Heroico Y Las Semillas de la Violencia

EmmanuelxG
vocES en Español
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4 min readNov 14, 2023
Heroico, David Zonana (2023)

Cinco días después de los festejos de la independencia de México, y en el bicentenario de la fundación del heroico colegio militar, Heroico (2023) se estrena destapando los horrores de la formación militar, y se convierte en un parteaguas (en la ficción nacional al menos) al denunciar y exhibir desde adentro a la que es quizá la institución más hermética y poderosa del país.

Siguiendo a Luis (Santiago Sandoval), un cadete recién ingresado en el heroico colegio militar, lugar donde se forma a los futuros comandantes del ejército mexicano, nos adentramos en la vida social y académica de la institución, pero pronto somos testigos de que más allá de esto, existe una mística militar caracterizada por la brutal deshumanización de los cadetes perpetuada por sus superiores.

David Zonana, director de la película y cineasta capitalino, reconstruye este estado de violencia basándose en el testimonio de excadetes que vivieron en carne propia aquellas torturas y humillaciones mostradas en la casi hora y media de duración del film. No solo valiéndose de sus experiencias, sino de sus actuaciones, Heroico retrata la idiosincrasia del mundo militar, dando paso a un discurso cinematográfico coherente con lo que busca denunciar.

El trabajo de Carolina Costa, directora de fotografía, que ya antes había colaborado con David en su ópera prima Mano de obra (2019), subraya por medio de la hiper estilización el carácter de veneración histórica que representa aquel recinto de educación militar. Absolutamente todo está condicionado por una composición estrictamente simétrica: formas, líneas y elementos dispuestos junto a los cadetes en su pase de lista, una imagen poseída por el orden cerrado, digámosle, condicionada por la pulcritud militar.

El uso recurrente de metáforas visuales (supeditadas por el uso del montaje) fortalece el discurso narrativo construido a partir de la corrupción glorificada de los símbolos patrios, donde el ejemplo más claro es cuando Luis y su despiadado superior Eugenio Sierra (magistralmente interpretado por Fernando Cuautle) se disponen a lanzarse de una plataforma de clavados seguido de un plano en donde Luis, ya con su uniforme, es acompañado por una águila real sustituyendo el lugar de Sierra.

Los cadetes marchan flanqueados por el eco del clarín, siempre vigilados por algo, dígase la estatua de la deidad mexica, dígase la gorra de plato de los comandantes, cuya disposición en la fotografía está relegada a las esquinas del cuadro o a un segundo o tercer plano. Sea pues aquella idea (la de servir a algo más grande) la que buscan remarcar Carolina y David en la película, pues nos queda claro que el sistema mexicano está más que dispuesto a sacrificar a sus jóvenes al servicio de intereses más grandes que el propio estado.

El trabajo de Zonana con los actores (especialmente con los no profesionales) junto con la partitura de Erik Clauss, le confieren a la película una atmósfera de opresión efectiva que con el paso del tiempo transmuta en la asfixia psicológica de sus personajes. Percibimos, incluso como estímulo subliminal, el horror que quebranta los huesos del cadete traumatizado (quién diga que Heroico es una película de terror, razones no le faltan).

Heroico toma prestados recursos formales y narrativos ya antes usados por el género antibélico estadounidense, ya sea el trabajo de Kubrick Full metal jacket (1987), o el de Coppola Apocalypse now (1979), sin embargo, estos se limitan al progresivo estado de trauma y a la crudeza de la representación de la barbarie, no obstante, la película ambientada en el presente del país no está exenta de las preocupaciones del cine mexicano de carácter social de las últimas décadas. David Zonana se toma el tiempo de mostrarnos las causas que orillan al joven mexicano a darse de alta en el ejército, donde la mayoría de las veces es por vulnerabilidad económica y por pocas o nulas oportunidades para salir adelante.

Los cadetes provienen de estratos sociales marginados, gente con raíces indígenas (Luis uno de ellos), y de condición económica baja, donde el ejército se les presenta como la única oportunidad para escalar en su condición social. El general le menciona a Luis, señalando las condecoraciones que trae en su uniforme, que de ninguna otra manera ellos (refiriéndose a ambos por compartir raíces indígenas) tendrían la autoridad si no fuera por el estatus militar que poseen.

Heroico, David Zonana (2023)

En un México asediado por la violencia, ser testigos de esta, ya sea en la vida civil o militar, parece reiterativo, sin embargo, el tema no parece ser la pesadilla normalizada (que lamentablemente sigue y seguirá ocurriendo), sino el señalamiento de los peligros que conlleva basar la formación del cadete en las agresiones sin sentido. Es cierto que el soldado debe forjar un carácter tenaz, firme y valiente, pero la semilla de la violencia injustificada solo puede degenerar en tragedia.

Recordemos que a principios de 2010, con su separación del cártel del golfo, desertores de las fuerzas especiales del ejército mexicano conforman el cártel de los zetas, cuya brutalidad y salvajismo termina cambiando el paradigma del narcotráfico en México, dando inicio a la época más violenta en la historia del país.

Heroico llega en un periodo donde el gobierno apuesta por una militarización ante la violencia insostenible del crimen organizado, y pone sobre la mesa un debate que a todos como mexicanos debería importarnos: los métodos para forjar a los seres humanos que más tarde tendrán la responsabilidad de defendernos.

Relevante, estremecedora y controversial, Heroico se posiciona como una de las producciones mexicanas más interesantes en lo que va del año, y refresca el género [anti]bélico (poco explorado por falta de medios y censura) en el panorama cinematográfico nacional.

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