Juan Manuel Santos, Raúl Castro y Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”

Timochenko rumbo a la Casa de Nariño

Reyes Theis
VÉRTICE
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9 min readNov 22, 2017

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Rodrigo Londoño se encuentra sopesando la determinación del partido de las Farc de nominarlo a la Presidencia de Colombia. Analistas estiman cuesta arriba su triunfo electoral y Carlos Alberto Montaner dice que su llegada al poder replicaría las experiencias de Cuba y Venezuela

Por Reyes Theis @reyestheis

“¿Quieres ver a Timochenko Presidente? Vota Sí al Plebiscito” La frase estaba escrita en vallas ubicadas el año pasado en diversos sitios de Colombia, como parte de la campaña del sector contrario a los términos del acuerdo de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y que pese a obtener un resultado favorable en la consulta popular, no pudo evitar su aprobación.

En la pieza propagandística estaba la cara del líder de las Farc, Rodrigo Londoño (Timochenko), acompañada de imágenes del martillo y la hoz comunista, una ametralladora, de la bandera de Cuba, otra de Venezuela, el rostro de Fidel Castro y el de Hugo Chávez.

Los sectores a favor del acuerdo catalogaron en ese momento de alarmista a la campaña y la señalaban de sembrar el miedo. Hoy, las Farc convertidas en el partido Fuerza Alternativa del Común, decidieron presentar la candidatura de Timochenko, materializando de esta forma el vaticinio. Aunque el posible aspirante afirma que debe sopesar la decisión.

“He recibido la visita del camarada Carlos Antonio Lozada, integrante de la dirección nacional del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), el cual presido, para comunicarme oficialmente la decisión de postular mi nombre para las elecciones presidenciales del próximo año”, reaccionó Timochenko el 11 de noviembre a través de un video que publicó en su cuenta de Twitter.

El ex guerillero añadió: “Yo nunca a las Farc le he dicho no a una tarea y esta no será una excepción, pero sí quisiera antes de tomar la decisión en firme, consultar la opinión del común. Espero sus opiniones”

La reacción del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, el más férreo opositor a los acuerdos de paz no se hizo esperar: “Vamos a enfrentar la candidatura presidencial espuria del delincuente, las candidaturas al Congreso de delincuentes de lesa humanidad no juzgados, no investigados, ni por la justicia indulgente de la JEP (Justicia Especial de Paz). Vamos a enfrentarlos a pesar de su dinero del narcotráfico y a pesar de que irán a elecciones nuevamente con el grupo armado que ahora llaman disidencia”.

El paisa añadió, según reseña de El Tiempo, que “lo único para lo que va a servir este proceso, es para darles indulto a delincuentes de lesa humanidad”.

En la silla

La posibilidad de ver al líder de la ex guerrilla con el tricolor colombiano en el pecho y despachando desde el Palacio de Nariño, inquieta a muchos en Colombia.

Aunque todavía no se han publicado encuestas que den pistas sobre la intención de voto a favor de Timochenko, un dato puede servir para avivar el fuego de intranquilidad: una encuesta de finales de junio pasado daba a las Farc un margen de aceptación superior al de los partidos políticos.

La referida investigación telefónica realizada por la encuestadora Gallup -del 15 al 24 de junio en Bogotá y realizada en Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, con un error muestral de 3%- arrojó que las Farc contaban con una imagen favorable de 17 %, y desfavorable de 79%; mientras los partidos políticos tenían una imagen favorable de apenas 8% y desfavorable de 89%.

Otros sectores tampoco se salvaron de la percepción negativa de los encuestados. El Congreso salió con una imagen favorable de 15% y desfavorable de 82%; el sistema judicial resultó con un 15% de imagen favorable y 84% de desfavorable. Todos estos resultados son síntomas de una ciudadanía que ha perdido la confianza de sus instituciones, un escenario similar al que se vivió en Venezuela y que permitió en 1998 la llegada de Hugo Chávez al poder.

No obstante, los analistas estiman que las posibilidades de éxito de Timochenko -si termina confirmando la candidatura- y las Farc son remotas. “Cuando estaban armados los niveles de aceptación de las Farc eran muy bajos, ahora suben un poco porque han cumplido con lo pactado, pero tengo dudas en que la gente va a votar masivamente por ellos”, comenta a Vértice, Fabián Acuña Villarraga, profesor de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.

