Las mejores series del 2017

Y6jas
Vestigium
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12 min readJan 8, 2018

No son pocos los que aseguran que nos encontramos en una auténtica era dorada de la televisión, — calificativo que en realidad hace referencia a los seriados de manufactura norteamericana — . Y es que basta con comparar la última temporada de Game of Thrones — con un presupuesto de 70 millones de dólares — con cualquier serie de los 90 o anteriores para notar el salto significativo en cuanto al nivel de producción. Y no es la excepción, muchos son los productos televisivos que poco tienen que envidiar a las grandes producciones cinematográficas de Hollywood hoy en día, algo inimaginable un par de décadas atrás.

Las razones del fenómeno quizás las encontremos en la migración de muchos de los llamados showrunner de la pantalla grande a la chica — como consecuencia de la censura y, en especial, las limitaciones creativas que estos sufren constantemente por parte de las grandes productoras — quienes han encontrado terreno fértil para manifestar todo su potencial creativo en este formato. Así también las propuestas de empresas como HBO — para muchos la pionera del fenómeno televisivo actual — en su apuesta por producciones de gran manufactura. Pero el detonador definitivo ha sido sin duda la aparición de los servicios de streaming — los cuales han roto con el tradicional ritual de ver series de forma semanal o diaria, facilitando a las audiencias el beneficio de disfrutar dichas producciones de forma ininterrumpida o como se le conoce en inglés «binge-watching» — , y en especial la de una empresa que asumió la bandera del streaming y el binge-watching como modelo de negocio, tal es el caso de Netflix. Esta ha colocado el mercado de la pantalla chica en la palestra, donde otras compañías no se han hecho esperar para apuntarse en esta nueva mina de oro que es el consumo audiovisual doméstico.

Se da el binomio perfecto para tener productos de muy alta calidad y disfrute, como es inversión y «libertades creativas» de parte de los realizadores. El resultado no sé si sea una «era dorada», pero sí un indudable buen momento para la TV. El 2017 no fue la excepción y nos dejó una gran cantidad de producciones, de las que he seleccionado según mi criterio las 7 más relevantes, y que comparto en la siguiente lista…

Creador: David Simon, emitida por HBO

7. The Deuce

Si existe un calificativo que le acierte a David Simon es el de cronista. Y es que cada vez que asistimos a un relato del showrunner norteamericano lo que palpamos es realismo y, como si de un Charles Dickens moderno se tratara, Simon sigue colocando el foco de atención en los sectores menos favorecidos de la sociedad y en la crudeza de sus historias. En la aclamada The Wire nos adentraba a los guetos impregnados de pobreza, droga y violencia de Baltimore. Ahora en The Deuce nos hace retroceder en el tiempo a las sucias calles de Nueva York en la década de los 70, una auténtica jungla nocturna llena de mafiosos, policías corruptos, proxenetas, prostitutas y una floreciente industria pornográfica.

Una serie en la cual se aprecia nuevamente el sello de calidad de la HBO, donde cada detalle esta cuidado, con una gran recreación de la época y una muy atmosférica fotografía, creando una ambientación que por momentos recuerdan a Taxi Driver (1976) de Martin Scorsese. A destacar son también las actuaciones de su reparto coral, donde resaltan las interpretaciones de Maggie Gyllenhaal y James Franco.

The Deuce es una serie que se va cociendo a fuego lento y nos va narrando la lucha individual de cada uno de sus personajes para sobrevivir en un ambiente hostil. Una buena dosis de realismo en un universo televisivo plagado de obras escapistas.

Episodio destacable: #3, «The Principle Is All». Luego de una larga introducción, en este punto es donde me parece que realmente arranca la historia, así como la apertura del bar de Vincent se presta para reunir en una escena la fauna de personajes que conforma esta historia.

Creador: Bruce Miller, Ilene y Chaiken, emitida por Hulu

6. The Handmaid’s Tale

Ya sea en el cine con cintas como Matrix, Blader Runner o La naranja mecánica, en la literatura con obras como We, 1984 y Fahrenheit 451, e incluso en TV con series como Black Mirror, la distopía es un género con mucha capacidad de captar nuestra atención al presentarnos conceptos de sociedades hipotéticamente indeseables.

