Charles Being Charles

Columna XL de Carlos Tanco.

Vera Basket
Vera Basket
17 min readFeb 20, 2017

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(Foto: Instagram NBA on TNT. Edición: Vera Basket)

Charles siendo Charles. Esa frase tautológica justificativa se ha transformado en un eslogan de la NBA, que ante cada provocación escandalosa de Barkley, trata de avisarle al mundo, y sobretodo mandar el mensaje hacia adentro, de que están viendo a un personaje repetir el gesto que responde a su esencia como tal. Su gracia es decir arbitrariedades inconvenientes, sentencias terminales, verdades tan indiscutibles como insostenibles; y hay que admitir que muchas veces es divertido.

(Foto: Instagram Cavs. Edición: Vera Basket)

Pero a Lebron James no le pareció tan divertido cuando Barkley habló de él por enésima vez, cuestionando su carácter competitivo:

Unapropiate. Whiny. They have given him everything he wanted. The highest payroll in NBA history. He wanted J.R. Smith last summer, they paid him. He wanted Shumpert last summer. They brought in Kyle Korver. He’s the best player in the world. Does he want all of the good players? He don’t want to compete? They’re the defending champs”.

Traducción criolla:

“Inapropiado. Caprichoso. Le han dado todo lo que quería. El plantel más caro en la historia de la NBA. Quería a J.R Smith el verano pasado, le pagaron. Quería a Shumpert (nota del editor: ¿en serio quería a Shumpert? Porque ahora no lo quiere nada). Le llevaron a Kyle Korver. Él es el mejor jugador del mundo. ¿Quiere todos los buenos jugadores? ¿No quiere competir? Son los campeones defensores”.

Resumen corto y local:

“Pará de llorar. ¿qué más queré? ¿no sos un macho alfa vos? Hacéte hombre, pisá fuerte y seguí ganando anillos”.

(Foto: We Must Be Nets. Edición: Vera Basket)

Y Lebron un día se cansó, y dijo basta, mediante otra frase tan típica y tautológica como la anterior: enough is enough.

I’m not going to let him disrespect my legacy like that. I’m not the one who threw somebody through a window. I never spit on a kid. I never had unpaid debt in Las Vegas. I never said, ‘I’m not a role model.’ I never showed up to All-Star Weekend on Sunday because I was in Vegas all weekend partying. All I’ve done for my entire career is represent the NBA the right way. Fourteen years, never got in trouble. Respected the game. Print that”.

Traducción criolla:

“No voy a dejar que le falte el respeto así a mi legado. No soy yo el que tiro alguien por una ventana. Nunca escupí un niño. Nunca dejé una deuda impaga en Las Vegas. Nunca dije ´yo no soy un modelo social´, nunca llegué un domingo a un All-Star por andar partuseando en Las Vegas. Todo lo que he hecho en mi carrera es representar la NBA de la forma correcta. 14 años, nunca me metí en problemas. Respeté el juego. Imprimí eso”.

Resumen corto y local:

“Soy el que sostiene este circo hace años y nunca tuve un problema, vos siempre fuiste una plancha impresentable. (inserte aquí información personal tipo vedette en Intrusos). 14 años en este negocio sin una mancha, te queda grande esa, gordo lumpen, sacala con peine fino”

(Foto: Instagram NBA on TNT. Edición: Vera Basket)

Más allá de la de Lebron James como respuesta a Barkley, más allá de la torpeza de llevarlo al terreno personal cuando con el basquetbolístico le alcanzaba para mandarlo callar por dos siglos; el mensaje, quizás, también aludía a dos generaciones enteras: las que une Lebron James. Da la impresión de que la mayoría de los jugadores tienen mejor comportamiento y más amor por el basquetbol que unos cuantos de épocas anteriores, entre los que está Barkley, seguramente Shaq, Kemp, Odom, etc. La generación actual parece tener una ética de trabajo superior, seguramente a eso alude James cuando habla del respeto al basquetbol. En ese sentido, habló por una generación (o dos), y posiblemente también respondía a otras declaraciones, anteriores, de Charles Barkley, que fueron el cierre de la semana del viejo resentido que inició George Karl con su libro incendiario matando todo lo que dirigió alguna vez.

