Utrópica es soñar otros mundos desde el Sur. Utrópica no existe, hay que hacerla en la cotidiana. Un vector que se despalaza quien sabe hacia dónde y que se dice y contradice mil y unas veces hasta que finalmente llegue a producir cualquier tipo de sentido. Busca matar la censura, en particular la propia. Hay otra voz en Utrópica que nunca termina de ser dicha.
Utrópica quiere no estar sola, quiere tender redes. Utropica quiere ser colectiva, busca tener vida propia y autónoma. Utrópica busca abrir significados, propiciar sutilmente el caos necesario para salirse de la jaulas doradas de esta era contemporánea. Hay una modorra que nos tenemos que sacar. Hay un polvo que está demasiado asentado.
Utrópica es hacerle frente a la disolución de patrones, a la profunda relativización globalizada. Utrópica es jugar en ese no-espacio y sentarse a esperar para ver qué pasa. Utrópica es no siempre tener la razón. Utrópica no es sin ustedes, está puesta la mesa, falta el comensal.