Basada en la novela homónima de la escritora canadiense Margaret Atwood, The Handmaid’s Tale — o El cuento de la criada por su título en español — , narra cómo a raíz de una epidemia que ha dejado gran parte de la población femenina estéril en Estados Unidos se instaura un régimen dictatorial que esclaviza a las pocas mujeres fértiles con el propósito mercadear sus vientres a las clases pudientes. En tal sentido The Handmaid’s Tale nos ofrece una interesante reflexión sobre la violencia de género, mensaje propicio en un momento donde diversos escándalos de acoso y abuso sexual han salido a la palestra en la propia industria hollywoodense. Es que, si bien las distopías nos alertan sobre un futuro indeseable, lo hacen siempre con su mirada puesta en el presente.

La serie ofrece una ambientación bastante asfixiante y está plagada de detalles y simbología, lo que hace su visionado enigmático, atrayente. Pero sin duda, donde más destaca The Handmaid’s Tale es en su cuidada propuesta artística, con un impecable diseño de producción, sus juegos de cámaras y su lograda fotografía a cargo de Colin Watkinson — responsable también de la fotografía de la visualmente impresionante The Fall. El sueño de Alexandria de Tarsem Singh — . De ahí que solo por su propuesta visual, la cual alcanza niveles cinematográficos, The Handmaid’s Tale es una cita obligada para cualquier cinéfilo o seriéfilo que se precie.

Episodio destacable: #1, «Offred». Para adentrarse al opresivo mundo de The Handmaid’s Tale, con linchamiento y coito con ritual religioso incluido.

Creador: Charlie Brooker, emitida por Netflix

5. Black Mirror (4ta. temporada)

Heredera del siglo XXI de The Twilight Zone. Es que así como ese hito de la televisión norteamericana de los 60 patentaba las fobias de la era nuclear, la carrera espacial y demás paranoias de la Guerra Fría de forma imaginativa y mordaz, Black Mirror viene a hacer lo propio con la era digital, en sociedades como las actuales donde los individuos son cada vez más dependientes de las tecnologías en su quehacer diario, y donde la fronteras entre lo real y lo virtual se estrechan cada vez más.

Por cuarta temporada Charlie Brooker nos vuelve a ofrecer una serie con episodios independientes que, a suerte de fábula, nos alertan de los peligros, no del imparable avance tecnológico per se, sino del uso que tienen las personas sobre los mismos, y no desde un futuro distante sino desde una realidad bastante cercana.

Sin embargo, se empieza a ver una merma del factor sorpresivo que tanto aliciente tenía en capítulos anteriores, dado que Brooker en esta ocasión recicla conceptos ya propuestos en temporadas previas. De ahí que sea no poco tentador establecer relación entre un «Hang the DJ» con un «San Junipero» (3ra. temporada) o un «Black Museum» con el episodio especial «White Christmas». No obstante, la serie sigue conservando los elementos que han elevado a la producción británica al calificativo de serie de culto, como son sus toques satíricos, sus inesperados giros de tuercas, así como su oscuro discurso tecnofóbico, aspectos que siguen invitando a la reflexión en un mundo cada vez más atado a las tecnologías.

Episodio destacable: «Black Museum». Un epílogo que en poco más de una hora resume toda la esencia de la serie.

Creador: David Lynch, emitida por Showtime

4. Twin Peaks: The Return (3ra. temporada)

«Solo para locos» o «No para cualquiera» rezan los carteles del Teatro Mágico en la novela El Lobo Estepario de Hermann Hesse. Tal advertencia se me viene a colación a la hora de hablar de un autor tan críptico como lo es David Lynch. Es que no es fácil adentrarse en la obra de este autor, cuyos trabajos se acercan más a los movimientos de vanguardia y su constante abstracción de la realidad que en el interés de mostrarla en su forma objetiva.