The NBA to me is the worst it’s ever been top to bottom. We have one, two, three, four good teams and the rest of these teams stink.”

Charles Barkley, 30 Diciembre de 2016

Traducción criolla:

“La NBA está peor que nunca, de principio a fin. Tenemos uno, dos, tres, cuatro buenos equipos y el resto apesta”.

Resumen corto y local:

“Hay 4 equipos y el resto están para pelear en la LUA (ex Metro)”

Partamos de una premisa indispensable para leer estas declaraciones: no hay que tomar en serio a Charles Barkley hablando de basquetbol, nunca. Es un personaje, un provocador que cumple un rol en un show televisivo, bastante entretenido por otra parte. Discutir con Barkley de basquetbol es como discutir de política internacional con Donald Trump. De hecho esa misma expresión descalificativa acerca de la NBA actual se puede encontrar en Google en notas hechas a Barkley durante:

2012,

2014,

2015,

y 2016:

Ignoramos si realmente le gustó el desenlace de la temporada en el 2013 o en TNT le prohibieron dar su opinión sobre la liga durante ese año. Además, dice mi amigo Miguel Dobrich que no se puede confiar en la opinión de un ex deportista que se depila las cejas como una azafata.

(Fotograma tomado de NBA on TNT. Edición: Vera Basket)

Tiene bastante lógica que a Barkley no le guste lo que ve en la NBA actual, le falta algo insustituible para que sea de su agrado: él. Es altamente probable que nada de la vida que no lo contenga le guste. Este caso es peor aún: casi ningún jugador se parece a él ni juega como jugaba él, así que ni siquiera puede verse tercerizado o representado por otro y apreciar su propio legado, fundamentalmente porque ya no se juega de la forma en que se jugaba cuando Barkley. Y todos ganan más, incluso la clase media de la NBA, a la que Barkley debe ver con cierto desdén y resentimiento por los tiempos que le tocaron y la cuenta bancaria desmedida como resultado; el negocio está mejor organizado y da más, y los jugadores están mejor organizados y se quedan con una parte mayor de ese negocio que hoy es más grande.

Seguramente también, por su trabajo, Sir Charles está obligado a ver mucho más partidos enteros de los que veía cuando era jugador, y eso debe potenciar el fastidio que siente por el basquetbol actual. No sabemos si en su época los jugadores miraban partidos enteros, continuamente, más allá del scouting y los highlights. No existía el NBA league pass, por ejemplo, del que muchos de los jugadores actuales se declaran no sólo usuarios sino adictos.

Pero, más allá de todos los reparos que pueda tener una declaración de Charles Barkley, se puede usar como punto de partida para la interrogante: ¿En qué momento de la NBA estamos?

Problemas probables:

Falta de competitividad

(Caricaturas GSW, twitter oficial de los Warriors. Edición: Vera Basket)

Hay dos superequipos que juegan en otra liga. Esta es la discusión principal acerca de la calidad en el producto que ofrece la NBA actual. A mucha gente le parece tediosa una competencia en donde dos equipos están muy por encima de los demás, y algo de razón habría que concederles. No le hemos podido llamar crisis a la crisis de Cleveland en el mes de enero (récord: 7–8), por la simple razón de que nada nos hace pensar en la posibilidad de que peligre su reinado en el Este. El Oeste es más competitivo, pero Golden State es una aplanadora que no deja el mínimo resquicio para pensar en un retador con serias pretensiones de eliminarlo. El único rival capaz de hackear a Golden State sigue siendo Cleveland, o al menos esa es la sensación. De este panorama se deduce que ya conocemos la final, y sería la misma por tercer año consecutivo, algo que nunca pasó. Así es como se construyen las rivalidades en el deporte: equipos muy dominantes que se topan en instancias decisivas repetidas veces y se sacan la comida de la boca mutuamente.

