Se abre la sesión

Bruno Losal
Vestigium
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4 min readFeb 27, 2020
Foto por Claire Anderson en Unsplash

¿Que dirán?, es una de las frases más odiosas de toda la historia de la humanidad. El hacer o dejar de hacer en función de lo que un grupo de personas pueda pensar es uno de los mayores yugos que hemos de cargar. No hablo de saltarse la ley, ese instrumento creado a base de extrapolar la moral a una ética supuestamente consensuada que principalmente solo sirve para la agenda de unos grupos muy reducidos de financieros, religiosos y otra clase de malhechores. Hablo de las pequeñas realidades de cada día que no caen bajo el tan cacareado peso de la ley.

Cansa vivir en un mundo donde la gente te juzga por lo que eres, por lo que serás o lo peor de todo, por todos y cada uno de tus errores de tu pasado. De forma constante y precisa, estos errores o simplemente, inconformismo con lo que se creía moralmente aceptable son los dardos que se te lanzan constantemente para derrotar tu alma, tu espirito, la energía que te hace humano, especial y sobretodo, digo de ser amado y respetado.

Si en el pasado quisiste a dos personas a la vez, eres un pecador. Robaste una manzana en la finca del señor Antonio, eres un ladrón. Has deseado a la pareja de otra persona, eres un vicioso. Has considerado atractivo a alguien de tu mismo sexo, eres un desviado. Crees que la libertad es la piedra angular de la vida, quieres destruir la sociedad. Piensas que el amor se regala y no se exige, es que no sabes amar.

Todas y cada una de tus convicciones, actos y creencias puestas en la palestra para que un grupo de personas justas y sabias, escogidas por el principio de L’OREAL — porque yo lo valgo — te juzguen y te humillen públicamente para mayor regocijo de las personas que tienen realmente el alma sucia y podrida.

Qué mal hay que querer vivir, en querer sentir, en desear el bien para todos y para ti mismo. Que pecado hay en dar libertad a quien quieres y pedir el mismo respeto, en repartir a quien tu creas digno y compartir tu tiempo y tu vida con la persona que creas oportuna en cada momento. ¿Tan difícil es de entender que la posesión de las personas debería ser un delito y nadie ha de estar al servicio de nadie y que ningún contrato que justifique esta venta puede ser legal ante los ojos de los hombres?

Congregaos, sentaros alrededor mío y explicarme, ¿quién os a dado derecho a juzgarme?, ¿quién os creéis para decidir si mis actos están guiados por el corazón o por la avaricia?, ¿acaso me conocéis?, ¿sabéis de donde vengo?, ¿sabéis por donde he pasado? Es más, ¿creéis que me tengo que justificar ante vosotros?, soy lo más despreciable que he visto, en vuestros púlpitos podridos de certezas falsas y con una seguridad que solo se puede adquirir a base de odio, envidia y rencor contra los que aceptamos que todos somos libres y que la única responsabilidad reside en hacer este mundo un lugar mejor, empezando por nosotros mismos.

Pero os reconozco que estáis ganando, soy más, sois legión -como en Marcos 5:9- y buscáis hundir al hombre en las sombras de la duda, la vergüenza de ser y el convertirlos en un esperpento de si mismo. No se si me vais a derrotar, por todos los lados veo las miradas de desaprobación cuando afirmo que amar es saber dejar libre, que nadie es posesión de nadie, veo las caras de asco de las personas que justo llegan a ser dignas de ese nombre, enfadarse y reclamar que esta mujer es suya o que ese hombre es suyo. Nadie es de nadie, y si una persona decide estar con otra ha de ser igualmente libre de marcharse.

Unos dirán que soy un libertino, un dom o un salido, depende de cuantas adaptaciones se hayan leído de 50 sombras de Grey, pero soy más que eso, intentar encasillarme es el primer paso para reducirme a una categoría para atacarme e intentar hundirme. No voy a negarlo, me gusta el sexo, me gusta dominar, pero eso nunca pasa por el respeto que se debe tener a tu sumisa, y donde digo sumisa, digo amigos, amigas y conocidos. Ser libre de entrar y salir, pero a la vez, ser responsable de las cargas que tomas en tu mano para educar, guiar y hacer brillar toda la luz que ves en las personas que te cruzas en tu camino.

Algunas aceptarán tu consejo, otras no, algunas veces el consejo te lo llevarás tu o otras tantas te equivocarás, pero nunca hay que dejar que el ego te guíe y ser humilde para aprender siempre de todos los que te bendicen con la intención de querer conocerte un poco más, y quizás, que les expliques las tonterías que a veces dices cuanto estás entre amigos de mucha confianza.

Y de momento, esto es todo, ser felices, disfrutar y no deis explicaciones a nadie porque nadie es quién para juzgarte.

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Bruno Losal
Vestigium

Mi vida esta basada en hechos reales, como lo cuento quizás no tanto.