En ese sentido quizás unos de los productos más asequibles de Lynch sea Twin Peaks (1990), serie con toques de intriga, elementos fantásticos y hasta de novela latinoamericana en la cual, a través del macguffin posiblemente más famoso en la historia de la TV como lo es el asesinato de Laura Palmer, nos introducía a un imaginario conformado por universos alternos, entes malignos, doppelganger, enanos bailarines y demás. Todo un envoltorio de realismo mágico para albergar una premisa bastante simple como lo es la dicotómica lucha entre fuerzas del bien y del mal. Tales elementos estrambóticos terminaron provocando la cancelación de la serie — la cual en su arriesgada propuesta se presentaba como algo adelantada a su época — pero que a posteriori supo hacerse con una gran cantidad de seguidores y ganarse el calificativo de serie de culto. Motivo por el cual el anuncio de Lynch en traer después de 25 años su mítica obra creará un autentico hype.

El resultado es Twin Peaks: The Return (2017), un trabajo que se ahorra los componentes melodramáticos y culebreros, así como parcialmente los policíacos y de intriga que caracterizaban las dos temporadas previas en pro de un trabajo de mucha más autoría, pues asistimos a un auténtico popurrí lyncheano, transitando por los elementos que han inquietado al autor a lo largo de su trayectoria; de lo onírico-surrealista hasta lo experimental, desde lo satírico hasta lo más esperpéntico. Twin Peaks: The Return es un compilado de lo mejor pero también lo peor del director nacido en Montana, a su vez resulta una de las propuestas más ambiciosas del 2017, tanto en su magnitud como en su gran libertad creativa, fruto de uno de los autores más transgresores que nos ha dejado el cine norteamericano en las últimas décadas.

Episodio destacable: #8, «Gotta Light?». Una auténtica pieza de terror surrealista con reminiscencia en Eraserhead, episodio que — y me robo las palabras de Steven Soderbergh — «si no te vuela los sesos es porque no tienes».

Creadores: Joe Penhall y David Fincher, emitida por Netflix

3. Mindhunter

Si hay un tema que definitivamente atrae al director norteamericano David Fincher es el de los asesinos en serie. En 1997 nos trajo Se7en, film que revolucionó el género policíaco e influenció una gran cantidad de trabajos posteriores ya no solo en cine, sino también en la TV y en la literatura. Diez años después nos traería Zodiac, cinta donde se alejaba de la impactante truculencia de Se7en en favor de un thriller más realista, con tono casi documental, pero de un tempo narrativo tan envolvente que recordaba los mejores trabajos de Hitchcock. En el 2011 sería el turno del remake de la cinta sueca The Girl with the Dragon Tattoo, una producción de gran factura técnica, donde recuperaba los elementos dramáticos de Se7en.

En su último descenso al turbio mundo de los serial killers, Fincher ha optado por ir a un punto de partida real, no de los asesinos, sino de la Unidad de Ciencia del Comportamiento del FBI, encargada en la creación de una serie de perfiles psicológicos de criminales. Con esa premisa nos llega Mindhunter (2017), basada en el libro homónimo de John E. Douglas — del que también se inspirarían escritores como Thomas Harris para la creación de su mítico personaje Hannibal Lecter — , en el cual narra cómo un equipo de agentes del mencionado cuerpo policíaco norteamericano se adentraron en una serie de entrevistas a asesinos convictos para establecer patrones de conducta.

En esta adaptación Fincher surge como productor ejecutivo así como director en 4 de los 10 episodios que conforman la primera temporada. En ella se apuesta más por el tono de realismo que recuerda a Zodiac, ya que el gran aliciente de Mindhunter es su análisis sobre el mal, no desde el «¿cómo?» — mostrando imágenes explícitas de violencia — sino desde el «¿por qué?» — adentrándose en las oscuras mentes de los psicópatas, bajo la inquietante premisa de que cada uno de los asesinos mostrados y sus terroríficos actos están basados en hechos reales.

De obligado visionado para los amantes de los thrillers psicológicos/policíacos, pero sobre todo para los seguidores del que para mí es uno de los mejores directores en activo como lo es David Fincher.

Episodio destacable: #10. El encuentro entre Holden y Ed Kemper en el hospital, las escenas con más tensión en toda la temporada.

