Sensaciones fantasmales
Tengo un sueño recurrente. Pero nunca logro descifrarlo por completo. Cuando me despierto en las madrugadas me encuentro desorientada y con la sensación fantasmal de un beso incompleto pegado entre mis omóplatos. Me paso los días evocando el recuerdo, volviendo una y otra vez a los retazos del sueño, que, insistentes, permanecen adheridos a mi mente.
Una mano sobre mi cadera derecha, los dedos ajenos apretando los huesos de hielo cubiertos de piel caliente.
Unos labios contra mi espalda y mi cuello, la tibiez alojándose entre mis piernas.
El sonido inconfundible del deseo; jadeos y gemidos ahogados contra el cabello que recubre mis pechos.
Mis manos aferradas a un cuerpo tan frío y brillante que luego, cuando despierto, me duele el abandono del contacto.
Finalmente, un par de ojos que miran directamente a los míos y la sensación embriagadora y al mismo tiempo terrorífica de estar siendo, verdaderamente y sin filtros, vista por primera vez.
Pero no posees rostro. No posees forma y ni siquiera puedo olerte en mi piel al despertarme. Trato de encontrarte en las caras y cuerpos de los amantes que son lo suficientemente valientes para amanecer a mi lado. Pero desde antes de despertar sé que no eres tú, a veces me pregunto si no serás solamente una invención de mi mente, una jugarreta que se ha inventado ella misma para soportar la soledad abismal que corroe mi alma.
Y aunque intento darte una silueta, algo de lo cual pueda aferrarme para no caer en la locura, debo recordar que no eres más que un fantasma que me persigue en vida y me consigue en los sueños.
M. Figuera
