Milei y el amanecer de una derecha reciclada

Pablo Espindola
Vestigium
Published in
7 min readSep 27, 2021

Desde el recreo de un colegio público en Villa Zavaleta, un pibe, cuya familia a duras penas come un asado mes por medio, milita a Milei con orgullo.

Javier Milei es un liberal delirante financiado por la fundación Atlas Network, un conservador que defiende los intereses del establishment a nivel global.

Promotor, pilar y defensor del neoliberalismo salvaje que tanto daño históricamente le ha provocado a países como el nuestro, este economista reciclado, devenido ahora en político operador gracias a la gran colaboración mediática «es el economista más consultado en programas de radio y tv (en el 2018 le hicieron 235 entrevistas y tuvo 193.547 segundos de aire, según un estudio de Ejes de Comunicación)», está logrando su cometido: convencer a novatos, furiosos y distraídos para que lo voten y de esta manera poder instalar un capitalismo brutal, de esos que cada tanto se encarnan en las vísceras de los laburantes y dejan secuelas que arden; ese liberalismo especializado en quita de derechos elementales que obreros, estudiantes y militantes barriales han conseguido a lo largo de nuestra historia, y que cada tanto se amplían y reivindican con gobiernos populares que emergen cuando las papas queman. Sin entender mucho la secuencia completa que tipos como este manejan, y algunos entendiendo demasiado, el electorado de Milei es el disparo al pie más grande jamás visto. Un tumor para la clase media y los más necesitados.

Con una retórica violenta, un lenguaje impostado para confundir a adolescentes y desmemoriados, Milei menciona siempre a los mismos 4 o 5 economistas liberales de manual y un puñado de medidas que en países como el nuestro han fracasado. Sin ir más lejos, los últimos 3 períodos liberales de nuestro país «el desastre de la última dictadura militar, el menemismo seguido con De La Rúa que nos arrojó a la crisis del 2001 y el macrismo con el préstamo más grande en la historia del FMI con 57.000 millones de dólares para financiar la reelección de un incompetente» han destrozado cualquier variable que quisiéramos analizar.

Milei interpela a un piberio seducido en vísperas de un florecer político con aroma a “podemos cambiar el país”, una especie de smell like teen Milei spirit (¿jipis de derecha?) Muchos de estos jóvenes son inexpertos en cuestiones sociopolíticas, pero tienen pasión; y también se dirige a una masa que está harta de los políticos, un que se vayan todos 2.0, discurso apolillado en el cajón del subconsciente de todos nosotros que este personaje logró regenerar muy bien reemplazándolo por la palabra casta. Milei, un liberal antiderechos (oxímoron por excelencia), quien para la juventud youtuber y tiktoker es una especie de mesías, no puede sostener un debate riguroso, ya que cuando se siente acorralado en alguna entrevista hace lo que mejor sabe hacer, levantar la voz y embarrar la cancha con complicidad de los medios, contaminando el programa en el que se encuentre con fake news «la derecha es experta en este punto y en instalar agendas» y rápidamente vira su discurso siempre hacia el mismo lado sacando su ancho de espada: hacernos creer que el problema de todos los males proviene de la izquierda, el socialismo, en palabras de él: los zurdos de mierda; mientras que la única realidad evidente y estadísticamente comprobada es que el neoliberalismo NUNCA funcionó en países subdesarrollados, porque habitamos un universo de humanos que básicamente conforman(mos) países vencedores y vencidos, dominantes y dominados, y si algo hay que tener en claro es que Latinoamérica jamás logró torcerle el brazo al poder real, al status quo que gobierna el mundo del cual éste personaje forma parte de manera cínica.

Este accionista siniestro, negacionista del cambio climático, acérrimo defensor del partido español de ultraderecha VOX (patrocinadores de la peor y más cruel dictadura de Francisco Franco), un divulgador de mentiras 7x24, revive falsos axiomas, escupe historias de una guerra fría totalmente finiquitada, se enoja, encapricha, grita, arroja estadísticas al azar y teorías sin contexto de la escuela austriaca del pensamiento económico basadas en un subjetivismo y egoísmo que conduce a catástrofes, una escuela con teorías imposibles de aplicar con éxito en países con nuestras problemáticas. De esta manera Milei contamina las cabezas y, mediante su retórica agresiva y desquiciada, se apropia de un universo hasta ahora muy poco explorado en los medios de comunicación. Allí radica su atracción y sobre todo el particular interés por parte del público adolescente que tanto lo idolatra cual rockstar.

Los jóvenes, desprotegidos del sistema político y con la rebeldía que tanto los caracteriza, depositan en Milei su futuro porque su violencia los interpela.

Milei es básicamente un invento del lobby ultraliberal estadounidense. En su oratoria racista culpa y condena a una parte del pueblo con las mismas herramientas discursivas que la Alemania nazi hizo con los judíos, creando así un nuevo chivo expiatorio a quien exterminar: los zurdos.

Es probable que algunos consideren este artículo como una exageración a la derecha, pero honestamente me da miedo el déficit político que entre todos construimos dando lugar a lunáticos como este financiado por un imperio. Por otro lado, quisiera recordar que Bolsonaro se mantuvo desde las sombras de la política central durante 28 años como diputado hasta que logró encontrar el hueco por donde filtrarse.

