En el centro del sol existe un ser

M. Figuera
Vestigium
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2 min readDec 6, 2020
Foto por Vivek Doshi en Unsplash

En el centro del sol existe un ser.

Lo único que puede ver es naranja, rojo, amarillo. Explosiones de lava y fuego.

No sabe lo qué es el negro porque jamás ha conocido la oscuridad. Sus ojos, sin embargo, si lo son. Parecen dos piedras carbonizadas y lloran lágrimas de agua que incluso antes de salir al exterior ya están evaporizadas.

Tampoco conoce la soledad porque nunca ha estado acompañado. No se puede añorar algo que jamás se ha conocido. Permanece acostado en una cama de piedra, la única cosa fría que existe en el centro del sol.

Nadie sabe de él y él no sabe de nadie. Solamente conoce su trabajo.

Se debe mantener en ese lugar, hasta que el tiempo ya no parezca tiempo o hasta que su deseo de permanecer ahí se agote. Pero no se ha sentido cansado. Ya el tiempo no parece tiempo, porque lleva tantas eras ahí que no solo ha dejado de percibir su paso lento; ha dejado de importarle por completo.

A veces, en una lejanía que no conoce distancias, escucha el lamento quedo de los otros. Y entonces él también entona la canción que nadie les ha enseñado pero que desde el primer momento han conocido.

Otras veces junta sus manos y entrelaza los dedos. Queda ensimismado por el contacto piel con piel, tan diferente a el de la piedra helada y tan parecido al calor abrasador del sol.

El ser en el centro del sol se sienta en la cama de piedra y observa a su alrededor. Rojo, naranja y amarillo. El silencio ruidoso que emite su estrella se ve interrumpido por el suave tarareo de una canción sin nombre y sin autor.

M. Figuera

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M. Figuera
Vestigium

Libro de sangre. Lectora compulsiva, escritora sin talento y enfermera quirúrgica. Venezolana. Narë. https://twitter.com/naremf/