Las mentiras que nos decimos los que vivimos en el extranjero

La Vane
vocES en Español
Published in
3 min readJul 31, 2024
Photo by Hamish Duncan on Unsplash

Sí, no es fácil vivir en otro país, especialmente en uno donde el nivel de vida es más alto que el nuestro y que casi como consecuencia, hace que las relaciones entre personas desconocidas sea más fría. No es fácil estar lejos de nuestra familia, sobre todo cuando se inicia a formar una nueva: bebés, una nueva casa, momentos a compartir con nuestros seres queridos. No es fácil no poder regresar continuamente a tu país porque en el peor de los casos tu salario no te lo permite: tienes que ahorrar para ti mismo o para mandar dinero a tu familia; en el mejor de los casos porque estás enamorado de tu nueva familia, hecha por ti o adquirida, y el tiempo o el dinero que les quieres dedicar no te alcanza para poder estar en todos los lugares; y en el mejor, mejor, mejor de los casos, o llamémosle ideal, esos pocos ahorros prefieres gastarlos en visitar los lugares dónde vives, los alrededores, o en actividades que en tu país no existen o que no te podrías permitir porque quizás están pensados para un cierto tipo de clase económica.

Acéptalo, la verdad es que después de un buen tiempo de vivir fuera de tu país te das cuenta que te encuentras bien y que no podrías estar mejor que en ese lugar adoptivo. Porque por sentido de sobrevivencia te has debido adaptar tratando de empatizar con gente que no es para nada como tú, qué piensa muy diferente a como piensas tú y que incluso tiene modos diversos a los tuyos y que en tu lejano país encontrarías maleducados. Has debido pero también se te ha hecho fácil, porque digamos la verdad: lo diferente también es lindo, y lo que ya conocemos, no es tan interesante.

No has tenido ni siquiera que hacer mucho esfuerzo en aceptar todo ello, las razones pueden ser muchas: los lazos emocionales más o menos fuertes que haces con las personas son los que te enseñan a amar ese nuevo lugar, a amar esas nuevas costumbres. Sin embargo nuestro yo patriotero, o para decirlo más bonito, nuestro mal entendido patriotismo, nos hace sentir culpables de amar otro país.

¿Cómo puedes explicar amar a otro país? No se puede, es como querer explicar la razón por la cual amas a tu pareja, a tus hijos, a tus mascotas. No es porque te hacen compañía o porque te hacen sentir menos solo, esas son las consecuencias del amor. El amor lo sientes porque te da la bienvenida, te recibe, te envuelve, te llena y punto. Amar a tu pareja no te hace amar menos a tus padres o a tus hijos, son amores grandes y diferentes. ¿Puedes reprocharte amar a tus hijos cuando antes de amarlos amabas también a tus padres? Entonces, ¿cómo puedes reprocharte amar a otro país cuando antes amabas a tu propia nación?

Decir que querríamos morir en nuestra propia tierra se vuelve verdad sólo porque es una frase que hemos oído desde que tenemos uso de razón pero la verdad es que al final no le daríamos importancia si nuestros días finales fueran junto a la persona que más amamos.

Toda esas esas frases que decimos son discos rayados que adoptamos sin ton ni son, sin pensar si concuerdan con nuestros valores a como somos hoy nosotros y no como éramos cuando vivíamos en nuestro primer amado país. Si sólo pudiéramos entender esto, podríamos vivir menos apesadumbrados, más libres y con menos culpa.

No pensemos que abrazar nuevas costumbres, amar nuevos lugares, nos harán olvidar quiénes fuimos porque somos lo que somos y lo que fuimos, nadie nos puede quitar eso.

--

--

La Vane
vocES en Español

Stopping the hamster in my mind through writing pero en español.