El plan de los parásitos

Mat Guillan
Vestigium
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5 min readSep 3, 2019

Una familia tipo clase baja de Corea del Sur encuentra la salida a su pésima situación económica parasitándose a una familia rica prestándole servicios domésticos. Este disparador fue suficiente para que el director y guionista Bong Joon-ho (Okja, Memories of Murder, Snowpiercer, The Host, Barking Dogs Never Bite, etc) realizara una brillante película tragicómica, oscura y delirante que enfoca desde un prisma bizarro la lucha de clases y la desigualdad polarizada.

Madre, padre, hijo e hija están a la espera de una oportunidad mientras doblan cajas de pizza por centavos en un departamento bajo tierra con una ventana a ras del suelo de la calle debido a la quiebra de sus trabajos anteriores. Hasta que un amigo de Gi Woo, el hijo mayor, le ofrece que le de clases de inglés a una chica rica que le gusta porque confía en él y le regala una “roca de la abundancia”. Desde ese momento, se improvisa un gran plan con títulos universitarios falsificados, trampas y el ocultamiento de su parentesco para que los cuatro terminen trabajando para los Park, otra familia tipo, en este caso rica, que vive en una casa increíble en la colina.

“¿Sabés cuál es el plan que nunca falla? No tener ningún plan. Porque si tenés un plan, la vida nunca funciona así. Por eso la gente no debe hacer planes. Sin un plan, nada puede salir mal. Y si algo se sale de control, no importa”.

Con una destacada actuación de la estrella coreana Song Kang-ho, que interpreta al padre de la familia pobre, la película toma el ritmo intrépido que trae aparejado una serie de engaños. Todo se vuelve un juego basado en la transgresión de la confianza. Del otro lado, la imperdible actriz Yeo-jeong Jo lleva adelante una ama de casa desesperada por las cadenas de recomendaciones boca a boca que mantienen su círculo de confianza supuestamente intacto. Y su esposo, el frío director ejecutivo de una empresa de tecnología que encarna Sun-kyun Lee, quien vive custodiando la línea que separa una clase de otra y que el personal doméstico nunca debe transgredir, ni siquiera con su aroma extraño, que es “el mismo que se huele en el subte”.

Todo sucede en una Corea del Sur en la que, como dice el padre de la familia pobre, “un puesto de guardia de seguridad atrae 500 graduados universitarios”. También se pone en evidencia que hay inflación al momento de pagar el primer salario de las clases de inglés (aunque igual se paga de menos). Y hay una burla al mandatario Kim Jong-un que nace del miedo a que Corea del Norte les lance un cohete y así se justifica el mundo subterráneo.

Cuadro del niño de Parasite / Cuadro de Jean-Michele Basquiat.

Los únicos que sospechan lo que está pasando son los niños de la familia rica, quienes todavía no se encuentran tan inmersos en el estilo de vida que llevan. Sobre todo el más pequeño que corretea la casa vestido de indio y pinta cuadros al estilo Jean Michel Basquiat, el artista neoyorkino de los 80' que con sus obras hizo una potente crítica contra la desigualdad y el racismo. Ese niño irrumpe en esa vida social ordenada como un tornado y así es como es el primero que percibe que en hay algo en común entre el profesor de inglés, la profesora de arte, el chofer y el ama de llaves, es decir, toda la familia pobre: todos huelen igual. Llevan el olor de los que viven bajo tierra.

Durante toda la película, la simbología del agua atraviesa esa grieta de clases: la lluvia para los ricos es una bendición porque despeja el día siguiente para una fiesta de cumpleaños en el jardín y para los pobres significa que su casa de suburbio se les inunda hasta el cuello y terminan durmiendo en un gimnasio junto a cientos de evacuados. A esa altura, el film toma un vértigo espectacular por un giro inesperado de la historia que profundiza aún más la idea de los que viven con una expectativa casi nula, de supervivencia y conformidad por el solo hecho de poder carroñar, de madrugada y a hurtadillas, lo que sobra de la heladera de la burguesía.

El director y guionista Bong Joon-ho.

Lejos de profundizar en el dramatismo o la demagogia que podría llevar el film, el enfoque bizarro y la inestabilidad de todos los personajes es lo que impulsa la historia. Lo que divide una familia de otra es esa línea profunda trazada por la desconfianza. El prejuicio de que los otros son peores. Así es como a unos les brinda la posibilidad de tener un plan de vida, y a otros, la necesidad de inventarse uno ante la mínima posibilidad que les aparece.

Ese es el punto en el que Bong Joon-ho decide dar el golpe y abrir esta excelente película que fusiona los géneros con maestría y encuentra en las labores domésticas la intromisión perfecta. Esa transgresión de la intimidad es la que permite que el choque de clases se vuelva abominable y se exprese como un virus, hasta el paroxismo.

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Mat Guillan
Vestigium

Soy un conejo mutante que escribe. Tapate los ojos. Sitio web: www.conejomutante.com