De chiquito aún te espero

Máximo Shölonder
Vestigium
Published in
2 min readAug 26, 2020
Damir Spanic

Me gusta ver a mi madre preparar la sopa.

Vertiendo el agua y dejarla hervir agregando dos calditos

sabor verdura, romper hervor y agrega los fideos.

Y yo así bebo a sazón, un platón de eslóganes.

Me gustó pasar toda mi niñez escapando de la escuela adentrándome en la maraña de ladrillos, sobreviviendo al día y llegando a cualquier hora con nueve años sabiendo que mi sombra aun sigue allí.

De grande pendulé entre mundos muy diversos, de todos aprendí que nunca se termina de aprender.

Tengo en mis puños la hojarasca revoloteante de un par de recuerdos que luego sublimo en lágrimas.

Miro al cielo y me adentro en la garganta de una noche lobuna que en sus fauces me cachorrea un ladrido de pupilo herido.

Son los gritos de hombre inmaduro que a su niño abofetea.

Pueden pasar y ver mientras me desnudo, no hay forma en el espejo que

refleje, nada más inmundo que mis pulmones exhalando penas.

Voy a dormir pero no duermo, por eso cuento series.

Le temo al netflixepam, pero bebo la dosis justa,

esos 5 miligramos de mi serie favorita,

de la que

nada

Queda.

Me gusta ir a trabajar de naderías pedaleando mi maestría muerta.

Presento mi cv contento, pues allí está todo de lo que nada importa,

Es el final y miro por mis hombros como el pasado se me estrella

de cerquita en la nuca y me despierta.

Es de día, es martes y aún no llegas.

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