Por su parte, Fernando Giraldo, politólogo colombiano egresado de la Universidad de la Soborna en París, dice que es probable que Timochenko no presente su candidatura o al menos se vea obligada a retirarla en algún momento, más por una estrategia política que por un impedimento legal.

“Yo creo que Londoño está jugando a crear una expectativa y si no la siente con fuerza, dirá que no hay condiciones. Creo que saben que no tienen condiciones hoy para participar en una elección presidencial. Quizás para una legislativa puede tener unos resultados aceptables, como obtener 3% para mantener el umbral del partido”, declaró a Vértice.

Un elemento que puede ser clave para la decisión de Timochenko o de las Farc para seguir en carrera por la presidencia, tiene que ver con el fraccionamiento de la oferta, pues varias decenas de candidatos han mostrado su interés en postularse.

“Si el fraccionamiento se mantiene, las Farc podrían apostar a ir a hasta el final, porque no serían los únicos que sacarían poca votación. Hay unos 5 o 6 precandidatos que su intención de voto puede estar hoy entre 15 o 20%, como Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras, Martha Lucía Ramírez, Gustavo Petro y Humberto de la Calle. Quiere decir que cualquiera de ellos puede pasar a la segunda vuelta, en ese sentido las candidaturas de Rodrigo Londoño y otros puedan estar en 3 y 5% y a lo mejor deciden continuar y serían unos de los tantos que llegarían con ese porcentaje”, explica Giraldo.

Pero de inmediato da detalles del otro escenario: “Si hay bloques donde queden 2 o 3 candidatos fuertes y hay muchos candidatos pequeños, entre ellos los de las Farc, seguramente retirarían la candidatura, para no verse expuestos a una derrota tan contundente y un desprestigio, tomando en cuenta que sería su primera experiencia electoral y que puede tener un efecto demoledor”.

El gobierno de las FARC

A pesar de que la posibilidad de llegar al poder lucen remotas, al menos en esta elección presidencial, ¿cómo sería un eventual gobierno de Timochenko?

El profesor Acuña responde a la interrogante: “Un gobierno de las Farc sería como soñar demasiado alto. Esto no es como las guerrillas de Centroamérica que tenían un nivel de aprobación en la población”, comenta y agrega que aunque ninguna institución estaría preparada para un gobierno de los ex guerrilleros, si juegan y ganan con las reglas democráticas, el deber es reconocerles.

“Vamos a tener que acostumbrarnos a verlos más en los medios de comunicación, a verlos en puestos de autoridad. La reconciliación puede durar años, décadas y hay quienes dicen que la reconciliación puede durar más que lo que el conflicto duró, que fue más de 50 años. A mí en este momento me preocupa es un rearmamento de la extrema derecha, como un efecto de contrareforma”, indicó.

Quien sí cerró los ojos para “soñar” un gobierno de Timochenko, fue el escritor cubano Carlos Alberto Montaner y en un audio colgado en el portal Cibercuba, expresó que Timochenko “Piensa ganar las elecciones con los narcodólares que controlan las Farc. Es una inmensa cantidad de dinero. Se les ha llamado el mayor cartel de la droga en Colombia”.

Adelantó que Rodrigo Londoño como candidato “no dirá para qué quiere ser presidente, se limitará a denunciar las enormes deficiencias de la sociedad colombiana” y añadió que “a Timochenko no le interesa aliviar esos males, sino que ha decidido cambiar de signo las desgracias que afligen a ese país”.

En ese sentido pronosticó que un eventual gobierno de las Farc “transferirá la riqueza existente de manos de los oligarcas, a los cuadros que segregará la mítica revolución, que en realidad es una nueva oligarquía, en un proceso que llaman la formación del capital primario, siguiendo de cerca la vieja fórmula de Marx”.

Además cree que en ese gobierno se organizaría “el trasvase del aparato político primario a unidades colectivas, sin importarle el daño que le puede ocasionar a la economía y el pueblo, mientras tiende un puente de plata por el que huirán sus adversarios naturales. Es decir, un proceso de restricción muy similar al de Venezuela y Cuba”.

También cree que una presidencia de Londoño cambiaría la constitución “para que se permita la reelección indefinida y ‘se termine ese cuento burgués de la separación de poderes o la alternancia diversa en las tareas de gobierno’”. Montaner considera que si los colombianos no despiertan “lo que sucederá será algo terrible y semejante a lo que sucedió en Venezuela o Cuba”.

