El problema de Susan

Una reflexión sobre C. S. Lewis y Las Crónicas de Narnia

Luisdadeleon
vocES en Español
11 min readNov 23, 2020

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Portada de The Lion, the Witch and the Wardrobe por Pauline Baynes.

ADVERTENCIA: Este texto contiene datos sobre el final de la saga.

Tanto para el conocedor en la literatura fantástica o el simple lector aficionado que disfrutó de su infancia leyendo los relatos de C. S Lewis bajo una mirada inocente, difícilmente podrá borrar de su memoria uno de los pasajes más inquietantes de La Última Batalla, donde el autor infiere sobre el destino de Susan Pevensie y el motivo de su ausencia en dicho libro:

“Mi hermana Susan”, respondió Peter breve y gravemente, “ya no es amiga de Narnia”.

A lo que el personaje de Jill reafirma diciendo:

“Ella no está interesada en nada hoy en día excepto medias de nylon, lápiz labial e invitaciones”.

El propósito de este intercambio es darnos a entender que Susan dejó de creer en la magia y al ignorar esta conexión, se volvió una persona más enfocada en lo superficial, a la que se le niega el retorno a la tierra de maravillas que representa Narnia y por consecuencia, también la entrada al “País de Aslan”, una versión del paraíso para el autor.

The Lion, the Witch and the Wardrobe publicado por
Harper Collins.

Paradójicamente, aunque a Susan se le niega la entrada al cielo en este libro, la implicación que también se nos da es que es la única de su familia que no corre con el mismo trágico final en el mundo terrenal. Ella no perece junto con ellos en el accidente ferroviario que los transporta a todos por última vez a Narnia.

Susan se queda sola en el mundo, sin la posibilidad de recibir una explicación sobre el viaje espiritual de sus hermanos y por qué estos consideran sus prematuras muertes como un “final feliz”. Después de todo, ellos fueron a reencontrarse con Aslan. Desde el punto de vista de ella, debió haber sido solo el resultado de un caprichoso destino que los arrebató para siempre de la existencia.

Muchos han tachado esta decisión del autor de “excluir” a Susan como arbitraria y cruel. Que en nada parece un final justo para la hermana mayor de los Pevensie, que, si bien en el pasado fue escéptica sobre Aslan, siempre terminó encarnando los ideales de valentía, gentileza y maternidad en el grupo.

Hay algo ciertamente problemático e incómodo sobre esta resolución. Lo que por años en diversos círculos literarios y varios autores del género fantástico se han referido como “el problema de Susan” de una manera generalizada.

La interpretación de otros autores

Lewis, cuya figura no ha estado lejos de controversia, su legado con el paso del tiempo ha evolucionado en una complicada relación de amor-odio con otros escritores que fueron inicialmente influenciados por su obra. Antiguos lectores que, si bien estuvieron embelesados por sus historias en el pasado, han llegado a desarrollar con cierta amargura e interpretado de manera no muy grata su tratamiento sobre el personaje de Susan.

The Problem of Susan and Other Stories por Neil Gaiman e ilustrado por P. Craig Russell.

El renombrado autor de fantasía contemporánea, Neil Gaiman, que de hecho utilizó este tema en particular como trasfondo para uno de sus relatos cortos titulado de manera explícita “El Problema de Susan”, llegó a decir:

“Hay tantas cosas en los libros que me encantan, pero cada vez encontré la eliminación de Susan intensamente problemática y profundamente irritante. Supongo que quería escribir una historia que fuera igual de problemática, e igualmente irritante, así fuera desde una dirección diferente, y hablar sobre el notable poder de la literatura infantil”.

En el relato de Gaiman, se nos presenta una profesora literatura ya entrada en la tercera edad, que guarda muchas semejanzas con nuestra Susan Pevensie y reflexiona junto con una estudiante universitaria sobre el destino que pudo haber tenido el personaje, posterior a lo que fue descrito en los libros, pero comparándolo con su propia experiencia personal y la consternación que sintió al verse desprovista prematuramente del resto de sus familiares.

“Un dios capaz de castigarme por mi afición a las medias de nylon y a las fiestas haciéndome caminar por aquel comedor escolar lleno de moscas para identificar a Ed, en fin… es un extraño modo de divertirse, ¿no?”.

La historia de Neil realiza explícitas referencias a la directa correlación de Aslan como una figura religiosa que tantas veces ha sido analizada en otros ensayos literarios, también hace hincapié en el propio despertar sexual de una joven Susan y la manera en que quizás eso pudo haber estado vinculado a su posterior y cruel destierro de Narnia. Un relato intencionalmente incómodo, pero igualmente interesante de leer.

The Problem of Susan and Other Stories por Neil Gaiman e ilustrado por P. Craig Russell.

