El fugitivo
Somos dudas despejadas, atajos elegidos, decisiones que votamos con la conciencia que nos delibera; nuestra razón que nos ata y desata. Somos dueños empañados en sueños, quimeras perdidas, fantasías desordenadas. Incumbimos ser nuestros miedos a superar, el odio a olvidar, deseos por cumplir como promesas devotas, el perdón necesario. Seamos infinita seguridad sobre el tiempo que es lo único que no podemos negociar ni comprar.
El pasado nos anida en huellas, el futuro mera ilusión, un suspiro el presente que nos respira de manera perpetua sobre un suelo que nos abandona constantemente. Siempre nos alojará un pasado, en realidad somos puro pasado. El tiempo jamás se recupera.
Lo realizado nos determina, pero no nos concluye. Intentemos borrar aquellas marcas que nos dañan mientras respiramos sobre el prófugo vagón del presente, hacer de nosotros el mejor instante, proyectarnos a un futuro colmado de pasión y no tanto de necesidades.
Aprovechemos el tiempo porque somos fugitivos o, mejor dicho, el tiempo es un fugitivo sobre nosotros.
“El universo no solo tiene una historia, sino cualquier historia posible”.
— Stephen Hawking.