Fabio el personaje
Fabio estaba en su estudio, tomando el último sobro de su taza con café. Dejó la taza junto a otras 5 tazas vacías que le empezaban a estorbar en su escritorio. Estaba escribiendo sin parar, luego escribía en voz alta “Diego va a la pizzería y paga para que le lleven pizza todas las mañanas por tres meses. Sí, para llenar el vacío que siente por las mañanas que le dejó su ex Susana Ferro.” Extendió sus brazos en forma de victoria y dejó de escribir, vio su reloj y se prometió descansar 15 minutos y luego volver a escribir. Cerró sus ojos y el reloj marcó que habían pasado más de 15 minutos, pasaron horas y ahora el sol alumbraba su estudio.
El sonido del timbre lo despertó, sus ojos estaban rojos, como es usual de Fabio corrió con torpeza con pantuflas blancas a la puerta. Y por pura inercia solo abrió la puerta sin preguntar quién era, de alguna forma estaba dormido y despierto.
“Aquí está su pizza de las mañanas” le dijo el repartidor de pizzas, Fabio frunció el ceño “Es la dirección incorrecta, yo no he pedido ninguna pizza” “No es ningún error, usted ha pagado por tres meses de pizzas en las mañanas” Fabio subió sus hombros sin tomarle importancia a las palabras del repartidor, así que tomó la pizza y entró a su casa. Al cerrar la puerta se preguntó en voz alta “¿Lo soñé o tal vez yo lo escribí?”
Mientras desayunaba su pizza revisaba lo que había escrito la noche anterior, al leer lo de las pizzas se rió algo nervioso “¿Será que lo que escribo luego sí me pasa?”, con una sonrisa peligrosa comenzó a escribir de nuevo.
Al siguiente día el timbre lo despertó nuevamente, está vez era un señor con corbata frente a su puerta: “Soy el gerente de la agencia donde compró su carro, ya que usted es un cliente muy importante para nosotros, decidí venir a dejarle su carro personalmente.” Frente a su garaje, estaba una grúa con el carro de sus sueños, su corazón se hinchó de alegría y recibió las llaves de su nuevo carro con una gran sonrisa, sonrisa que no había logrado tener desde que lo dejó su ex Susana Ferro.
“Mañana vendremos a dejarle los otros cuatro carros de su pedido, pero debido a otros compromisos que tengo no podré venir yo, vendrá Susana Ferro”, Fabio dió un gran suspiro.
En la noche, Fabio conducía a gran velocidad su nuevo carro, ese carro que siempre había soñado tener. Mientras conducía vio una sombra cruzarse, frenó tan fuerte que perdió el control y se estrelló con un muro.
Fabio despertó recostado en la alfombra de una habitación con paredes rosadas. Al despertar completamente, se sentó en la cama y vio el reflejo de una mujer en el espejo.
“¿En dónde estoy? ¿Quién eres y qué hago aquí?”
“Fabio siempre tan olvidadizo, ha de ser por tanto café para no dormir mientras escribes”
“¿Quién eres y cómo sabes que escribo?”
“Soy Susana y sé más de lo que crees”
“Necesito escribir para salir de aquí” Fabio buscaba un papel y lápiz, mientras Susana se reía descontroladamente.
“No vas a poder salir de aquí, porque tú eres un personaje que escribí en un libro”
“¡Dices que no soy real!” Susana le respondió con un movimiento positivo de su cabeza.
Fabio se levantó de la cama para ver de cerca a la mujer que le decía cosas tan locas, era una mujer pelirroja con pecas y lentes. Ella le sonrió, se levantó y salió de su dormitorio, pero ella no estaba en el mismo dormitorio que él. Fabio escuchó cuando ella cerró la puerta al salir.