DIARIO DE UN EMPRENDEDOR — Cap. 1 “Descifrando como ser emprendedor”

Antes de comenzar, tienes que saber lo siguiente…

Estimado emprendedor, el tiempo es el recurso no renovable más importante para las personas y a veces no se le da el valor que merece, así que primero que nada quiero agradecerte por tomarte unos minutos de tu valioso tiempo, para leer este blog denominado “Diario de un emprendedor”.

Es muy importante comentarte antes de comenzar, que la información que encontrarás dentro de estos capítulos es meramente empírica, ya que no contiene ninguna comprobación científica ni estadística. Estoy seguro que no existe una ruta mágica que te garantice el éxito, podrás seguir consejos de quienes ya pasaron por donde tú estás, podrás prepararte y leer muchos libros para ser más competitivo, pero nada de eso garantizará tu éxito. Ya que, este depende de muchas cosas, desde tus circunstancias (que son todas aquellas que no controlas), hasta lo que hagas o dejes de hacer (eso que sí controlas).

Además que el éxito es subjetivo, la definición varía para cada persona, entonces te mentiría si te digo que siguiendo al pie de la letra todo lo que vas a encontrar aquí, te asegurará que seas exitoso. Lo que sí puedo decirte, es que te hablaré bajo sucesos reales por los que atravesamos algunas personas, te platicaré realidades en las que vivimos, te contaré lo que normalmente no nos dicen y sólo las experiencias te lo dan, así como espero te divertirás con la lectura y si te identificas con algo de lo que comparto y te funciona aplicarlo en tu vida, habré conseguido mi objetivo.

Así que, si aceptas los términos y condiciones… continúa leyendo, de lo contrario, al menos lee el primer capítulo, “chicle y pega” (Jaja).

Descifrando cómo ser emprendedor

Al terminar la universidad de manera exitosa, “bueno, de manera exitosa me refiero a que tus calificaciones hayan sido aprobatorias”, te habrás percatado que cada uno de tus compañeros pretendía diferentes cosas después de terminar sus estudios. Con esto me refiero a que seguro habrás escuchado a los que sólo deseaban encontrar un trabajo estable, los que estudiarían otra carrera, los que entrarían al negocio familiar, los que se tomarían un año sabático, a los que no ejercerán su carrera, o bien a los emprendedores que se querían comer al mundo de un bocado, ¿Te identificaste con alguno?, pues justamente de estos últimos es que te voy a hablar… o escribir.

¿Un emprendedor nace o se hace?

No tengo la respuesta correcta a esa pregunta, lo que sí, es que yo considero que todos podemos ser emprendedores, desde iniciar tu propio negocio, hasta emprender un proyecto como empleado de una empresa para obtener un logro.

Si eres una de esas personas que en tu casa te enseñaron que la única manera de conseguir dinero, era estudiando y consiguiendo un empleo que te brinde una “seguridad” económica, bienvenido al “Diario de un Emprendedor”.

La verdad es que son pocos los afortunados, que desde jóvenes les enseñan cómo emprender un negocio y a saber manejar una empresa sin tener que morir en el intento. Enfrentarse al mundo de los negocios sin tener idea de cuánto debes cobrar por tu servicio o producto, de cómo negociar una oferta sin ceder a todo, de qué manera vender algo sin tener que parecer vendedor de seguros de vida, o de cómo hablar financieramente con un inversionista, son tareas muy difíciles cuando nunca tuviste esa educación o cuando desconoces totalmente del tema.

Cada emprendedor vive su propia historia, pasa por sucesos diferentes y le toca experimentar situaciones distintas, por lo que insisto que no existe una ruta exacta o secreta para llegar al éxito, pero sin duda ver y analizar como lo hicieron otras personas siempre será de gran ayuda.

Y todo comienza… buscando un empleo

Y así comenzamos. Con la toma de protesta (una vez presentada y aprobada tu tesis); la familia se emociona y agradece a Dios que hayas terminado, algunos de tus maestros sonríen y no lo pueden creer, incluso algunos compañeros que te criticaron se cuestionan cómo es que lograste titularte, aunque digamos que ellos aún están en proceso de conseguirlo. Pero eso ya no importa, porque son tus logros y eso nadie te los quita.