(Imágenes: The Starting Five)

¿Cómo pensamos que se generó el clásico Lakers-Celtics? ¿Cuántos equipos tenían chances verdaderas en esa etapa de los 80, además de los Lakers y los Celtics? La respuesta es dos: Rockets y 76ers. Del 80 al 87 Lakers o Celtics llegaron siempre a la final, en tres versiones: entre ellos, o Celtics vs Houston y Lakers vs Philadelphia. ¿Fue una década aburrida de la NBA? Nadie se quejó en su momento, por el contrario, el duelo Magic-Bird/Lakers-Celtics le dio un impulso de popularidad a la liga.

Después llegó Detroit, y atrás Chicago. ¿La tiranía de Jordan ganando 6 finales en una década no fue divertida, incluyendo las dos temporadas de licencia que le dio a sus rivales y permitieron que dominara Olajuwon? ¿Sus últimas dos finales repetidas contra Utah no generaron expectativa? ¿Había chances reales de que fueran entre otros dos equipos esas finales? No.

Desde el 2010 a este 2017 la NBA tuvo 5 campeones diferentes: Dallas, Miami, San Antonio, Golden State, Cleveland. Es cierto que tanto Miami como Cleveland se podrían resumir en “el equipo de Lebron James”, pero no dejan de ser dos franquicias y equipos distintos. A esos 5 protagonistas de finales deberíamos sumarle a OKC, uno de los equipos más jóvenes y talentosos en llegar a instancias definitorias. La polarización es real, indiscutible, pero no es tan trágica como parece por momentos.

Por otro lado, si bien todos miramos una competencia con el afán de saber quién es el campeón, reducir una liga de 30 equipos con 82 partidos en temporada regular y 4 rondas de playoff al mejor de 7, a un simple acertijo sobre quién será el último en pie, es por lo menos un gesto de ansiedad extrema, si no una reducción absurda de la competencia a su desenlace. El entretenimiento deportivo, si realmente se ama el deporte en cuestión, excede largamente la incógnita del resultado final. Quedarnos envasados al vacío de la trama central, y mantenernos impermeables a los cientos de sub-tramas que nos ofrece el producto de entretenimiento deportivo más completo del planeta, es fallar como consumidores y como feligreses de los dioses del basquetbol. También sabemos que Kill Bill termina con el enfrentamiento de Uma Thurman y su némesis, pero la miramos igual, nadie debe haber visto más de cinco horas de película sólo por saber quién ganaba el combate final.

Desdeñar 28 equipos de basquetbol con sus incontables arcos narrativos, sólo porque no van a ser campeones, parece un desperdicio. Hasta los equipos que no funcionan son capaces de enganchar un televidente en Sudamérica hasta las 2 de la mañana. Ejemplo ilustrativo: los Portland Trail Blazers son seguramente una de las mayores decepciones de la temporada, pero quien no disfrute viendo a Lillard y McCollum debe cuestionar su amor al basquetbol. En cualquier noche se pueden encontrar batallas épicas entre equipos que no mueven la aguja del campeonato, hasta con récord negativo. La semana pasada, además de uno de los mejores partidos de la temporada entre Cleveland y Washington, hubo un Dallas-Portland que fue un Instant Classic. Alcanza con ver los highlights de los últimos 5 minutos para comprobarlo.

Más problemas probables

(Capturas de Steph Curry, en la campaña de agradecimiento del último All Star Game. Edición: Vera Basket)

Fiebre de triples

El uso del triple está a punto de desbordarse. Nadie quiere ver un partido en el que cada equipo tire 60 triples y gane el que la meta más esa noche. Tampoco es divertido ver tirar a Corey Brewer desde la esquina sólo porque eso es lo que debe hacer para respetar el esquema de D´Antoni. Aún así, no hemos llegado al extremo de que afecte el juego hasta tornarlo en un sinsentido.

