Con las manos atadas

Jack Shinagawa
vocES en Español
Published in
3 min readJul 1, 2024
Foto de Daniel Curran en Unsplash

Hoy no consigo centrarme. Me he despertado de madrugada, con un vacío insoportable en el pecho. Me he sentido invadido por una profunda tristeza. He tenido que respirar boqueando, como si fuese un pez al que acababan de sacar de su pecera…

Porque hay días en los que consigo que casi desaparezcas. Que siento que te has convertido en algo lejano y minúsculo, apenas perceptible. Como sacarse una piedra del zapato. Y me alegro por ello, porque resulta un tremendo alivio. Esos son los días buenos. Y llevaba un tiempo prudencial disfrutando de ellos, la verdad.

Pero hoy, no sé por qué demonios, me he tenido que acordar de ti. Te he visto de repente. Tu rostro se ha dibujado en mi cabeza con todo lujo de detalles. Me ha parecido oír tu voz, su cadencia, su timbre. Incluso diría que he podido oler tu pelo...

Y entonces todo se ha ido a la mierda. Así de sencillo.

Porque hoy me cuesta NO saber de ti. Estoy convencido de que es mejor ignorar y olvidar. Pero hoy mi cabeza va loca llenando esos vacíos con retazos de historias, con posibilidades remotas a cada cual más dolorosas. Soy un genio haciéndo ese tipo de cosas. En ese terreno, mi creatividad es espeluznante. Se dispara alcanzando cotas insospechadas. Es una putada, pero es así…

Y siento que necesito saber de ti. Quiero saber qué es de tu vida. Si eres feliz, si te diviertes o si estás sufriendo. Quiero observarte, por un agujerito, sin que tú sepas que lo estoy haciendo. Pero no por cotilleo, ni por morbo… Quiero saber de ti porque un día me importaste. Porque te quise. Porque una vez fuiste alguien importante en mi vida. Alguien por quien lo hubiese dado todo, sin esperar nada a cambio. Y cuando has tenido a alguien así en tu vida, no puedes, simplemente, cortar de un hachazo y desaparecer. Yo no puedo. Aunque tú lo hicieras en su momento. Pero yo no.

Porque siento que, de un modo u otro, aún me importas. Y necesito saber que hubo algo de verdadero en lo que tuvimos. Que no fue todo un maldito engaño…

Pero no, mejor no te escribo.

Porque también está el respeto. Primero hacia ti, que quizás ya tienes tu vida rehecha. Que ya no te acuerdas de mí, de ese soñador cuyo recuerdo ha quedado diluido en el paso del tiempo. O quizás ya estés con otro hombre que te llena con todo lo que yo no fui capaz de darte…

Y luego está el respeto hacia uno mismo. Uno que he descubierto que es primordial y que nunca tenía en cuenta. Alguien que se marcha de repente, sin soltar una lágrima, sin mirar siquiera atrás, no merece más que palabras de despedida. O incluso la ignorancia. Para protegerme. Para cuidarme a mí mismo.

Así que aparece una pequeña voz en mi interior. La misma que he estado cultivando en mi corazón los últimos meses. La misma que he regado con lágrimas durante más de 300 noches y que me dice, “no lo hagas. No le escribas. No seas gilipollas; sabes que no vale la pena. Porque diga lo que te diga te va a doler. Será así y lo sabes.”

No puede haber amistad después de tanto dolor. Al menos, yo soy incapaz de darla. Sigo sin poder aguantar ni siquiera tu mirada. Sigo sin controlar los temblores con solo pensarte. Así que no puede haber entendimiento de ningún tipo. Después de tanto sufrimiento lo veo imposible. Me mataste y luego huiste. Nunca más volví a saber de tí. Así que ahora tengo que salir de esta caja de pino, desenterrarme y renacer. Ahora solo puede haber silencio. Ahora hay que quererse a uno mismo, pasar página y seguir adelante. No queda otra.

Así que, por favor, que alguien ate mis manos. Que no quiero escribir más.

--

--

Jack Shinagawa
vocES en Español

Canalla lanzando preguntas a la inmensidad de un abismo.