandemia, quedó en la calle. Hoy es taxista y vive en ese mismo taxi alquilado.
“La primera vez que vine fue en pandemia y sentí una contención con la gente que trabaja acá. Ahora somos amigos. Muchas veces ayudo a la organización del comedor y me encanta. De acá siempre me voy con una sonrisa” expresó Marcelo.
Profesores, alumnos y ex alumnos son los organizadores y quienes se encargan de cocinar y distribuir la comida. Sus menúes son muy variados, abundantes y saludables. Entre ellos se encuentra la porción de milanesa de carne con puré y huevo.
Comienza la jornada los sábados a las 9 para empezar a cocinar, depende el menú. A veces también adelantan la preparación los viernes a la tarde, y hacen sus entregas hasta las 14:00 hs.
En el gran gimnasio donde la gente se acerca para buscar su vianda, hay una mesa donde se encuentra ropa donada. hay abrigos, remeras, pantalones y calzado de adultos o niños. Están siempre en buenas condiciones, para dejar a disposición a gente que necesite.
Emilia Duca, referente de “Viandas Solidarias” y profesora de educación física de INSR, expresa que la ropa donada viene de parte de la gente del barrio que quiera colaborar.
“El colegio cuenta con educación formal e informal, educación inicial, primaria y secundaria como formal, e informal nos referimos a espacios asociativos donde los jóvenes son protagonistas, como “El oratorio”, “Grupo Juvenil” y por supuesto, “Viandas Solidarias”; entre estos espacios se colabora mutuamente”, declara Emilia Duca.
Un grupo de ex alumnos organizan una vez por mes una venta de “Pizzas solidarias”. Un porcentaje de la plata recaudada lo donan al comedor y el resto lo utilizan para sus propias actividades en el colegio.
“Me hace muy feliz pertenecer, colaborar y estar acá. Me sume a la idea para estar cerca del colegio, pero esta experiencia me enseñó la importancia del compromiso social y el impacto positivo que podemos generar en la gente, aunque sea en lo más mínimo”, confiesa Julieta, ex alumna.
INSR cuenta con distintas actividades en las aulas durante todo el año para que los alumnos, de los distintos niveles, tomen conciencia de estos hechos y tengan ganas de participar e idear nuevos proyectos a futuro.
En 5to año propusieron elaborar elementos de jardinería como macetas, y cambiarlas a la gente del barrio por alimento no perecederos, y así llevarlo a “Viandas Solidarias”.
“Contamos con una aplicación que se llama “Matecito” para recibir colaboraciones. También, diferentes personas de la comunidad que saben que esto funciona, como las familias de los alumnos, nos acercan alimentos no perecederos”, cuenta Leonel Matia.
“Nosotros estamos garantizando que al menos una vez a la semana, haya una persona que tenga un plato de comida y eso es una satisfacción. Obviamente quisiéramos que no sucediera y que todos tengan la posibilidad de comer diariamente, pero es el contexto y la sociedad en la que vivimos”, confiesa “Pepé”.
