Las fundadas sospechas del misterioso ataque sónico en La Habana

giuliana chiappe
VÉRTICE
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8 min readSep 27, 2017

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Desde hace casi un año, un sonido de altísima frecuencia ha causado daños auditivos y cerebrales a diplomáticos estadounidenses, algunos de los cuales han debido ser repatriados para tratamiento médico. La amenaza es tan grave que el Departamento de Estado está considerando cerrar su embajada en Cuba.

Giuliana Chiappe | @giuliana19

El ataque sónico es un gusano de ondas sonoras: atraviesa paredes y después de retorcer el nervio auditivo se clava directo en el cerebro. La sordera, temporal o permanente, es la consecuencia más común, pero también genera complicaciones a nivel cognitivo.

Estados Unidos sostiene, y lo ha denunciado formalmente, que ataques sónicos están agrediendo a su personal diplomático en La Habana. Habrían comenzado en noviembre de 2016, el mismo mes que Donald Trump ganó las elecciones y continuado durante todo 2017, con dos grandes picos: agosto, con 16 personas afectadas y septiembre, con 19, según reportaron en cada ocasión.

Lo que plantea el Departamento de Estado es que un sonido de altísima frecuencia, disparado probablemente con un arma sónica, fue dirigido en específico a su personal diplomático, causándoles severos daños de salud auditiva e incluso cerebral. Algunos han debido ser repatriados para ser tratados médicamente en Estados Unidos. Y Canadá también denunció que parte de su personal, que alcanzaría a cinco funcionarios según la cadena de noticias CBS, también habrían presentado síntomas similares.

Estados Unidos sostiene, y lo ha denunciado formalmente, que ataques sónicos están agrediendo a su personal diplomático en La Habana.

Cuba, como es de esperarse, lo ha negado todo a través de un comunicado emitido en agosto por su Ministerio de Exteriores y en una reunión que sostuvo el presidente de la isla, Raúl Castro, con el embajador estadounidense en La Habana, Jeffrey De Laurentis.

Estados Unidos no se confía y ha anunciado que está considerando cerrar su embajada en Cuba, reabierta hace apenas dos años. En mayo, como medida de protesta por la incapacidad del gobierno castrista de cuidar a su personal en la isla, expulsó a dos diplomáticos cubanos que laboraban en Washington, lo cual fue calificado por el gobierno de Castro como una medida “injustificada e infundada”.

La máquina escondida

El sonido aparece de noche, cerca de los sitios de residencia de los diplomáticos y solo en algunas habitaciones. A veces se escucha como un zumbido extraordinariamente alto, “que va y viene como si atravesara una pared”, y que despertó a algunos de los afectados, según reseñó la agencia de noticias The Associated Press sobre la base de unos documentos a los que tuvieron acceso.

Otras veces, el sonido no se escucha porque está por encima de la frecuencia audible para los seres humanos. Esto no quiere decir que no haga daño. Todo lo contrario. Y es también el otro tipo de ataque sónico que el gobierno estadounidense sospecha que afecta a sus diplomáticos.

El gobierno de Donald Trump no ha ofrecido detalles sobre los presuntos ataques ni explicaciones concretas sobre el dispositivo que causaría los peligrosos sonidos

Los estadounidenses han percibido el sonido y los malestares en sus residencias, que muchas veces no son casas sino hoteles. Uno de ellos es el emblemático hotel Capri, con 60 años de construcción y recién remodelado, ubicado muy cerca del malecón de La Habana. Suelen surgir de noche y es entonces cuando se recuerda la premisa “Impide que el enemigo duerma y lo tendrás a tu merced” que, aunque se atribuye al proyecto de satélites espías norteamericano Corona, que se formalizó en 1958 en plena Guerra Fría, se ajusta a lo que aparenta estar sucediendo en Cuba.

Aunque ha hecho pública la denuncia, el gobierno de Donald Trump no ha ofrecido detalles sobre los presuntos ataques ni explicaciones concretas sobre el dispositivo que causaría los peligrosos sonidos. Es posible que tampoco tengan nada claro.

Un sonido de alta frecuencia no mata pero sí puede causar graves daños auditivos y lesiones cerebrales temporales y permanentes.

Fulton Armstrong y Brian Latell, dos ex funcionarios de la CIA consultados al respecto por AP y el diario El País, coincidieron en que no existe explicación para el misterio de la máquina sonora. “Nada de esto tiene una explicación razonable”, dijo Armstrong, quien llevó a cabo misiones en La Habana hace muchos años. “Nunca había visto algo así y no soy capaz de explicarlo”, ripostó Latell.

El sonido existe y ha causado problemas de salud leves y severos a funcionarios estadounidenses. También se sabe que es “disparado”, probablemente con láser, hacia sitios específicos de las residencias de los diplomáticos. Sobre quién lo activa se han tejido diversas hipótesis: es el gobierno cubano; es una facción disidente de las fuerzas de seguridad de la isla; es un grupo cubano contrario a la apertura hacia Estados Unidos o es un equipo defectuoso de espionaje.

Golpe invisible

Un sonido de alta frecuencia no mata pero sí puede causar graves daños auditivos y lesiones cerebrales temporales y permanentes.

El oído ha sido creado para captar determinadas frecuencias como el lenguaje, el ruido de la calle, la música, la sirena de una ambulancia, un grito o el aullido de un perro, y cuando el sonido excede estas frecuencias puede acontecer lo que se denomina “trauma acústico”.