La tiranía de los superbases

A quien no le gusten los bases ultra agresivos y anotadores, va a padecer el momento que atraviesa la NBA. Esta es la era de los superbases, la velocidad y el espacio infinito, con tiradores que encestan con naturalidad metro y medio atrás de la línea de 3pts, y la regla de los 3 seg. defensivos, abrió la puerta para esta tiranía del portabalón (jerga española). 11 bases promedian más de 20 pts por partido, hasta acá nunca habían sido más de 6. A tal extremo llega el dominio de los bases que Kyrie Irving, el ninja de las bandejas, el rey del clutch, ni siquiera califica como uno de los mejores 3 bases del ESTE. I. Thomas, K. Lowry, y J. Wall son, en este momento, indiscutidamente mejores que él.

Sin embargo, como los dioses del basquetbol disfrutan enviando mensajes contradictorios, los dos mejores jugadores siguen siendo aleros o Forwards: Lebron James y Kevin Durant. Y para aumentar la confusión, hay una camada de potenciales superestrellas, que en su gran mayoría son grandes (posiciones 4 y 5), justo cuando el small-ball se puso de moda.

La furibunda extinción del posteo

No es un cambio positivo ni negativo en sí mismo. En la era de los superbases, el espacio y la velocidad: no hay tiempo para el posteo. Puede extrañarse esa forma de juego, si uno piensa en Olajuwon, Mc Hale, algo de Ewing, el primer Duncan; pero podríamos convenir que en los 90–00 hubo un abuso de ese recurso, y terminaba siendo hasta aburrido. Estadísticamente es el método menos eficiente para conseguir puntos, eso ya no tiene discusión (0.78 pts por posteo, es el rendimiento promedio, cuando la bandeja sin ser altamente contestada es 1.8 pts y el triple 1.27). Los analytics vinieron a echar luz sobre esa tendencia mitificada por el basquetbol en otros momentos, y todavía se pueden ver posteos de grandes old school ahora integrantes de la segunda unidad (Al Jefferson, a veces Kanter, Monroe, etc.), o de aleros que intentan sacar ventaja después de un cambio de hombre en el PnR, o para iniciar desde ahí una acción de Split (cortinas sin pelota entre perimetrales).

Las defensas no hacen pie

Transitamos una etapa en la que las ofensivas superan a las defensas. La cantidad de espacio que hay que cubrir, la capacidad física, el talento individual hipertrabajado, el triple, la complejidad de las ofensivas, y la regla de los 3 segundos defensivos que limpia la zona pintada, dan como resultado una especie de tiranía ofensiva, sobretodo durante la Temporada Regular. Se defiende poco, se corre mucho, se tira mucho de 3pts., se parece más a la década de los 80 que a las dos siguientes, pero es más rápido, atlético y con más tiro de 3pts y hundidas. No suena tan mal.

Ventajas Indudables:

(Collage: Vera Basket)

Globalización

La NBA debe ser la mejor expresión a favor de la globalización que se pueda mostrar. 113 jugadores internacionales de 41 países diferentes integran la liga esta temporada. La apertura es total, y eso ha generado una variedad de talentos amplísima que transforma la liga en una gran muestra mundial del basquetbol. Oh sí, amigo bienpensante, es hora de que te enteres: si buscas un ejemplo de lo enriquecedora que es la diversidad, deberías prestar atención a la NBA. Entre las incipientes súper estrellas jóvenes hay un Letón (Porzingis), un africano nacido en Grecia que fue mantero de niño (Giannis), un dominicano (KAT), un camerunés (Embiid) reclutado a los 16 años de edad en un campus organizado por la propia NBA en África, descubierto por otro camerunés que ya jugaba en la liga. También los coaches se dejan influenciar por características o tácticas del basquetbol europeo, los Utah Jazz tenían un inicio de sistema al que denominaban Oly, porque su Head Coach se lo había robado al equipo griego. Es cierto: siguen siendo ateos de cortar cuando van 3 pts arriba, pero nunca la NBA fue tan representativa del basquetbol internacional. Lo de “World Champions” empieza a cobrar sentido. El basquetbol es el más universal de los deportes, el basquetbol es el más universal de los idiomas, y la NBA es su expresión de mayor nivel.

