¿Por qué nos gustan los deportes?
Para las personas que no tienen afinidad con el deporte les puede parecer extraño. Pero nosotros conocemos (sin poderlo explicar del todo) las emociones que nos hacen reunirnos frente a un televisor para ver a hombres y mujeres atléticos competir entre si. ¿Por qué motivo nos gustan los deportes?
Es un escape de la vida cotidiana
Ante una ola de situaciones que cada día nos llevan a una vida de estrés, de dificultades y retos, estar atentos de encuentros deportivos es un escape de la vida cotidiana que al mismo tiempo satisface algunas necesidades químicas de nuestro cerebro, es un entretenimiento que genera sustancias que nos hacen sentir bien y olvidarnos momentáneamente de nuestra vida cotidiana.
Nos da la oportunidad de unirnos con extraños
El hombre es naturalmente social. El origen del homo sapiens es la vida en comunidad y parte de la evolución como especie ha sido la comunicación de temas que nos son afines, en otras palabras, el «chisme compartido», este mismo fenómeno aplica en el ámbito deportivo porque nos une a personas extrañas que comparten la afición por un deporte o por un equipo particular, crea vínculos con individuos de nuestra misma especie que aunque no los conozcamos satisface una de nuestras necesidades primarias.
Nos inspira
Hay algo inexplicable que sucede cuando vemos un gol de nuestro equipo favorito, cuando vemos que los deportistas que admiramos realizan una jugada extraordinaria o un movimiento que parece imposible. Dentro de nosotros estalla una chispa de creencia en que podemos hacer lo que parece poco probable. Es una explosión de emociones que nos llena de alegría por qué alguien hizo lo difícil, se sobrepuso a las adversidades de los retos para ser mejor.
Une la mente con el cuerpo
Es una frase común, pero los aficionados a los deportes sabemos que los atletas que admiramos van más allá de tener condiciones físicas excepcionales, se trata de personas con una gran capacidad mental, con reflejos más allá del promedio, con una velocidad de tomar decisiones en segundos, con una valentía que rompe los paradigmas de la precaución cotidiana. Los hombres y mujeres en la cancha, en la pista o en el campo son un símbolo de éxito y como tal nos lleva a desear ser como ellos.
Vemos como se construye la historia a cada paso
Los aficionados a los deportes conocen los antecedentes de sus equipos y deportistas favoritos, saben cual es el camino que han tenido que recorrer y cual fue el resultado del torneo anterior. Somos testigos de la historia de una épica que se construye semana a semana. Una narrativa que sentimos conocer mejor que nadie y a la que nos vemos obligados a seguir hasta su conclusión.
Lanzamos nuestra competitividad natural
Los humanos somos una especie que compite constantemente, es parte de nuestra naturaleza, sobre todo en le caso de los hombres aunque no exclusivamente, recordemos que el origen de nuestra especie es de ser recolectores nómadas, caminábamos buscando los mejores frutos, lugares y recursos para proteger a nuestra familia en pequeños grupos sociales, en consecuencia se presentaban competencias y luchas por estos recursos. Este instinto competitivo se mantiene latente y cuando vemos la oportunidad de verlo reflejado en un ejercicio físico despierta una de las emociones más antiguas que tenemos.
Es una mezcla de drama con televisión de la realidad
Por último, me parece que el deporte actual, el que se transmite en vivo por decenas de plataformas diferentes nos ofrece estar ante un espectáculo único, un montaje en el que se vive el dramatismo de un enfrentamiento físico y de habilidades entre varios participantes combinado con las reacciones o expresiones de los seguidores y los propios participantes.
Estamos inmersos ante un espectáculo que despierta en nosotros emociones naturales básicas, la racionalización de las mismas emociones es un ejercicio superior, pero en términos generales el deporte es una de las expresiones más naturales del ser humano y nunca deberíamos alejarnos de él.
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