Justamente la cita del libro de La Última Batalla que menciona las “medias de nylon y lápiz labial” es lo que muchos encuentran más indignante del asunto, como si Lewis estuviera condenándola por acciones que, después de todo, deberían ser completamente naturales y acorde a su edad.

Para J.K Rowling, esto es una muestra y la incapacidad del autor de entender el desarrollo de la feminidad y su ridículo intento de querer prescindir de ella en una obra dirigida a un público infantil:

“Llega un punto en el que Susan, que era la niña mayor, se pierde para Narnia porque se interesa por el lápiz labial. Se ha vuelto irreligiosa básicamente porque encontró sexo. Tengo un gran problema con eso “.

¿Sera cierto que el sexo es lo que Lewis consideraba problemático? No solo la idea de la sexualidad, sino la aceptación de la mujer como una figura sexualmente activa, ¿sería eso lo que le parecía tan fuera de lugar dentro su obra que decidió desterrar al personaje de su propio concepto de la “salvación eterna”?

Ilustración por Pauline Baynes.

Sobre la religiosidad y misoginia

El término “irreligiosa” que utiliza Rowling es relevante, porque como recordarán, el cristianismo es un tema recurrente al buscar entender el trabajo de C. S. Lewis. “Las crónicas de Narnia” es considerada una alegoría religiosa, que comparativamente describe la propia transición ideológica de la vida del autor, que en su adultez pasó por el ateísmo para luego regresar a profesar la misma doctrina con la que fue inculcado.

Philip Pullman, autor de la saga juvenil titulada “La Materia Oscura”, que en nada le guarda simpatía al legado literario de Lewis, se ha referido a sus libros como una vil forma de propaganda que debería ser completamente descartada y condenada sin ningún tipo de contemplación.

Philip Pullman en el Zoológico de Londres en el 2004.

En sus propias palabras, se refiere a este ciclo narrativo como “una de las cosas más feas y venenosas que he leído en mi vida” haciendo especial énfasis en el final de la historia, que señala de obedecer a una obsesión por proteger la inocencia de los niños al privarles la posibilidad de madurar bajo sus propios términos.

Un texto de Pullman publicado por The Guardian hace varios años deja entrever el profundo desagrado que siente por una obra que no sólo calificó de superficial y llena de fallas narrativas. También argumenta una evidente muestra de misoginia y racismo por parte del consagrado autor infantil:

“Resolver un problema narrativo matando a uno de tus personajes es algo que muchos autores han hecho en un momento u otro. Matar a todos para luego reafirmar que están mejor, no es una narración honesta: es propaganda al servicio de una ideología que odia la vida. Pero eso es parte del curso. La muerte es mejor que la vida; los niños son mejores que las niñas; las personas de color claro son mejores que las de color oscuro; y así. No hay escasez de tonterías tan nauseabundas en Narnia, si puedes afrontarlo”.

Sobre el problema de Pullman hace un paralelismo de cómo se representa la madurez en otros cuentos hadas y el tratamiento injusto que recibió un personaje que considera que pudo haber tenido mucho potencial:

“En otras palabras, Susan, como Cenicienta, está pasando por una transición de una fase de su vida a otra. Lewis no aprobó eso. No le gustaban las mujeres en general, ni la sexualidad en absoluto, al menos en la etapa de su vida en la que escribió los libros de Narnia. Estaba asustado y consternado ante la idea de querer crecer. Susan, que quería crecer y que podría haber sido el personaje más interesante de todo el ciclo si se le hubiera permitido hacerlo, es una Cenicienta en una historia en la que ganan las hermanas feas”.

Pullman ha sido aclamado por su saga literaria, que justamente es considerada la “antítesis de Narnia”, pues se toma la molestia de describir las consecuencias de un mundo con un gobierno teocrático conservador, donde la ciencia es ocultada si no obedece una agenda impuesta primeramente por las creencias religiosas.

Trilogía de “His Dark Materials” de Philip Pullman.

Los protagonistas en la “Materia Oscura” son niños, que contrario a los Pevensie, experimentan la adultez y la sexualidad como un proceso natural, pero justamente deben sobrevivir primero a los intentos de fanáticos religiosos que son capaces de incluso amputarles una parte de su propia alma en una cruzada obsesiva de “preservarlos de la tentación y el pecado original”.

Reflexiones finales

¿Son justos estos señalamientos hacia el autor? Una explicación más benevolente es considerar el contexto e intentar alegar algunos de los principios conservadores de Lewis, después de todo, estamos hablando de un hombre que vivió dos guerras mundiales.

C.S. Lewis en la Universidad de Oxford en 1946.

Otra interpretación del texto podría ser que no se refiriera al sexo propiamente o la superficialidad, después de todo, Jill Pole también se muestra preocupada por conservar vestidos bonitos en el transcurso de la saga. Quizás para Susan la diferencia radicaba no tanto en ser adulta o no, sino que decidió dejar de creer bajo una idea errónea de lo que ella consideraba que era la adultez. Lady Polly dice en el mismo pasaje del libro:

“Desearía que ella creciera. Perdió todo su tiempo queriendo tener la edad que tiene ahora, y desperdiciará el resto de su vida tratando de mantener esa edad”.