Velocidad y complejidad del juego

La cantidad de información que hay en una sola posesión es notoriamente superior a épocas anteriores. Por el juego de PnR consecutivos, las transiciones, los ataques rápidos al triple, las cortinas indirectas y sus diferentes lecturas, la generación de enormes espacios, y las decisiones permanentes que obliga a tomar en defensa y ataque ese arsenal de situaciones; la NBA de hoy tiene una intensidad y densidad de información incomparable con cualquier otro momento. A eso se le suma la inconmensurable cantidad de datos estadísticos, incluyendo las estadísticas avanzadas, que permiten entender más el juego, y ayudan al ojo a ver cosas que sin esa data no haría foco en ese aspecto específico.

Capacidad atlética

Estamos en plena era de los mutantes. La espectacularidad visual, como consecuencia de la capacidad atlética de los jugadores, el espacio generado por el tiro exterior y la regla de los 3 seg. defensivos, alcanza su mayor expresión. Si se le suma el avance tecnológico en la filmación, el resultado raya lo artístico. Nunca vimos algo ni remotamente parecido en cantidad y en impacto de jugadas acrobáticas. Un ejemplo rápido y gráfico: la capacidad aérea que siempre nos maravilló del Dr. J, hoy en la NBA es casi la norma. Debe haber al menos 50 jugadores capaces de hacer cualquiera de sus jugadas icónicas durante un partido. Sin ir más lejos, sólo en Minnesota hay tres: Lavine, KAT, y Wiggins. Cada noche, en cada partido, se ven jugadas con un nivel de agilidad y estética sorprendente. Puede ser una hundida de Antetokounmpo que sólo picó la pelota una vez pasando la mitad de la cancha, o una tapa voladora inolvidable de Lebron James para quebrarle la psique a un equipo entero en la séptima final.

El libre trasiego de imágenes, información y análisis

La NBA es la liga deportiva más generosa e inteligente en cuanto al permiso en el uso de imágenes y contenido, en el mundo entero. Se pueden ver breakdowns de partidos con videos que en general no son bloqueados por la NBA –a veces sí, pero las menos- en defensa de sus derechos de imagen. Además tiene estadísticas avanzadas completamente abiertas al público. Esa política de apertura permite que haya un flujo de cuantiosa información de muy fácil acceso; mejora el servicio y nos mejora a nosotros como consumidores, que podemos entender más cosas y mejor acumulando la información al alcance.

Más pases y menos 1x1 que ocupan ¾ de la posesión

Volvamos al juego. Esto está directamente relacionado con la velocidad y complejidad del basquetbol actual. No hay que confundirse: el aclarado o Isolation sigue existiendo, y tiene plena vigencia. Como es más difícil ejecutar colectivamente en los cierres debido a la mayor cantidad de faltas no cobradas y la propia tensión del juego, muchos partidos –la mayoría- se cierran con iso y 1x1 rabioso, lo que asegura la dosis de talento individual aislado necesaria para los nostálgicos de esta forma de juego.

Aún estando lejos de ser un basquetbol con la densidad colectiva y precisión del europeo, la NBA acortó distancias entre los dos estilos; pero eso de ninguna manera impide que el talento individual siga marcándole el pulso a la liga. El salto de calidad en el producto es que ahora se combinan los rendimientos individuales descollantes con la eficiencia –que necesariamente se vincula con el juego colectivo-, y esto pone a los desempeños individuales al borde de lo inverosímil.

Marcas Individuales

Harden vs Westbrook: la carrera del MVP

(Fotos: Instagram de OKC y Harden. Edición: Vera Basket)

Dos jugadores en la carrera del MVP rompen récords permanentemente, con noches absurdas desde el punto de vista estadístico. Ninguno de los dos juega en uno de los equipos de elite, ¿eso es mejor o peor? Seguramente mejor.

