Editores dejando huella

Pablo, entre pasiones y revoluciones

Pablo Espindola
Vestigium
Published in
8 min readAug 22, 2020

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Pablo, El Hornocal (Jujuy), diciembre 2019

Este texto es parte de la serie «Editores dejando huella» de Vestigium, una sección en donde pretendemos introducir, por medio de auto entrevistas, a los editores de esta revista. Para más de la sección, pueden visitar la página dedicada en: https://medium.com/vestigium/editores/home

Tengo que presentarme y eso implica escribir un poco acerca de mí… algo incómodo por cierto. Les confieso que además esto de hacerme una auto entrevista es un poco extraño, pero después de todo no soy alguien famoso ni un «influencer cool» como para que alguien me entreviste. Debo conformarme con poco, agachar la cabeza y hacer doble trabajo, es decir, el laburo sucio del entrevistador, y por otro lado relajarme y ser lo más transparente en las respuestas, que fluya digamos. Entiendo que esto servirá para que, de algún modo, me conozcan un poco más en profundidad, así que vamos.

¿Quién sos y quién te gustaría llegar a ser?

Mi nombre es Pablo Espíndola y tengo 34 años. Nací en Vicente López, Buenos Aires, pero toda mi vida estuve boyando entre los barrios de Saavedra, Nuñez y Belgrano.

Si hay dos cualidades que siempre me identificaron de chico son la curiosidad y la pasión, por suerte características que aún no he perdido. Admito que amo Buenos Aires por su espíritu y esencia de furia, pero por sobre todo por ser la ciudad de la curiosidad. Cada barrio se presenta en bandeja como un mundo diferente por habitar y conocer, sin embargo, en un viaje que hice de adolescente con amigos, conocí el sur de mi país y quedé paralizado por su belleza natural. Así que hace seis años que vivo en la Patagonia (el @surdelsur).

Convivo con Alejandra en una casa entre montañas en Bariloche, y con Panda, nuestra perra. Ale es mi compañera, guía y la persona con la que más me divierto. Compartimos un humor delirante y absurdo de las cosas, pero lo más importante es que vemos lo sustancial de forma parecida y las cuestiones banales de manera diferente, creo que esa es una buena combinación para una pareja que se ama.

Se podría decir que vivir alejado de tus afectos y amistades a veces es complicado. Bariloche está a 1.600 km de Buenos Aires y, si bien soy bastante frío en asuntos de «extrañar», reconozco que a mi vieja y amigos del alma los suelo extrañar. Mi vieja es la persona más noble y fuerte del mundo, al menos de mi mundo. Es un ser especial, no sé cómo hace, pero vive conmoviendo -en el buen sentido- a las personas. Ella es humorista, en realidad es una artista completa, y reconozco que algunas veces la nostalgia me gana y suelo extrañar las charlas entre miradas que solemos tener; en mi familia hablamos mucho con los ojos.

Estudié Comunicación Social en la UBA. Me gradué en el 2013 después de muchos años sorteados entre el estudio y diferentes trabajos. Hace varios años que estoy en el rubro de las Telecomunicaciones, nada relacionado a mi carrera, pero la eterna cursada me sirvió para expresarme de un modo mejor en este caos que es el mundo, y eso me agrada.

¿Quién me gustaría llegar a ser? La realidad es que me gustaría publicar en papel mucho de lo que tengo escrito, editar un libro o unos cuantos tal vez. De adolescente tuve varias bandas de rock, funk y blues, también pasé un año experimentando tango y folclore. Soy bajista, pero hace casi una década que no agarro el instrumento, así que me gustaría retomar y tal vez tener una bandita con amigos y hacer un estilo de música alternativa, una especie de indie folk depresivo. Gozaría tener la voluntad para hacer ejercicio físico, algo que detesto sin duda, para poder subir los cerros en el verano sin agotarme, y ya que estamos, también me gustaría tener un viñedo propio, ¡o una bodega mejor!, eso sería un sueño, pero estoy en la etapa amateur del conocimiento del suelo y las vides, sinceramente tomando más vinos que otra cosa.

