Fausto de J.W.V Goethe

Cristhian Beltran
vocES en Español
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3 min readFeb 2, 2024
Tomado de: thefaustorocksyeah.wordpress.com

Fausto ha sido una de las obras literarias que mas complejidad y dificultad me ha profesado su lectura. Su macro estructura y la idea central del texto es simplemente esplendida. El hecho de que las divinidades contrapuestas fragüen el destino y la dicha de un ser mortal para satisfacer sus antojos rebosantes de diversión y ocio es ciertamente morboso y repudiable al prisma de la superioridad moral de la cual se les ha querido dotar desde la lógica católica cristiana y, en general, desde las religiones monoteístas.

Bien hace el autor en apelar a una congregación mística de Dioses, Semidioses, Héroes; Centauros; Demonios; Filósofos; un caos mítico que solo resalta la materialización magistral de lo que Goethe denominaba la Weltliteratur. La contradicción y el carácter excluyente que supone la presencia de un Dios omnisciente y los hijos de Gea con el propio entorno del Olimpo, no la puedo interpretar de otra forma sino como el desafío del autor a una sola verdad absoluta, desafiando la exclusión de los axiomas regionales y haciendo confluir en la Weltliteratur todas las posibilidades de valor y estética en una misma obra, el mismo atractivo y el mismo enigma fatal de la libertad, la vida y la muerte.

Lo anterior no implica que, el autor busque aproximarse a una suerte de verdad absoluta, nada mas alejado de la realidad, por el contrario, y cual discípulo de O. Wilde considero que la capacidad creativa elogia la mentira de la narración que no presupone la canonización o maldición de sus personajes a través de verdades irrefutables sino el desafío a quienes abogan por una verdad parcializada.

Ahora bien, ya no desde la concepción del autor sino de los ojos del protagonista, la búsqueda de aproximación a una conciencia absoluta a los saberes divinos es uno de los puntos característicos de su perspectiva. Así, la figura de Fausto la percibo en dos fases que plasman su evolución como personaje. La primera de ellas, donde el Doctor Fausto, reconocido médico, se evoca así mismo como un igual a los divinos, a los santos y a los diablos. Siente en su ser la proximidad a la conciencia elevada, su ego se inflama e hincha de un ansia de poder inconmensurable y de una capacidad vasta para lidiar con lo metafísico.

Pobre de Fausto, víctima de la obnubilación que la misma alma espolvorea en su ser, en un intento de deconstruir las verdades absolutas y los axiomas que no admiten contrarío, ansia con verdadero desenfreno enfrentarse al mundo y a todo lo que hay en él, nada le basta, nada le sacia. Un solo universo resulta nimio a su desventurado ego.

Su segunda versión, mucho mas humana, experimentada en las situaciones mas beatas y malignas, dejan al descubierto su naturaleza humana, el desafío profesado por las divinidades terminan por envolverlo poco a poco en su propia humanidad, su alma soberbia se envuelve en un alma más noble y su corazón se enmaraña en sus propias vilezas, nunca dignas de una divinidad.

Por su parte, su amor a Margarita, su obsesión a Elena, su capacidad de ansiar el poder y hacerse con él, el hedonismo de su mirada donde suple cuanto se le antoja a su mente, terminan por destruir el sueño del humano que pretendió sentir una gota de divinidad: ¿acaso no logra entender el hombre su futilidad en la estratagema divina?

Su continua decadencia o enaltecimiento, según se vea, a los sentimientos y a los misterios del alma, lo liberta de una vida gris, pero lo encadenan a una humana, lejos de la virtud divina. Y, si algún día logra este comprender la paradoja de su vida, ese día se levantará taciturno en los Campos Elíseos brindando y regocijándose con sus pares, pares que ya no son lo que eran y que no persiguen lo que no poseen porque ya gozan de la beatitud.

Por último, exalto el papel de Mefistófeles y resalto que, de nada sirve percibirlo como antagonista, al contrario, se enmarca como aliado, en puente y facilitador de los deseos de Fausto. Es pues Fausto en si mismo, su propio protagonista y antagonista, su propio Dios y su Propio Diablo.

“Ya no me falta valor para lanzarme al mundo, desafiar la miseria y la dicha terrenal, luchar con las tempestades y ver sin pestañear la posibilidad de mi naufragio”.

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Cristhian Beltran
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En busca del alivio a través de los intrincados caminos de la escritura cebeltranb21@gmail.com / ig @beltranb21