Klay Thompson: el sicario eficiente. 60 pts. en 29 min. FG: 21/33.

¿El dato ridículo de eficiencia? Sólo necesitó 11 piques de pelota para sus 21 canastas. Vuelvan a verlo y cuéntenlos.

Isaiah Thomas y sus festivales en el 4º cuarto, en los que se transforma en una especie de Allen Iverson pero eficiente. Sus niveles de eficiencia son tan inverosímiles como su estatura. Promedia 10.5 pts, FG: 49.1% 3PT: 41.5%

Acá pueden ver cómo anota 29 pts en un 4th cuarto, ninguno de ellos para rellenar la planilla con el partido liquidado, en busca del récord.

Son 29 pts legítimos, récord absoluto de pts anotados por un jugador de los Boston Celtics en el 4º cuarto. No es un récord en los Grizzlies, que tienen 15 años como franquicia, ¡son los Celtics! El equipo más grande de la historia del basquetbol.

Estuvo a sólo 2 pts del récord de la NBA, que pertenece a Wilt Chamberlain, y lo consiguió en su icónico partido de 100 pts. Chamberlain necesitó unos cuantos tiros más que Thomas en ese cuarto para hacer sus 31 pts, y su equipo entró al período ganando por 20.

Isaiah Thomas 4th Q récord: 29 pts FG: 9/13 3PT: 6/8 FT: 5/5

Wilt Chamberlain 4th Q récord: 31 pts FG: 12/21 FT: 7/10

El futuro llegó… y es irreconocible

Jóvenes que no remiten directamente a nada de lo que vimos hasta ahora.

El factor físico, y el juego espaciado dificulta la búsqueda de antecedentes inmediatos que logren describir su forma de jugar basquetbol. A tal punto es así que la denominación “unicornio” se ha transformado en un lugar común de la NBA, y hay más de uno:

(Fotos: Instagram oficiales. Edición: Dobcast)

Kristaps Porzingis, 21 años, 2,21 m, New York Knicks

¿Un Dirk que defiende, pone tapas y corre la cancha? Insuficiente para describir su juego.

Anthony Davis, 23 años, 2,11 m, New Orleans Pelicans

¿Un Kevin Garnett manso y de una ceja sola? ¿El hijo que hubieran tenido Duncan y Garnett? No ayuda a develar el misterio.

Karl Anthony Towns, 21 años, 2, 13 m, Minessota Timberwolves

¿El segundo hijo de Duncan y Garnett, un poco menos atlético que el primero pero un poco más jugador? Repite truco descriptivo.

Joel Embiid, 22 años, 2,18 m, Philadelphia 76ers

¿Wilt Chamberlain con tiro de 3pts? Flojísimo.

Giannis Antetokounmpo, 22 años, 2,11 m, Milwaukee Bucks

¿El hijo de Westbrook y Durant, con el tiro exterior de Ricky Rubio? Inverosímil.

El basquetbol es el deporte que más cambia sus formas en el tiempo, en algunos casos son verdaderas revoluciones, generalmente catalizadas por modificaciones en las reglas, que provocan descubrimientos tácticos y sus consiguientes reacciones. Es un deporte en constante metamorfosis, casi heraclíteo: sacando los tiros libres, no hay manera de encestar dos veces la misma pelota en el mismo aro. Sus frecuentes mutaciones son gran parte del secreto de su encanto, lo hacen fascinante. En cada transformación hay que despojarse de algunos conocimientos caducos y adquirir nuevos, no hay nada más frustrante que tener conocimientos vencidos; quizás sea eso lo que más le moleste a quienes reniegan del basquetbol actual. En este preciso instante estamos –una vez más- atravesando las primeras etapas de un nuevo cambio de paradigma. Un consejo: no se resistan, mejor empápense y disfruten.

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El mejor podcast sobre la NBA, en español. Sigue a Carlos Tanco y Martín Osimani en www.dobcast.uy, www.veramas.com.uy, SoundCloud, iTunes & TuneIn.