No entiendo el anhelo.
Por qué quiero su dolor. Una vasija de oscuridad desconocida… Dicen que dejar ir es como un cuchillo, pero ese dolor agudo mata demasiado rápido.
Subconscientemente pensando que merezco esto… pensando que así es como debería ser. El mundo está demasiado roto para el amor… demasiado roto para la alegría.
Esta visión enferma que presenta de relaciones distorsionadas sólo prueba mis palabras… sin saber qué creer. En un minuto es dulce pero, la mayoría de las veces, amargo.
Las puertas que solían proteger tu corazón se vuelven contra uno. Cuando se transforman en monstruosas garras metálicas que te rasgan, pero, ¡cómo se toman su tiempo para separarte del interior!
El rasgado es exquisitamente lento, cada día el dolor crece, palpita y se repite. Hasta que finalmente hay un enorme agujero en tu pecho donde un hermoso pájaro solía cantar.
El pájaro se ha ido, ahora solo hay silencio, pero tú te atiendes. De alguna manera te encargas del desastre. Ahora las garras trabajan para reparar el daño, pero dejan un pequeño agujero. Por si acaso un día, esa querida ave elige volar de regreso.
Nunca fui una prioridad, pero siempre respondo cuando llama.
La emoción que siento por él nunca podrá ser igualada ni reemplazada.
Mi corazón es un hogar cálido, un nido en el que creciste y creciste. Si supieras entonces por lo que estaría pasando, no cambiaría nada. Eso es lo mucho que te quiero, pero no lo entiendes. Aún no pequeño pajarito. Aún no.
¿Cómo puedes decir que la amas?
Ella es tu alma gemela y él me besa como tú.
