2020 ¿El fin solo de un año?

Uriel Cortes
Vestigium
Published in
5 min readDec 30, 2020

El cambio del entorno en 10 años.

A un día de terminar este 2020 y después de no escribir prácticamente nada en estos meses; una sensación llegó a mi, sobre todo por lo acontecido esta navidad que acaba de terminar y de la cual aún queda un ligero aroma en el ambiente, un olor ligeramente familiar, pero que en definitiva no es igual.

Me inunda una reflexión que se ha ido formando a lo largo de estos meses, desde que inició toda esta locura del encierro y los cambios que hemos acontecido en la vida diaria, en nuestra rutina. Reflexionaba con un amigo — conmigo mismo, no me juzgues — como han ido cambiando las cosas a lo largo del tiempo. La razón: las pasadas fiestas y tus recuerdos de Facebook.

Lo curioso fueron recuerdos de hace unos 9, 10 años, Comienzos de la década de los 2010. Quizás recuerdes esas publicaciones donde, en los deseos navideños y de fin de año se realizaban en masa. Imágenes o textos que iban dirigidos a personas especiales de una u otra forma donde agradecías o deseabas algo bueno, lo interesante de esto era que a tu mente no le importaba etiquetar a tus 20, 30 amigos, o incluso más en dicha publicación. Y ahí te encontrabas muchas veces etiquetado en una publicación con docenas de personas con las cuales nunca te habías cruzado en la vida. Estas publicaciones abarcaban un sinnúmero de escenarios, desde fiestas, graduaciones, buenas noticias, etc. Con el paso de los años, esta tendencia fue desapareciendo, incluso ahora son contadas las publicaciones donde llega a suceder, y si sucede en el mejor de los casos eliminas la etiqueta y dejas pasar las cosas sin pena ni gloria. Tal vez era la edad, la juventud, tus dieciochos, tus veintes. No lo sé.

En comparación y viajando al presente. En marzo-abril que comenzaba esta locura, se veía una cantidad enorme de videollamadas, salas con todos tus amigos, conocidos, equipo de trabajo. Zoom aquí, Meet allá, Teams en algún otro lugar. Vamos, era una locura y una carrera por no querer perder aquel contacto, por querer seguir viendo a tus amigos, tu crew, tu barrio como decimos coloquialmente en México; sobre todo para aquellos que cumplieron encierros obligatorios, por así decirlo. Escuelas, oficinas, lugares de trabajo que cerraron casi en su totalidad. Me entiendes.

A lo largo de los meses, se han ido desarrollando las cosas de una manera más o menos cotidiana. Te has acostumbrado a tomar clases en línea, a dar tus clases en línea. Te has ido acostumbrando a tener tus reuniones de trabajo por Zoom, por Meet. Has tenido algún congreso, seminario o conferencia por Youtube. Aunque pensándolo bien quizás no te has acostumbrado, sino resignado de alguna manera.

Pero dentro de todo, y de que sigas tu vida como hasta ahora. Ese contacto humano se ha ido difuminando. Dónde están ahora las videollamadas con tus amigos, esas noches donde te veías en mayor o menor medida con algún compañero y hablaran de algo personal, ajeno a tu trabajo, a tu negocio. Dirás que lo sigues teniendo, sin embargo estoy casi seguro que no en la medida que lo tenías. Tal vez hablas con tu novia/novio, con tu ligue, con tu crush, con tus padres, algún amigo más cercano… Pero esa vorágine fue cesando, perdiendo fuerza y en algunos casos desapareció. Cada quien tomó el ritmo de su vida.

Tomas tus clases con tu cámara apagada. Sabes, “que hueva que me estén viendo”, —en el mejor de los casostal vez solo ingreses a tu clase mientras haces otra cosa: juegas, duermes, desayunas, lees. Tal vez en pijama, me entiendes. No está mal, nadie te juzga. Sin embargo algo dentro de nosotros está cambiando, tu mente está cambiando y no, no nos damos cuenta. La vida sigue, las clases siguen, las reuniones obligatorias siguen. Tal vez tienes reuniones virtuales con shorts y camisa. Está bien. Nadie te juzga, tal vez dictas clases de la misma forma. Esta bien.

En esa reunión de trabajo, en esa clase, nos hemos detenido a preguntar de manera más personal cómo está el otro, aquel compañero de clase con el que más o menos hablabas en la escuela, aquel compañero de oficina que se sienta a dos escritorios de ti. No me contestes, es para ti. Esas esferas que llamábamos ESCUELA, TRABAJO, FAMILIA, GRUPO DE X, GRUPO DE Y han ido cambiando a microesferas que ahora se llaman Juan, María, Karen, etc. Mismas que siempre han existido, pero que incluso en periodos cortos de tiempo interactuaban con esferas más grandes pero, ahora lo hacen todo desde un pequeño rincón en algún lugar del mundo.

¿Será que de una u otra manera, nos hemos ido moldeando en un ser en extremo individualista?

Es una tendencia interesante, de la cual evidentemente la conclusión es personal y no queda más que en una opinión, pero que con el paso de los años se hace una tendencia. Menos amigos, menos conocidos. Un núcleo más bien pequeño. Tal vez la vida es así.

Thomas Hobbs decía: “el hombre es malo por naturaleza, egoísta y antisocial…”

Por otro lado:

Jean-Jacques Rousseau pensaba que “el hombre es bueno por naturaleza” y que es la sociedad la que lo corrompe.

Adicionalmente.

Maquiavelo pensaba que: “el hombre es por naturaleza perversa y egoísta, sólo preocupada por su seguridad y por aumentar su poder sobre los demás…”

¿Podrá ser este aislamiento una consecuencia psicológica y conductual de la pandemia? o ¿Realmente somos nosotros un ser egoísta por naturaleza?

En cualquiera de los casos que pudiera responder las preguntas, es un buen día para desear de corazón que la vida, el universo, las circunstancias, Dios… lo que sea que tú creas, te haga estar en el lugar correcto, con las personas correctas, las palabras correctas siempre.

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