Candidato sin justicia

La ruta de Timochenko hacia la candidatura presidencial no está libre de obstáculos. Algunos de los sectores que impulsaron en forma feroz la negativa al acuerdo de paz, ahora sostienen que los ex guerrilleros no deben postularse sin someterse a la Justicia Especial para la Paz, pero a su vez, estos sectores son los que más trabas han puesto a la aprobación en el Congreso de la instancia encargada de procesar y castigar los crímenes del conflicto armado.

“Hasta el momento ninguno (de los miembros de la ex guerrilla) ha pasado por la JEP, que ni siquiera ha sido aprobada. Había varios requisitos para que las Farc pudieran participar en política, el primero es que entregaran las armas, eso se dio, y ya entregaron las coordenadas. Lo siguiente es que en Colombia las personas que han sido condenadas no pueden participar en política, ni mucho menos ser presidente, pero para eso se necesita la Justicia Especial para la Paz. Al día de hoy no se ha logrado y cada vez se acorta el tiempo. Ya estamos en inscripciones a candidaturas de Congreso y quienes han manifestado que serán las cabezas de la lista de las Farc son las personas del secretariado de la guerrilla, quienes se asumen que debería ser procesados por la JEP para temas de delitos de lesa humanidad”, explica Fabián Acuña.

Añade que el acuerdo de paz se hizo para que la guerrilla dejara las armas y empezara a tramitar sus inconformidades con el sistema por la vía democrática. “Truncarle el espacio político es truncar el proceso”, sostiene.

Por su parte, Giraldo destaca la necesidad de respetar lo acordado en La Habana entre el Estado y el grupo guerrillero: “Lo que se acordó es que se deben someter a la Justicia Especial para la Paz, pero se dijo que tienen derecho a participar en política (uno no depende de lo otro), y que si son elegidos, la condena les impedirá desempeñar el cargo que hubieran ganado en una elección”.

Agregó que la discusión de quienes no quieren que las Farc presenten candidatos hasta que no pasen por la justicia, es una interpretación que ellos quieren que quede en la ley para impedirles que participen electoralmente, pero eso no está estipulado en el acuerdo de La Habana.

“Lo hacen de mala fe. El acuerdo es muy claro, y es que ellos pueden participar en política independientemente de cuándo iba a operar la JEP, no hay lugar a otra interpretación. Las inscripciones de las candidaturas se cierran el 11 de diciembre y nada les impide inscribirse”, sostiene.

Al experto le preocupa además que en este momento no hay forma de juzgar a quienes participaron en el conflicto armado: “Entonces esta gente no tendría justicia para que los juzguen. No se pueden someter a la justicia ordinaria, y la especial no está. Entramos en un limbo impresionante”.

Por los momentos la JEP ya pasó el examen de la Corte Constitucional, Tribunal que dejó en claro que los guerrilleros desmovilizados pueden participar en política así sean sancionados, pero que será la misma Jurisdicción la que determine si la sanción impuesta es o no compatible con el cargo a ocupar.

También el proyecto de ley que pondrá en funcionamiento a la JEP fue aprobado en el Senado, con 51 votos a favor y 7 en contra. Ahora la Cámara baja debatirá el proyecto y deberá conciliar posiciones con el Senado, en caso de diferencias de criterio.

Por su parte, Timochenko a nombre de su partido, mostró su desacuerdo con algunos elementos aprobados por el Senado y la Corte Constitucional en una carta remitida al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres: “Si bien es cierto que el fallo de la Corte (Constitucional) habilita en términos generales la participación política de los ex combatientes, introduce una serie de condicionalidades no previstas en el Acuerdo Final, cuyo incumplimiento en el fortuito caso de producirse, daría lugar a la pérdida de tratamientos especiales, beneficios, renuncias, derechos y garantías, según el caso”.

Entretanto, Rodrigo Londoño ha convocado cacerolazos en distintas partes del país para mostrar el descontento con la forma cómo se ha implementado el acuerdo y su partido, Fuerza Alternativa del Común, ha realizado reuniones de lanzamiento de esa organización política en diversas ciudades, en lo que luce como actividades de agitación política para calentar el ambiente y medir reacciones antes de tomar la determinación sobre si finalmente presenta su postulación a la Presidencia de Colombia.

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