En definitiva, me gustaría llegar a ser un Pablo 2.0, es decir una mejor versión de mí mismo. Ese Pablo sería el que definitivamente se anime a concretar al menos algunas de estas cuestiones que siempre dejo a mitad de camino… apunto a ser esa persona sin perder los valores que tengo.

¿Cómo fue tu acercamiento a la escritura?

Empecé a escribir cuando tenía 8 años. Recuerdo que mi primer cuento estuvo motivado por un dibujito animado -creo que fueron los Looney Tunes- que había visto por cable. Le llevé el cuento a mi maestra de lengua de la primaria y al finalizar ese día recuerdo con precisión que antes de que sonara la campana la maestra decidió leerlo en voz alta frente a toda la clase, yo estaba bordó. Después de años entendí que esa escena me había perturbado, ya que, si bien continué escribiendo hasta el día de hoy, recién este año me animé a publicar masivamente.

De chico también dibujaba y escribía historietas que inventaba. Recuerdo que un huevo con antifaz y capa naranja fue el personaje que más desarrollé durante la primaria, «Super Van». En la casa de mi vieja aún conservo todo ese material.

Toda la vida escribí cuentos, novelas, ensayos, poesías y reflexiones políticas y filosóficas, pero una vez envié a un concurso organizado por una editorial pequeña un cuento y una poesía. Es lo único que tengo editado en un libro junto a otros escritos de otras personas. Jamás publiqué nada por vergüenza, hasta que el Covid-19 y la cuarentena fueron los grandes impulsores de hacer arrancar la maquinaria y, motivado por Ale y algunos amigos, comencé a publicar algunas cosas en Medium. Me solté.

¿Qué cosas te motivan?

Hay dos palabras que movilizan mi mundo: pasión y revolución. Creo que la vida necesita estar atravesada constantemente por estas cuestiones, al menos así funciono yo.

Las pasiones y las revoluciones fueron y continúan siendo los ejes centrales en mi vida, además, considero que una no puede vivir sin la otra. Me gusta la gente apasionada, creativa, que ama hacer cosas y de vez en cuando patea tableros, me refiero a que ejerce una revolución para cambiar sus gustos e ideas y hasta algunas pasiones centrales… es necesario renovarnos. Cuando empecé a escribir en Medium publiqué algo de esto: Cambia tus ideas, no tus valores.

Soy estructurado, mi cabeza funciona de ese modo y a esta altura es complicado formatearme. Mi estructura hace que tenga un eje de pasiones centrales que evolucionan conforme al tiempo y los nuevos conocimientos que voy adquiriendo. Entonces, respondiendo puntualmente la pregunta, puedo decir que me motivan pasiones y estas son:

- La música: No recuerdo haber pasado un día en mi vida sin escuchar música desde que a los 8 o 9 años escuché por primera vez Queen. Recuerdo haber visto a mi vieja un fin de semana lavando la ropa mientras escuchaba el álbum «Greatest hits II» y a partir de allí comencé a ahorrar con la finalidad de comprarme todos sus álbumes. Durante el secundario me acompañó Radiohead, una banda que en 1999 me daba vergüenza mencionar, ya que pocos amigos la conocían; hoy su transcendencia es innegable. Finalmente, mi tercer banda de cabecera se originó en mi época de universidad y fue la psicodélica Pink Floyd. Estas tres bandas son las columnas, pero es imposible agotar la cuestión musical ahí, ya que amo a Lou Reed, Bowie, los Beatles, los Stones, NIN, Massive attack, Broken Social Scene, Stevie Ray Vaughan, Clapton, J. Cash, Springsteen, Sigur Rós, Fiona Apple, Prince, The Smiths, Blur, Pulp y Oasis en la escena internacional, y a Cerati, Soda, Los redondos, Spinetta, Charly, Páez, Sumo y Divididos en la escena local. Hoy puedo decir que me considero un fan tipo adolescente de Billie Eilish, porqué no. El universo de la electrónica también me apasiona, hay mucho por explorar acá (Cattaneo, Pantha du Prince, Brian Eno, Kraftwerk, Daft Punk, Air y Aphex Twin por nombrar algunos amores).