Explicó la médico Sajidxa Mariño, presidenta de la Sociedad Venezolana de Otorrinolaringología, que el nervio auditivo puede compararse a un cable de hilos de cobre forrado con una cubierta plástica. Cuando es sacudido por un sonido de excesiva frecuencia, se tuerce y se parte, rompiendo la comunicación. Es decir, causando sordera. El ruido no tiene que ser duradero, pero si lo es los daños a la salud pueden ser mayores.

“Si la intensidad es extremadamente alta, además de romperse el nervio auditivo, la sordera se acompaña de otros compromisos neurológicos porque se transmite por todo el nervio, que pueden ir desde náuseas y dolor de cabeza hasta la pérdida de conocimiento. Y lo primero que percibe la persona afectada es un pito o un zumbido porque es la característica primaria del daño al nervio”, explicó la otorrina a Vértice.

Los primeros ataques sónicos a los diplomáticos estadounidenses habrían ocurrido en noviembre de 2016, aun bajo la administración de Barack Obama, pero ya con un Donald Trump como próximo presidente

Todas esas características, empezando por el zumbido, es lo que los estadounidenses afectados en La Habana dicen haber sentido.

El tratamiento antiinflamatorio debe ser rápido, aplicado en un máximo de 12 o 24 horas después del trauma acústico. “Es necesario colocar esteroides para aumentar la circulación sanguínea. Nada de esto garantiza que se restituya la función auditiva pero evita daños mayores. Puede que el oído se salve, o puede que no“, concluyó Mariño.

Cuba lo niega

Los primeros ataques sónicos a los diplomáticos estadounidenses habrían ocurrido en noviembre de 2016, aun bajo la administración de Barack Obama, pero ya con un Donald Trump como próximo presidente. Sin embargo, la primera denuncia formal que recibió el gobierno cubano, como ellos mismos lo admiten, fue el 17 de febrero de 2017, ya bajo la égida Trump, quien enfrió la política de acercamiento al gobierno de Raúl Castro y quien también dejó de lado la diplomacia al protestar los daños de los ataques sónicos hasta el punto de alertar que podría cerrar la embajada. Esa amenaza sigue en pie.

Los mandatarios de ambos países no han conversado directamente sobre el tema, pero el propio Raúl Castro negó los ataques sónicos al embajador estadounidense Jeffrey De Laurentis. Sin embargo, aunque conocían la situación desde febrero, no fue sino hasta agosto de 2017 cuando el gobierno cubano emitió un comunicado formal negando ser la causa de los ataques y anunciando una “exhaustiva investigación” de la que aún no se conocen los resultados.

Estados Unidos conoce del uso bélico del sonido y sus consecuencias, por lo que considera fundamentadas sus denuncias de ataque sónico en La Habana

En el comunicado, redactado en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla y publicado en el diario Granma, indican que “Cuba tomó con suma seriedad el asunto y actuó con celeridad y profesionalismo para el esclarecimiento de esta situación, iniciando una investigación exhaustiva, prioritaria y urgente por indicación del más alto nivel del gobierno cubano…”.

Luego acotan que para ello necesitan “compartir información” y “establecer cooperación” con las autoridades de Estados Unidos.

Entre las medidas que aseguran haber realizado están la creación de un comité interinstitucional de expertos para el análisis de los hechos y la ampliación y refuerzo de las medidas de protección y seguridad a la sede estadounidense, de su personal y de las residencias diplomáticas. Nada de esto evitó una segunda nota de protesta del Departamento de Estado en septiembre ni el anuncio de la posibilidad de cierre de la embajada.

Finamente, reiteran que Cuba siempre ha cumplido con las convenciones internacionales de protección a misiones extranjeras y que su “impecable ejecutoria” en ese ámbito es “internacionalmente reconocida” por lo que Cuba es considerada como un destino seguro para visitantes y diplomáticos extranjeros, “incluidos los estadounidenses”.

El ministro cubano de Exteriores también ofreció explicaciones durante un debate en la Organización de Naciones Unidas el viernes 22 de septiembre. “Cuba jamás ha perpetrado ni perpetrará acciones de esa naturaleza”, dijo Bruno Rodríguez y aseguró que tras las investigaciones realizadas “hasta el momento” no hay nada que confirme las causas ni el origen de los problemas reportados por Estados Unidos.

De otros calibres

El sonido es interacción con el resto del mundo, actúa como sistema de alerta ante riesgos latentes y puede ser una fuente de placer. Pero también ha sido desarrollado como arma. Estados Unidos conoce del uso bélico del sonido y sus consecuencias, por lo que considera fundamentadas sus denuncias de ataque sónico en La Habana.

Una de las armas acústicas más conocidas de Estados Unidos es el LRAD, siglas de Long Range Acoustic Device, que fue creado inicialmente como sirena orientadora de buques, pero que actualmente también se emplea para dispersar manifestaciones y, se cree, para afectar al enemigo en campos activos de guerra. El LRAD emite un sonido de altísima frecuencia con efecto hasta una distancia de un kilómetro.

En la antigua Unión Soviética también se rumoreó sobre la existencia de armas sónicas, algunas que dirigían el ruido a través del agua, como el mar, por ejemplo. Sin embargo, ante el hermetismo del sistema comunista, no existen pruebas contundentes de su existencia.

Por los momentos, el debilitado acercamiento entre Estados Unidos se ve amenazado por un sonido que quizás no sea letal, pero puede significar un drástico cambio de rumbo en las relaciones internacionales y el cese de oportunidades para todo un país. Ese sonido puede cambiar la historia.

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