¿Qué hay detrás de la necesidad de control?
El control es una expresión del miedo ante la sensación de carencia de algo.
Y digo «sensación» porque se trata de tu percepción, no de la realidad.
Es posible que sientas que te falta amor, apoyo, valor para afrontar situaciones difíciles o capacidad de resolución de problemas… y que solo sea una creencia irracional generada por experiencias dolorosas del pasado. Estas experiencias pudieron hacerte sentir que no eras lo suficientemente <inserta lo que quieras>, lo grabaste en tu cerebro y ahora estás totalmente convencido/a de ello.
La sensación de carencia provoca miedo, indefensión y sufrimiento.
La respuesta desesperada a ese miedo es la voluntad de control.
Utilizas el control como herramienta para defender lo que tú quieres que sea frente a lo que en realidad es.
Es la lucha de tu voluntad contra otra voluntad. Produce ira y enfado.
Lo cierto es que el control es como la rabieta de un niño que sufre y no sabe qué otra cosa hacer. Es su último recurso.
Porque el control, como herramienta para alcanzar la felicidad, no soluciona nada.
¿Cómo vas a mantener algo que hace tiempo decidiste que no mereces o que no tendrás?
Hay que entender que tratar de controlarlo es dar por hecho que se te escapa.
En vez de avanzar disfrutando con ligereza, estarás centrándote en lo que puede ir mal. Es posible que hasta creas ser más listo o más realista por ver cosas que nadie ve, cuando lo cierto es que se trata de tu miedo intentando encontrar motivos que justifiquen tu creencia y tu decisión de controlar. No es que otra gente no lo vea, es que ni piensan en ello. Depositan su atención en otras cosas.
Siempre se pueden encontrar motivos para pensar que algo puede ir mal. Y tú no los buscas en todos los aspectos de tu vida. Plantéate por qué no.
Eso sí, ¡la buena noticia es que todo esto se puede cambiar!
Lo primero es identificar las experiencias que generaron esa sensación de carencia. Esas creencias erróneas sobre ti mismo y el mundo que te rodea que están limitando tu vida. Luego hay que buscar pruebas de que lo que te dices no es cierto y tratar de integrar una nueva forma de verlo, modificando al mismo tiempo comportamientos.
¡El objetivo es poder confiar y respirar con tranquilidad!
Conseguir que la respuesta sea amor, desapego y confianza, en vez de control, enfado e ira.
