Faltas tú

Luis Ayala
Vestigium
Published in
2 min readJul 25, 2018

No tenes idea lo difícil que fue verte en esa cama los últimos días, únicamente inerte, respirando y viendo a la nada. Recuerdo cuando hace algunas semanas te alegrabas al ver llegar a tu familia a casa, ladrando y corriendo por doquier, con la alegría que siempre te caracterizó.

Fue doloroso ver tu rostro lleno de cansancio en tus últimos días. Era notorio el miedo que te inundaba, al despertar a las 2 a. m. ladrando, pidiendo la compañía de quien despertara a acompañarte a dormir mientras te cantaban una canción.

En mí siempre existió miedo a que sucediera lo inevitable. Era miedo a la muerte de quien se convirtió en mi mejor amigo a lo largo de 16 años; miedo de ver morir a un ser que se ganó un lugar especial en la vida de quienes estuvieron cerca de ti desde ese día que llegaste de forma inesperada, hasta que dijiste adiós.

A más de un mes de tu partida aún se siente la falta en casa. Faltan tus ladridos, tus huellas, tu olor, tu cama cubierta de pelo, tu cola moverse de forma alocada al jugar. Faltas tú.

Me hubiera gustado que entendieras todo lo que te dije a lo largo de nuestro tiempo. Cada vez que te dije «Te amo», o «Eres mi mejor amigo», sé que sentías mis palabras y que a tu manera me respondías. Espero que estés donde estés puedas recordar lo que fuimos y puedas recordar esos bonitos momentos que pasamos.

Después de tantos años se convirtió en ritual navideño cubrirte y abrazarte para que no tuvieras miedo de los fuegos artificiales. Esta próxima Navidad quien tendrá miedo seré yo, tu ausencia me hará falta más de lo que te imaginas.

Si hubiera podido pedir un deseo a la vida, sería que me hubieras acompañado en este largo camino un tiempo más. Así como te vi crecer y envejecer, hubiera pedido lo mismo para ti. Hubiera deseado que te quedaras un rato más, solo un rato más por favor.

Para ti, mi gran amigo Rocky.

--

--