Creador: Scott Frank, emitida por Netflix

2. Godless

La premisa va sobre un pueblo minero compuesto mayormente por mujeres viudas tras el derrumbamiento de la mina donde trabajaban los hombres. La situación se vuelve un caldo de cultivo cuando hacen acto de presencia una banda de forajidos.

Godless es una apuesta por el western más clásico, de ahí que todos esos elementos arquetípicos como el pueblo sin autoridad ni ley, el pistolero en busca de redención, el sheriff impotente ante los acontecimientos de su entorno y la banda de malos malotes, estén presentes. Pero, lejos de ofrecer una narrativa al uso, Scott Frank los mezcla con elementos más actuales como son aquellos relacionados con la religión, la sexualidad, la raza y la cultura, aunado a algo de empoderamiento femenino — Sí, es la moda en cine y TV, aunque aquí el tratamiento es realista, sin caer en hipérboles de supermujeres tipo Khaleesi (GOT) o Rey (Star Wars) — .

Pero lo más llamativo de Godless es que se toma en serio el buen desarrollo de sus personajes, de sus conflictos y motivaciones. No solo entendemos a sus protagonistas sino también a su villano — genial actuación la de Jeff Daniels — , lo que nos permite apreciar a personajes complejos, con matices y empatizar con ellos.

Godless viene a representar la mejor propuesta de un western y ya no solo en la TV sino en el cine en general. Al ser un trabajo que, lejos de las pretenciosidades argumentativas y narrativas de series como Westworld, apuesta por una historia sencilla, pero con personajes bien construidos y entrañables, cualidad más importante — en mi opinión — a resaltar dentro de este género.

Episodio destacable: #7, «Homecoming». El cierre con un buen tiroteo como todo gran western que se respeta. De las mejores secuencias de acción que hayamos visto en la pantalla chica recién.

Creador: Damon Lindelof, emitida por HBO

1. The Leftovers (3ra. y última temporada)

Cuando el 2% de la población mundial desaparece de forma literal y abrupta, sin explicación alguna, quedando solo las ropas en el lugar en que los cuerpos se evaporaron, al resto de la población en la Tierra le toca hacer lo complicado: continuar con sus vidas. Con esta premisa Damon Lindelof nos introducía a The Leftovers, aunque tal planteamiento no era más que un gran macguffin que daba pie a su creador para, a lo largo de 28 episodios, plantearnos múltiples reflexiones sobre el duelo, la pérdida, el dolor, la religión, la fe y que, con tintes de existencialismos, nos desnudará unos personajes ante el angustioso hecho de que los mismos no hallen respuestas.

Con tan solo tres temporadas, The Leftovers es una serie que pasó relativamente algo desapercibida frente al gran público, en comparación a la estridencia de producciones de mayor tamaño en la misma HBO, Netflix, u otras cadenas. Aún así, esto ha terminado en beneficio de la serie ya que sus creadores han sabido finalizarla en el momento justo, ofreciéndonos un producto redondo, evitado caer en la tentación y error habitual de estirar el chicle más de la cuenta.

Sin embargo, los creadores no han escatimado esfuerzos para despedir esta producción por lo más alto en su tercera temporada. Es que cada uno de los 8 capítulos que le conforman son de una altísima factura, con una fotografía soberbia, brillantes interpretaciones y un guion con sorprendentes cliffhanger y giros argumentales. El resultado es una experiencia altamente estimulante, pocas veces vista en televisión y tan satisfactoria que HBO no ha escatimado en confiarle a Damon Lindelof la comprometedora tarea de adaptar a TV la obra maestra de Alan Moore como es Watchmen. Por lo pronto, de más está recomendar el visionado de The Leftovers, una de las mejores producciones televisivas de su tiempo.

Episodio destacable: #5, «It’s a Matt, Matt, Matt, Matt World». Un delirio de genialidad, desde un marinero nudista que desencadena una catástrofe nuclear, hasta las peripecias del reverendo Matt en una embarcación llena de swinging, y sin embargo es un capítulo con más profundidad de lo que se ve a simple vista.

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