¿Y si no sale bien?
Estoy preparando un nuevo producto bajo mi marca y ayer me vi yéndome hacia lo seguro, en vez de apostar fuerte. Llevo mi negocio prácticamente sola, como tantos otros, con lo cual la supervivencia de mi emprendimiento depende básicamente de mí y a veces caigo en el temor y en el desánimo.
Y entonces mi pareja, emprendedor también, me dijo:
«Pues si no sale bien, lo intentas otra vez. Así de simple. Esta vez con todo lo que has aprendido».
Y me di cuenta de toda la presión que me pongo de forma innecesaria. ¿Y si pierdo dinero aquí? ¿Y si no funciona esto otro? Ver las cosas a corto plazo solo consigue asustarme, que no tome riesgos, que cree cosas seguras, cosas «tibias».
Y me pregunto, ¿de qué me sirve eso? A la hora de emprender, a la hora de amar, a la hora de diseñar mi vida… ¿de qué me sirve?
Por eso hoy os recuerdo los que me recordaron ayer y tanto necesitaba oír:
Si te caes, te levantas.
Si no sale bien, lo vuelves a intentar.
Y este juego solo acaba el día que tú decides parar. Mientras te levantes, mientras puedas seguir intentándolo, el juego no ha terminado.
No hay razón para ponerse un ultimátum antes de tiempo, ni para dejar que un resultado o dos (¡o diez!) definan quién somos ni lo que alcanzamos en esta vida.
Me niego a perder la motivación y las ganas. Me niego a dejar de arriesgarme, de crear y de aprender y de vivir.
