Unravel
¡Qué agradable es jugar al Unravel! Los colores, la banda sonora, el inicio tan calmado para que vayan calando los sentimientos en ti… Lazos que sirven para sortear plataformas y que son metáfora de los vínculos familiares en las fotografías que vas recuperando tras superar cada fase.
Cuando creamos lazos íntimos con los demás también surgen nudos en nuestras relaciones, y manejando a nuestro protagonista tendremos que saber cuando deshacerlos, cuando crearlos y cuando estirar del hilo o destensarlo para impulsarnos, colgarnos o columpiarnos.
El entorno creado con unos gráficos preciosos supone también el contexto perfecto para una historia de fondo sutilmente integrada. Veremos retazos, recuerdos de personas que se habían perdido. El juego transmite mucha emotividad, pues habla de las consecuencias de nuestros actos, de aprender a interactuar de nuevo con los demás y también de saber cortar con el pasado.
Si el ovillo lo da todo, se queda desnudo, sin hilo con el que avanzar. Si no da nada, no podrá moverse del sitio, no podrá tender puentes. El equilibrio a veces es cuestión de ingenio. Y aunque los puzzles no sean muy complicados sí ha sido un gran trabajo el trasfondo creado, los efectos dominó, la historia muda de las personas que viven (o vivían) en esa casa que sirve de menú para cada una de las pantallas a superar.
Un trayecto por los sustos, las ausencias y los momentos de una vida que no encontraremos en el Unravel 2.
La segunda parte tiene muchos más retos, más horas y más dinamismo. Hay más plataforma que puzzle y hasta más brillo, pero mucha menos historia, la acción se come a la emotividad.
Eso sí, estamos ante una mayor dificultad en los puzzles y ante la novedad de tener que sincronizar a dos personajes (y que trabajen en equipo) para salir de cada zona. También existe la posibilidad de jugar con un amigo y que cada uno maneje a un PJ diferente. Como vemos se prima la jugabilidad, pues hasta los ovillos son personalizables (color, tipo de rostro, etc.). Se trata de una experiencia diferente.