- El cine: Mis abuelos tuvieron un cine en el pueblo de Rufino, Santa Fe y creo que de ahí heredé esta pasión. De chico vivía alquilando VHS de todos los géneros existentes, repetía películas decenas de veces. Considero que «ir al cine» es la mejor actividad nocturna que se pueda realizar, y luego un bar claro, a discutir la película y salir mareados. No me decido por una película favorita, quizás «2001: Odisea del espacio», pero sí tengo un top de directores preferidos: Kubric, Fincher, González Iñarritu, Scorsese, Aronofsky, Lars Von Trier y Hitchcock. La filmografía de estos monstruos es soberbia.

- La filosofía, historia y política: Englobo estas tres cuestiones en una porque creo que siempre se terminan relacionando. Adoro las discusiones etílicas entre amigos mezclando estos temas, creyendo después de horas de debates intensos que hemos logrado cambiar el mundo.

- Viajar: ¿A qué persona no le gusta viajar? Pisaría Francia todos los años de mi vida.

- La gastronomía: De chico mi abuelo materno nos llevaba a mí y a mi primo a cenar todos los fines de semana a un lugar diferente, eso encendió esta pasión en mí, desde comida china, peruana y japonesa hasta restaurantes españoles e italianos; puedo asegurar que mi abuelo cultivó mi paladar. La cocina me atrae, es una terapia que distiende. Creo que disfruto más cocinar que comer.

- Los vinos: Hablar de esto sería extenderme demasiado… Amo el mundo de los vinos; catar, tomar, leer y entender todos los procesos que van del suelo a la copa. Es mi pasión más reciente, empezó a interesarme hace unos diez años y cada año que pasa me fascina más.

Finalmente puedo afirmar que englobo todas estas cuestiones personales en la escritura. La literatura es el canal para expresar mis pasiones, y a menudo practico revoluciones internas, originadas por diferentes razones, modificando ideas y gustos sobre estos ejes mencionados.

¿Cómo llegaste a Medium? ¿Cómo dejaste tu huella en Vestigium?

No tengo redes sociales, a excepción de Whatsapp que funciona un poco como eso. Nunca tuve Facebook, Instagram ni Twitter, siempre sentí rechazo a exponer públicamente mi privacidad cotidiana de manera masiva y salvaje, o contar y mostrar lo que hago los fines de semana para personas que no conozco. Rechazo radicalmente la exposición de mi vida enmarcada en un perfil para que cibernéticamente condicionen mi libertad mediante algoritmos, prefiero no alimentar esa industria. Si bien me parece bien que existan y que la gente decida tenerlas o no, en lo personal opto por mantenerme lo más alejado de eso posible.

Pero finalmente tuve la necesidad de liberarme (?) en poiesis, y en plena pandemia hablé con un grupo de amigos y me recomendaron Medium. Me gustó la sencillez de esta red y su comunidad, así que comencé a escribir en Abril de este año.

En definitiva, utilizo Medium como compendio de lo que escribo persiguiendo la lectura intrépida de un otro acerca de mis reflexiones y sentimientos…

A finales de Junio mandé una publicación a Vestigium y Dan (gracias) me contactó ofreciéndome sumarme al staff de editores. La idea me encantó, creo que Vestigium es de las pocas revistas digitales originales y creativas en español que tiene Medium, así que no lo dudé y aquí estoy.

Por último, ¿sos feliz?

No pretendo hacer filosofía de este tema tan amplio, así que la respuesta será concreta: sí, siempre y creo que hoy un poco más.

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Pablo Espindola
Vestigium

Lic. en Comunicación Social UBA. Nos delatamos en sueños. Soy lo que intento hacer con lo que aún están haciendo conmigo. Cualquier excusa es buena para un vino