Cambio vs. transformación: por qué no son sinónimos (y eso es clave para tu organización)

Veril Consultores
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4 min readFeb 1, 2021

Entre la espada y la pared. Así situó la pandemia de coronavirus a muchas organizaciones, las cuales debieron enfrentarse a escenarios nunca antes imaginados y adaptarse a una realidad distópica para sobrevivir. En este contexto, el cambio afectó tanto la forma de trabajar como el negocio de muchas empresas que respondieron rápidamente a los embates de la coyuntura. Sin embargo, meses después del surgimiento de la enfermedad que sacudió al mundo durante el 2020, solo algunas firmas lograron encarar los desafíos del año que se fue de una manera que lograra afirmar sus bases para el futuro más próximo.

¿Cuál fue la clave? Distinguir cambio de transformación.

En Veril Consultores desde hace más de 10 años -pero sobre todo en el 2020- ayudamos a nuestros clientes a entender esa diferencia. Somos un equipo de especialistas en transformación cultural cuyo foco es el nexo entre las personas y los resultados de una organización. Recorriendo este camino entendimos que el cambio es lo que pasa y transformación es proceso que decidimos realizar activamente con lo que nos sucede.

El cambio ocurre aún si no lo deseamos. Y en general son factores externos los que traen cambios. De repente y casi sin aviso aparecen nuevos actores, una nueva política, una nueva economía, nuevas herramientas o nuevas leyes que nos obligan a llevar adelante nuevos negocios, fusionarnos o aprender nuevas competencias. Y en ese sentido el mundo va adquiriendo velocidad y gimnasia. Ahora bien, frente a todo esto hay distintas maneras de reaccionar. Una de ellas es dar una respuesta adaptativa para acomodarnos a los diversos contextos que nos presenta la realidad y así seguir existiendo, operando y funcionando.

Si se ejecuta una respuesta adaptativa al cambio, lo que seguramente suceda es que cuando esa condición que se modificó en un primer momento vuelva al escenario de origen, la organización volverá a tener los hábitos que tenía antes, ya que no se reacomodaron en ella principios, creencias ni valores.

¿Qué nos ocurre con lo que ocurre?

El cambio puede también representar una oportunidad de mejora. O incluso tornarse disruptivo y llevar a un grupo de personas que trabajan juntas a la transformación de su estructura, sus procesos y sus resultados. Eso es lo que empieza a pasar cuando el centro se corre del afuera para convertirse en algo interno, un movimiento que permite desafiar las ideas más arraigadas y reposicionarse de otra manera.

Así, con acuerdos y una planificación mediante, comienzan las transformaciones. Ellas tienen que ver siempre con aquello que hacemos con el cambio: cómo aprovechamos esas oportunidades para redefinir nuestros comportamientos, repensar el propósito y la visión de nuestras organizaciones y modificar las actitudes y habilidades de nuestros equipos. Entonces la transformación no es algo que simplemente sucede, sino que la elegimos: es un proceso que nos convoca, que necesita de nuestro esfuerzo, nuestra concentración y un rol activo en la toma de decisiones.

¿Por qué es vital, entonces, no perder de vista estas oportunidades? Porque las organizaciones cambian permanentemente, pero reviven cuando se transforman: en aquellos momentos y espacios donde se crea una fuerza motora, se adquiere el impulso que trasciende al cambio.

De todas maneras, no todos los cambios tienen que devenir en transformaciones.

Toda transformación termina en un cambio, sí. Esos son los cambios que no ocurren de manera reactiva, ya que no hay nada que nos condicione a la hora de enfrentarlos. En esos casos se modifican ideas que cambian un entorno. Pero eso no sucede siempre ni tiene por qué suceder.

Por ello es que debería ser prioridad, para cualquier organización, entender cuándo conviene que un cambio genere únicamente una respuesta adaptativa y cuándo hay que ir un paso más allá de esa reacción. Y esto precisa de un análisis detallado de cada situación en particular.

A lo largo de estos procesos algo es seguro. Patear el tablero, transformar el negocio, hacer algo totalmente diferente y cambiar patrones, la misión de una organización y sus productos requiere cuestionar las propias conductas y pensar en capacidades, sentidos y estructuras distintas. Desarrollar estos nuevos hábitos no suele aparecer en la agenda de las organizaciones, pero cuando esa es la intención la condición sine qua non es que haya un grupo de personas comprometido. Son ellas quienes serán la clave para identificar opciones, evaluar alternativas, elegir, decidir y participar activamente de una transformación.

Aceptar que las personas que conforman nuestra empresa serán quienes transiten los cambios y generen los hábitos que traerán las verdaderas transformaciones requiere de involucrarlas en todo este proceso. Por eso en en Veril Consultores creemos que el camino más fructífero es aquel que se encuentra centrado en las personas.

En cuanto a ti, ¿cómo sientes que abordan los cambios en tu organización? ¿Hacen el trabajo de diferenciarlos? ¿Cómo los abordás tu en tú sector?

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Somos una Consultora especialista en transformación para empresas con enfoque empático de Latinoamérica.