Su humilde servidor

Bruno Losal
Vestigium
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4 min readFeb 21, 2020
Foto por Ben White en Unsplash

No sé porqué he escrito este título, quizás porque realmente lo sea, puede que dios me haya seleccionado de entre los billones de almas que existen en el mundo para estar a su disposición, o quizás porque no tengo personalidad y simplemente acababa de escribir un tuit con un contenido parecido.

Lo relevante es que después de un tiempo he llegado a la conclusión de que no todo tiene un fin, tanto como meta o como utilidad. Hay placeres que son simplemente placeres, hay momentos que son simplemente momentos — esos que hay que dejar disolverse en el alcohol de nuestra conciencia como dos recuerdos de hielo en el refresco de nuestra vida — .

Esto es un simple viaje, no hay exámenes, no hay pruebas, no hay necesidad de dramas, simplemente un viaje y no hay más objetivo que el que nos queramos imponer. ¿Que nos gusta el drama?, lloremos porque se ha ido el sol y no podremos ver las estrellas, suframos en silencio las heridas de la indiferencia, señalemos con el dedo la maldad ajena mientras marcamos en nuestros corazones las señales de nuestra vanidad con el afilado punzón del elitismo intelectual. Quizás seas de reírte y no podrás evitar que broten carcajadas ante las caídas y desgracias, que no podrás evitar mofarte del diferente, de señalar al distinto y sobretodo, dejar caer sobre la sociedad el peso de tu propia culpa para sentirte eximido de tu responsabilidad. Como os digo, este viaje es solo un viaje y nosotros decidimos qué hacemos con ello (si es que queremos hacerlo).

No voy a ser el mejor profeta, pero todos sabemos como acaba esto y por mucho que la ciencia avance que es una barbaridad, que tenemos secuenciadores para manipular los genes, que tengamos un acelerador de partículas y que podamos navegar por internet desde un avión, esto acaba con un último pitido, un médico diciendo «hora de la muerte» y depende con quienes caminaste esta última parte de la vida, con llantos, emoción o ese placer de que da el saber que tu ahora eres parte de sus recuerdos para siempre.

Por eso te digo, y te lo digo a ti, porque la sociedad es siempre la excusa de los débiles, de los cobardes, de los que tienen miedo, de los que sacan la tradición y los sabios antiguos para impedirte avanzar, que agitan desesperadamente los derechos de una mayoría para aplastar la voz de tu propia conciencia y eliminarte como amenaza que eres para su mundo. Tú, solo tú eres tu dueño y tu maestro, tu juez y tu verdugo. Tú sabes dónde te equivocas, lo sabes cuando la noche te arropa y en su silencio parte lo que te hace especial te recuerda dónde puedes mejorar, y sobretodo como vivir sin miedo.

Vivir sin miedo, eso es lo más difícil. Unos tienen miedo porque sus gustos sexuales no son los que la sociedad espera, otros porque creen en dios en una sociedad cada vez más atea, otros porque son ateos en un entorno asfixiado por los dogmas de la religión, otros porque su punto de vista de la vida va encontra del status quo y se han cansado de ser señalados, en resumen, demasiados miedos que nos previenen de lo importante, vivir como creamos necesario y respetando tanto a los demás como a nuestro mundo, que en el fondo estamos aquí de prestado y nos va tocar devolverlo más pronto de lo que pensamos.

Vivir, joder que difícil parece y por mucho que nos resistamos, al final la vida nos pasa y nosotros preocupados por lo que dirán, por si nos gusta él, ella o ello, buscando un grupo social para que nos proteja en vez de protegernos nosotros, buscando un grupo que imponga sus creencias, que ahora serán las nuestras, para evitar que nadie tenga la osadía de retarnos con una vida diferente, no mejor, no peor, diferente y de la cual quizás podríamos aprender algo.

Demasiados miedos y demasiado poco tiempo, piénsalo, ¿que quieres hacer?, esconderte detrás de un grupo para imponer algo que sabes que no es cierto pero te deja dormir por las noches o afrontar la grandeza de este momento en el espacio tiempo que tenemos y vivir este viaje, cargado de sentimientos de alegría, dolor, pena, tristeza, placer, amistad y sobretodo, de revelación después del último segundo.

¿Que hay después?, esa es la gracia de la vida, el reto mayor. Quizás no hay nada y nos hemos preocupado sin razón o quizás sea el principio del resto de tu existencia.

En todo caso, aquí me tienes, tu humilde servidor preparado para enseñarte lo poco que se, pero sobretodo, preparado para ver la grandeza que tienes dentro y aprender todo lo que quieras compartir conmigo.

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Bruno Losal
Vestigium

Mi vida esta basada en hechos reales, como lo cuento quizás no tanto.