Ilustración de Pauline Baynes.

El tema de Lewis quizás fuera la ridícula obsesión por intentar darle mayor importancia a una sola etapa de la vida y el rehuir a la idea de que puedan existir cosas más allá de este constructo social que se nos ha inculcado, puede ser que la lección que el autor pretendía inculcar a sus jóvenes lectores era dejar claro ya habrá otro tiempo para ser adulto.

A lo mejor lo que realmente intentaba dar a entender es que crecer es inevitable y no hay necesidad de acelerar el proceso, todavía se puede conservar la capacidad de intentar pensar como un niño. Una cualidad que los personajes de Lady Polly y el Profesor conservan hasta el final del último libro, siendo los primeros en visitar Narnia durante su juventud pero que nunca en su vida pusieron en duda la propia existencia de Aslan.

Esto de hecho va muy a la par con el propio concepto que tenía escritor de las “Crónicas de Narnia” sobre la adultez, como lo expone de manera muy clara en uno de sus ensayos más famosos de 1952 titulado “Sobre tres formas de escribir para niños”:

“Los críticos que tratan ‘adulto’ como un término de aprobación, en lugar de un término meramente descriptivo, no pueden ser adultos ellos mismos…continuar hasta la mediana edad o incluso hasta la edad adulta con esta preocupación por ser adulto es una señal de un desarrollo realmente detenido. Cuando tenía diez años, leía cuentos de hadas en secreto y me habría avergonzado si me hubieran encontrado haciéndolo. Ahora que tengo cincuenta los leo abiertamente. Cuando me convertí en hombre, dejé de lado las cosas infantiles, incluido el miedo a ser un niño y el deseo de ser muy mayor “.

Puede que tampoco sea justo decir que el autor “odiara” o le tuviera resentimiento a uno de sus personajes como para relegarlo y no darle el arco de redención que tanto merecía. Quizás el reflejo de lo que pudo haber sido vida de Susan, guarda mucha más cercanía con la propia conversión al cristianismo que tuvo su creador en un determinado momento.

Ilustración de Pauline Baynes.

En una carta que Lewis escribió en 1960 a una de sus lectoras, Pauline Bannister, en respuesta a la molestia que ella sintió por el hecho de Susan fuera excluida del País de Aslan. Él afirmó que detrás de su decisión se escondía otra historia que nunca se vio en la capacidad de materializar apropiadamente:

“No es que no tenga ninguna esperanza de que Susan llegue al País de Aslan; sino porque tengo la sensación de que la historia de su viaje sería largo y más parecido a una novela para adultos de la que pretendía escribir.

Puedo estar equivocado. ¿Por qué no la intentas escribir tú?”.

Quizás la vida de Susan es algo que tenemos que intentar visualizar por nuestra propia cuenta, ese fue el enfoque conllevó a que Gaiman escribiera un relato completo sobre aquel tema que tanta molestia le causó por años. Una manera mucho más creativa de afrontar el argumento, utilizando otra perspectiva autoral.

A lo mejor podemos intentar visualizar el destino de Susan como un arco de redención o quizás más bien haya sido un acto de protesta ante una figura religiosa que fue cruel y caprichosa al asesinar a todos los miembros su familia, mientras tanto, ella tuvo lidiar con toda la carga emocional y económica que eso conllevaba para una adolescente.

La conclusión será de cada uno, más no puede quedar duda que las intenciones del texto están profundamente arraigadas a las creencias y principios del autor, por lo que es casi imposible intentar separarlo de la ecuación para este caso en particular. Otro relato de Neil Gaiman, me parece que resume bastante bien mi propia experiencia personal con estos libros que solía disfrutar, pero ahora ya no tanto:

“El año anterior, releyendo La Travesía del Viajero del Alba por centésima vez, se le ocurrió que la transformación del desagradable Eustace Scrub en dragón, y su posterior conversión a la fe en Aslan, el león, era lo más parecido a la conversión de San Pablo en el camino de Damasco. Si la ceguera hubiera sido un dragón…

Al habérsele ocurrido esto Richard encontró demasiadas correspondencias por todas partes, demasiadas para que se tratase de una simple coincidencia. Guardó los libros de Narnia, convencido, con tristeza de que eran una alegoría y un autor en el que confiaba había intentado darle gato por liebre”.

Ilustración de Pauline Baynes

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© Luis Daniel De León

Otros textos de interés:

“The Darkside of Narnia” de Philip Pullman.

El Problema de Susan” de Neil Gaiman.

On Three Ways of Writing for Children” de C.S. Lewis.

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Luisdadeleon
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