Melancolía millennial

Carlos Manuel Montero Flores
Vestigium
Published in
3 min readMay 20, 2019

«Pa­re­ce más fá­cil ima­gi­nar el “fin del Mundo” que un cam­bio mu­cho más modesto en el mo­do de pro­duc­ción.» –Slavoj Žižek

El triunfo de la Muerte” (Fragmento); Bruegel el viejo, Pieter; 1562–1563; Óleo sobre tabla.

Si tienes entre 24 y 34 años (debiste nacer entre 1985 y 1995) eres parte de la generación millennial. Lo que muy probablemente implique que:

  • Cursaste tus estudios universitarios (incluso quizá posgrados).
  • No tienes un trabajo seguro (prestaciones y esas cosas «de adultos»), tampoco es bien pagado y es sobredemandante.
  • No te alcanza para rentar (¡ni se puede pensar en comprar!) y vives en casa de tus padres/familia.
  • No piensas tener hijos, pues no te alcanza ni para ti, y porque…
  • Crees que el mundo estará mejor sin más humanos.
  • Prefieres gastar tu dinero en cosas inmediatas y a duras penas ahorras.

En suma, crees — y sientes — que nos está yendo de la fregada, los compromisos a futuro son muy complicados y prefieres vivir el ahora bien. Y a ver qué mundo le toca a los futuros humanos, que seguramente será peor, y ni modo, ni serán tus hijos.

¿Por qué se piensa así? La RAE define a la melancolía como:

Estado anímico permanente, vago y sosegado, de tristeza y desinterés, que surge por causas físicas o morales, por lo general de leve importancia.

Los millennials vivimos en un estado permanente de tristeza por el presente, angustia del futuro y nostalgia del pasado. Vivimos en melancolía. Nuestros padres y abuelos creyeron algo, nosotros no tenemos nada ni nadie a qué sujetarnos, nada por identificarnos:

  • La religión nos parece francamente irracional.
  • La ciencia ha causado muchos más daños que beneficios.
  • El gobierno nos reprime si exigimos justicia.
  • El libre mercado sólo nos usa como trabajadores baratos.
  • Nosotros mismos somos indiferentes y lejanos unos de otros.

¿De verdad estamos condenados a vivir en este estado constante de abatimiento? A como yo lo veo sólo hay dos tipos de acciones que podemos tomar: la resignación o el compromiso.

  • LA RESIGNACIÓN. Es decidir que no hay posibilidades de cambio, estamos condenados, los días de la humanidad en el planeta están contados lo único que podemos hacer es contribuir con su explotación.
  • EL COMPROMISO. Es el camino de los que no aguantan vivir en un mundo siempre más triste, empobrecido e injusto. De los que creen que un mundo mejor es posible a través del empeño constante.

Para ejemplificar esto viene bien recurrir a la obra “El triunfo de la muerte” de Bruegel el viejo.

LA RESIGNACIÓN

En la esquina inferior derecha se muestra a un grupo de personas que ante la amenaza de la muerte deciden esconderse, correr, lamentarse, ver inmóvil cómo se acerca o simplemente ignorarla mediante la ilusión del amor hasta que llegue su turno.

EL COMPROMISO

Justo al lado se encuentran un par de personas que se enfrentan a ella. Por un lado se ataca abiertamente, mientras el otro se defiende de un ataque, pero sin darse por derrotados. Sin importar que en el fondo se vean amontonados los cuerpos que sucumbieron, éstos aun aun ofrecen resistencia a lo que podría parecer imposible.

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