Un sueño propio de Halloween

César Arias
Vestigium
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3 min readOct 23, 2019
Foto por Colton Sturgeon en Unsplash

Normalmente no me acuerdo de los sueños, y sé que puede ser bastante aburrido escuchar cuentos de sueños de otros. Pero, ¡hey! En este sueño estaba muy feliz. Y lo peor es que creo que era una pesadilla.

De verdad recuerdo la alegría que tenía, era como un logro, una respuesta a todas mis preguntas.

Bien. Estaba en casa, que no se parecía a mi casa, pero se sentía como mi casa. En un segundo piso donde tenía una vista abierta a la planta baja y habían tres fantasmas.

Sí, fantasmas. Mas bien dementores. Ya sé, ya sé, solo hay que temerles a los vivos, y es así, así lo siento, y así lo sentía en mi sueño.

Pero me parecía demasiado curioso, creía que tenía que haber alguna explicación científica a ese fenómeno. Vamos que esto la ciencia tuvo que haberlo visto antes y soy yo el ignorante.

Pero me pregunté:

«Epa, ¿qué tal si rezo?»

No creo que funcione, pero estoy seguro que de ahí no va a pasar. Lo más que puede pasar es que no pase nada y ya.

Y empecé «Padre Nuestro que estas en el cielo…»

«…Santa María Madre de Dios…»

Y lo repetía.

Y lo repetía.

Curiosamente, a medida que repetía las oraciones estos fantasmas empezaban a desaparecer. Así como la escena de Infinity War, «Sr. César no me quiero ir…», y se desvanecían.

Entonces rezaba más rápido emocionado:

«Padre Nuestro que estas en el cielo…»

«…Santa María Madre de Dios…»

Y los fantasmas desaparecieron.

No lo podía creer. Finalmente vi un milagro con mis propios ojos. Mi escepticismo nunca me permitió creer en nada que mis ojos no vieran. Y finalmente lo vi.

Vi un fantasma (bueno, tres) que desaparecieron cuando recé. Y si existen los fantasmas también existe Dios, ¿no es cierto?

Es decir, ya tenía oficialmente permiso para creer en este ser superior que de tanto hablan.

¡Dios existe!

¡Que felicidad!

Ni siquiera pedí perdón por no haber creído en Él antes. Sabía que me perdonaría. Y que ahora todo estaba bien y todo tenía sentido.

¡Vaya alegría!

Y desperté.

Con muchas ganas de orinar pero feliz.

Eventualmente me di cuenta que era un sueño. Mi fe se ubicó en el lugar de siempre. Y mi escepticismo está intacto.

La alegría de este sueño me tenía pensativo ¿De dónde venían esos sueños? Supongo que de algo que vi en las redes sociales donde alguien justificaba lo malo que le estaba pasando solo porque Dios obra de maneras misteriosas.

Y pues me sorprendió que alguien en el 2020 aún recurra a la fe para explicar cosas que hace el hombre.

Y esto me llevó a recordar una frase que leí en un templo:

Cualquier creencia religiosa que no responda a una prueba científica y a la investigación es superstición, porque la verdadera ciencia es razón y realidad, y la religión es esencialmente realidad y razón pura; por tanto, las dos deben corresponderse

Aún no lo entiendo al 100%.

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César Arias
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