La culpa como motor en Final Fantasy X

Alvaro Coll
Vidyalantes
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4 min readDec 1, 2020

En el Final Fantasy X, Yevon somete al pueblo a través de la idea del arrepentimiento, de la expiación de los pecados cometidos en un pasado lejano y desconocido. Yunalesca, la primera mártir, forma parte de un círculo vicioso que se sostiene gracias al concepto de la culpa. Las máquinas y la tecnología son considerados un exceso de ambición, un desafío a lo divino. Y ese es el pecado original: el orgullo de la humanidad que les llevó a la guerra.

Como Jesucristo, los invocadores se sacrifican por los demás, para enmendar el error de los “Adán y Eva” de Spira. La historia de Yuna se centra en la culpa, el sufrimiento y el pecado. La heroína no es una supermujer o semidiosa como en relatos anteriores, ahora es una mártir, una creyente que acepta morir por los demás, para probar su fe durante su peregrinaje.

Yuna carga con la culpa de la sociedad, pero hay muchos más sentimientos de culpa en la historia.

Auron no ha podido viajar al etéreo porque se siente culpable de no haber cumplido su promesa. El cargo de conciencia lo ata a la tierra. No pudo evitar la muerte de Braska ni que Jecht se convirtiera en Sinh, y si bien fue en busca de Tidus, tuvo que delegar en Kimahri la prometida protección de Yuna. Tampoco pudo derrotar a Yunalesca en solitario y no puede perdonárselo.

La fe de Wakka le hace sentirse culpable por el pecado original, pero no sólo le atormenta esto. El día que falleció su hermano él estaba jugando un partido de blitzball y se siente culpable pese a que nada habría cambiado de no haberlo disputado. Del mismo modo, cuando abra su mente y pueda dejar atrás los prejuicios, su antiguo comportamiento con los albhed hará que aumente su sentimiento de culpa y se arrepienta de cómo había pensado hasta ese momento; no se escudará en que vivía engañado por Yevon.

Tidus culpará a su padre de sus problemas hasta que acepte que son sólo suyos. El complejo de Edipo del protagonista hará que culpe a Jecht de la poca atención que le dedica su madre, y sentirse eclipsado en el deporte por la figura de su progenitor aumentará el odio hacia él. Si bien es cierto que el padre no es un gran ejemplo de figura paterna, Tidus le usará para desquitarse ante cualquier defecto o contratiempo.

En Kimahri el sentimiento de culpa es más primitivo, no se siente un buen ronso, la rotura de su cuerno y su baja estatura le provocarán mucho sufrimiento por el valor que tienen en su tribu estos atributos. Su fuerza y valentía quedan en entredicho y tendrá que superar la culpabilidad y demostrar su valía ante los suyos. Es más, en FFX-2, siendo el patriarca, tendrá que lidiar de nuevo con ella cuando dude sobre si es o no un gran líder para los supervivientes de su raza.

Pese a que Lulu sí cuestiona el dogma de Yevon, también hay en ella culpabilidad. Antes de ser guardiana de Yuna, lo fue de Ginnem, una invocadora que perdió su vida intentando conseguir al Eon Yojimbo en la Caverna del Orador Robado. Al fallar en su tarea de defenderla, se sentirá culpable y no querrá volver a la cueva por los malos recuerdos. Cuando se reencuentre con el espíritu de su ex-invocadora, tratará de disculparse.

Y por último, Seymour Guado. Es cierto que comete parricidio y no parece arrepentido de su crimen, pues buscaba el poder de su padre. Pero tenemos que ir a su infancia, hijo de un guado y una humana, tiene que exiliarse junto con su madre para evitar una guerra civil en una sociedad tan cerrada como la guado. En el exilio su madre le prepara para ser invocador y obtener el perdón de la sociedad, quiere que le acepten por ser el salvador de Spira. Así, empieza su peregrinaje, con su madre como única guardián y como única persona en su vida. Cuando llegan a Zanarkand, su madre da su vida para convertirse en oradora (y albergar a Ánima) pero él sale corriendo de allí sin invocarla. Pierde así todo contacto con otros seres humanos, le falla a su madre, que se ha sacrificado por él, y yerra en su tarea como invocador. Este sentimiento de culpa le carcomerá hasta acabar de corromperlo del todo, pese a que realmente el plan era de su madre y no suyo.

Al final de la aventura todos los personajes se habrán librado del lastre de la culpa tras una gran evolución personal.

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Alvaro Coll
Vidyalantes

Historias detrás de la Historia. Sentimientos que se heredan con los relatos.