No me mal entiendan con lo siguiente, pero creo que muchos de los que han logrado grandes emprendimientos, no precisamente fueron los que obtuvieron más de 90 en su kardex, por supuesto, que esto no demerita ningún esfuerzo de todos aquellos que consiguieron “buenas” calificaciones. Sólo considero que los emprendedores tienden a ser irreverentes por naturaleza. Ahora que si fuiste irreverente y además obtuviste notas de más de 90… definitivamente te admiro. Y entonces, ahora sí… la pregunta del millón, ¿Y ahora cómo? Espera… fíjate bien, la pregunta fue: ¿Cómo? y no ¿Qué?, estas son muy diferentes una de la otra, en la primera sabes lo que quieres y en la segunda no tienes ni la menor idea.

De acuerdo, de acuerdo, me detendré a explicar lo anterior. Es muy común escuchar que muchas personas (sobre todo los jóvenes) no tienen mucha claridad de a dónde quieren llegar o de qué es lo que realmente quieren lograr. A lo largo de mi corta vida, me he encontrado con un sin fin de personas que me dicen: “Oye Mike, invirtamos en un negocio”, y como buen emprendedor que soy, mi primera respuesta es: “desde luego, ¿Qué negocio tienes en mente?” a lo que ellos responden, “No lo sé, algo que pegue”. Debo aceptar que cada que escucho algo así, es como si me golpeará el dedo chiquito del pie con la punta de un mueble, y es que, soy fiel creyente de que no se trata de emprender por emprender, si no de emprender con propósito, créeme que tener esto claro hará la diferencia (pero ya hablaremos más adelante de esto, he dedicado un capítulo entero a este tema).

Regresando al ¿Y ahora cómo?, te diré algo: tristemente muchas personas viven toda su vida sin saber cuál es su verdadero objetivo, que realmente les apasiona, que los motiva, cómo se visualizan, y muchos otros tal vez vieron pasar sus sueños y jamás hicieron nada por alcanzarlos. Pero qué crees…tú que estás leyendo esto, este NO es tu caso, por que estás a tiempo de hacerte estas preguntas y descubrirlo.

En corto, esa es la diferencia entre el ¿Y ahora cómo? y el ¿Y ahora qué?. Ya hasta te sonó diferente ¿verdad?.

Tip # 1. Asegúrate de descubrir lo antes posible, cuál es tu objetivo y qué es lo que quieres lograr o alcanzar en tu vida en un corto, mediano y largo plazo.

Volviendo a la pregunta inicial ¿Y ahora cómo?, si tu respuesta fue: buscar un trabajo relacionado a mi carrera para adquirir experiencia, ¡excelente respuesta emprendedor!… (Sí, fue sarcasmo…)

Mi decisión, también fue incursionar directamente en lo que algunos llaman el mundo “godín”. ¡A ver! OJO, No quiere decir que buscar un trabajo antes de emprender esté mal. Es una buena alternativa en lo que descubres qué es lo que quieres emprender en verdad, ya que como lo dije anteriormente, se debe emprender con propósito y con eso me refiero a saber con claridad de qué va tu proyecto, cuál es el verdadero sentido de llevarlo a cabo y lo más importante, que tú creas en él ya que si no lo haces, nadie más lo hará por ti.

En resumen, en lo que descubres con certeza cuál es tu proyecto, puedes comenzar a trabajar para una compañía aplicando lo que estudiaste, pero siempre con visión, esto quiere decir, viendo el funcionamiento de la empresa, pero desde la óptica del empresario.

Tip # 2. Dentro de la empresa donde trabajes, siempre procura buscar relacionarte con el área directiva, ellos reportan directamente al dueño, así podrás aprender a identificar qué es lo que verdaderamente le importa a la cabeza de la empresa. Además que siempre puedes hacer contactos que más tarde te puedan servir.

Y así es como arrancamos el camino del emprendimiento, sin saber cómo hacerlo, a veces tomando decisiones correctas, otras veces no tan correctas, sin embargo, ese es el arte de emprender; “La adrenalina que pondrá a prueba tus habilidades adquiridas para alcanzar tus sueños”, dicho en otras palabras, es tomar una acción determinada para lograr un objetivo a través de un esfuerzo y un trabajo constante.

Nadie dijo que sería fácil ¿verdad?