Reflexiones sobre la escritura
¿Qué puedo decir para que los lectores que lean esto sepan algo sobre mí? Para empezar, no me cuesta admitir que la mezcla del idioma español y la escritura creativa me tiene algo enganchado. El poder dejarse llevar por las palabras escritas es un encanto sin límites. A lo largo de los años, he aprendido a fluir a través de la página en blanco. Aprender a expresar lo que tengo adentro, sin inhibiciones, sin titubeos, ni ocultando o encubriendo mis sentimientos.
Me dejo llevar por el momento, imprimiendo cada pensamiento fugaz, cada elucubración efímera como huellas en el camino. No temo escribir sobre las profundidades del alma ni las de la mente. Todo está a nuestro alcance para explorar, los seres humanos somos curiosos e inquisitivos por naturaleza. Solo hace falta nuestra disposición e interés para hacerlo.
La página en blanco es el mundo en que me expreso, mi patio de recreo. Allí hay la posibilidad de que brote una bella historia de amor, de que se inicie una guerra mundial, de que se evoquen sonrisas, lágrimas, felicidad, odio, deseo, rencor.
Se pueden crear mundos abiertos en los que todo es posible, o momentos cerrados e íntimos. Aquí, ante esta hoja en blanco y con una pluma en mi mano, no me siento tímido, sino poderoso, abrumado por las posibilidades que me esperan. No tengo miedo de no poder encontrar el camino, ni tengo bloqueo mental de cómo empezar. Las palabras salen a borbotones, una tras otra. Cada una con su propósito y su razón para existir.
