13. Conversación

Utrópica
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2 min readNov 30, 2017

-Si alguien te lo cuenta es porque confió en vos. La gente necesita salirse un poco de sus estructuras y darse cuenta en qué lugares se está haciendo trampas al solitario. En qué lugares y con quienes reproduce la mierda que respiran.

-Ni dos, ni uno. Tres. Esta relación dialéctica necesariamente deriva en una síntesis que es distinta a simplemente la suma de las partes. Vos, yo, y las circunstancias que nos pusieron en esta misma mesa, somos unicás e irrepetibles.

-Exactamente como todo el mundo.

-Exactamente igual. Y no hay nada de malo en eso. Al contrario. Habla de una fuente común.

-O sea que todas tenemos lo mismo para dar.

-Lo mismo. Nuestros corazones. Puede sonar cursi, pero es así. Yo estoy vivo, vos estás viva, y si mi corazón no estuviera latiendo en este momento no te podría estar diciendo estas palabras. En cierta manera, es como si el eco de mi pulso reverberara en mi garganta y en todo mi cuerpo, generando un mensaje que llega hasta tus ojos y oídos y de ahí entra a tu cuerpo. ¿No es mágico eso?

-Es que todas somos un poquito brujas. Simplemente hay que reconectar con ese instinto, y percibir en el aire y en los segundos esa magia que flota en este lugar. Tantas vidas acumuladas, tantas pasiones y traiciones para que lleguemos vos y yo a esta conversación. Eso pesa, quieras o no. O, por lo menos, se transmite y condiciona nuestra manera de movernos en el espacio.

-Yo soy yo y mi circunstancia, por supuesto. Igual no es fácil saber cuando estás replicando lo malo de ese espacio y cuando lo bueno.

-Si, pero hay que desestrarse más igual. Nadie controla nada, y jamás vamos a poder en soledad destripar lo malo, porque es justamente en nosotras mismas donde más difícil es verlo. Y esa es la revolución permanente, el nunca recaer en esas prácticas que, a la postre, no son más que autodestructivas.

-Pero esa revolución permanente, vista desde afuera, parece un hecho concreto con principio y final, con un antes y un después. Cuando en realidad, justamente, el hecho de que marca un antes y un después implica subir un escalón y mantenerse en ese escalón sin volver a caer.

-Que lindo eso que decís.

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Utopías subtropicales para un planeta en llamas.