El futuro con fabuladores subvencionados como este no es favorable para el conjunto del pueblo, pero sí lo es para los accionistas de una mesa chica que siempre manejaron el mundo a su antojo.

Lo extraño, o novedoso de este amanecer de una derecha que constantemente se recicla, es que ya no pretende camuflarse, sino que, por el contrario, Milei nos muestra sus cartas abiertamente y parte del pueblo compra el combo discurso-medidas-formas como el decorado perfecto y necesario para un país, cuando no es más que un cotillón rancio de un bazar que solamente contamina todo lo que toca.

La familia del pibe con quien comencé este artículo no puede pagar una internación privada y tiene a su vieja internada desde hace unos meses en un hospital público que depende en un 80% del financiamiento del Estado, y a su viejo al borde de perder el único empleo que sostiene a la familia. El padre ruega que no entre en vigencia el proyecto de ley para eliminar las indemnizaciones laborales que tanto impulsa la derecha desde el Congreso, hace más de diez años que trabaja para una metalúrgica. Pero este pibe, un rebelde con esperanzas como tantos otros en este país, vota a Milei y lo milita a pecho inflado en su barrio. Así como él miles y otros miles no tan jóvenes también.

El futuro que nos espera es desolador.

Anexo

Quisiera aclarar que el sistema capitalista con una fuerte intervención estatal eficiente (asistencialista sólo en tiempos de crisis) es lo que, a mi criterio, funciona y siempre funcionó a lo largo de las décadas. Sin embargo, funciona bien en países desarrollados, porque el capitalismo se mueve con una fuerte base excluyente y, para que algunos países dominen otros deben dejarse dominar, ya sea territorial o financieramente.

A pesar de que algunas potencias continúan sosteniendo guerras, este tipo de dominación territorial ya no es tan pragmática, por consiguiente, a lo largo de la historia se fueron creando diferentes organizaciones financieras para controlar a países oprimidos de una manera más “amable”: el FMI, Banco Mundial y Banco Asiático de Desarrollo son algunos de estos ejemplos. En consecuencia, son los países dominantes los que históricamente pusieron, y continúan estableciendo, las reglas del juego, las condiciones del mercado internacional, financiándose sobre todo a costa de las necesidades que ellos mismos crean en países subdesarrollados a través de diferentes políticas neoliberales «una especie de: te hundo, presto dinero, someto y así fortalezco mi economía». No es casual que los principales creadores y accionistas de estas organizaciones financieras sean siempre las mismas naciones hegemónicas: EEUU, Inglaterra, Alemania, Japón, China y Rusia.

Retomando el punto de modelos económicos que sí funcionan (principalmente por ser países potencias como expliqué en el párrafo anterior), cito el caso de EEUU e Inglaterra, los cuales constantemente se auto asignan políticas proteccionistas desde tiempos históricos. Estos países promocionan el liberalismo como el único modelo eficaz, mientras que ellos aplican políticas proteccionistas (los invito a que investiguen cómo se mueve el fisco en Inglaterra, o qué tipo de tasas progresivas maneja EEUU sobre los impuestos a las ganancias). El sistema de subsidios e intervención de mercado de la política agrícola común de la Unión Europea (PAC), es otro ejemplo a contemplar. En la actualidad el PAC representa un 40% del presupuesto anual de la Unión Europea y es una medida claramente intervencionista que regula un mercado que constantemente genera desigualdades. Una socialdemocracia como la República de Finlandia con una economía mixta controlada democráticamente es otro caso a tener en cuenta, con ecologismo, políticas de inmigración racionales, multiculturalismo, un amplio sistema de seguridad social, derechos sociales, derechos civiles y libertades civiles como promoción de una justicia social legítima y, sobre todo, una fuerte conciencia de soberanía política.

Estos casos mencionados son los verdaderos pilares y modelos que debemos tener en cuenta a la hora de pensar(nos) como país, naciones con Estados fuertes que intervienen en la economía para regular un mercado irregular, por más que accionistas como Milei (que indirectamente viven del Estado) nos quieran vender que el Estado es un enemigo, la realidad es que es la principal herramienta de regulación y equidad que un país puede tener, más aún en países subdesarrollados como el nuestro.

Así y todo mi visión es de un pesimismo profundamente antipático, ya que considero que jamás lograremos sacar la cabeza del agua, debido a que cada cierta cantidad de años los países dominantes se encargan de enviarnos agentes/ funcionarios (Martinez de Hoz, Cavallo, Milei) o maquillar empresarios (Macri) para tropezar una y otra vez con políticas neoliberales que únicamente benefician a los grupos de poder, cediendo de esta forma nuestra soberanía política, social y económica en beneficio de potencias cuyo objetivo histórico ha sido siempre el mismo, su crecimiento a costa de mantenernos oprimidos como latinos que somos.

Las reglas siempre las (im)ponen los poderosos.

La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta- Karl Marx y Friedrich Engels, 1848

--

--

Pablo Espindola
Vestigium

Lic. en Comunicación Social UBA. Nos delatamos en sueños. Soy lo que intento hacer con lo que aún están haciendo conmigo. Cualquier excusa es buena para un vino