Señal de Terror

Jorge Alba Posse
Vestigium
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2 min readOct 23, 2021
Ilustración de Jorge Alba Posse (Cokín)

Mientras las luces del colectivo que nos trajo se perdían entre las sierras, una tormenta nos adelantaba la oscuridad de la noche. Las dos solas en el camino, frente a la vieja casona del abuelo de Emi, mi mejor amiga. Con 13 años recién cumplidos hacíamos nuestro primer viaje juntas sin nuestros padres.

Levantando unas cadenas oxidadas abrimos el pesado y chirriante portón. Una lechuza enorme nos miraba pasar girando la cabeza como si la tuviera suelta. Un perro sarnoso y sin un ojo se acercó para olfatearnos de arriba a abajo. Delante nuestro, cual fantasma, apareció un señor alto y pálido que con voz tenebrosa nos dijo.

-“¡Sos Emilia! tus abuelos no están, la casa está abierta, arriba están sus camas”.

Aturdidas por un rayo y con las primeras gotas mojando nuestra cara, corrimos hacia la casa, nos apresuramos a subir la escalera de madera que se quejaba a cada paso, mientras una cabeza de jabalí embalsamada nos observaba desde la pared con sus ojos vidriosos. Entramos al dormitorio, los relámpagos imprimían mil sombras extrañas sobre las paredes y dos pajarracos revolotearon por nuestras cabezas antes de salir por la ventana.

Con la voz entrecortada le dije a Emi:
-No tengo mi-miedo amiga, pe-pero dormimos juntas, ¿sí?,
-Obvio amiga,- me respondió.

Más tranquilas, cerramos todas las puertas y ventanas, juntamos las camas, nos tapamos con las sábanas y al fin con la luz de nuestros celulares, nuestras miradas reconocieron lo más terrible, y un grito desgarrador se escuchó en la soledad de las sierras...

¡¡¡No hay señal!!!

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