Ciudad de diversas mentes

Gigi Levit
Voces Jóvenes
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4 min readApr 1, 2019

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Nada más natural y beneficioso que buscar la diversidad.

Esta mañana me levanté con un mail de mi abuela que quizás, en esa búsqueda de enlazar ambas generaciones, me mandaba una canción en Ydish de su juventud por los canales de la mía. Cuando abrí el mail me puse a pensar cuántas abuelas siguen transmitiendo y contando sobre el rol de la comunidad en sus vidas como lo cuenta mi familia, por medio de la música y las historias. Pero por sobre todo, cómo las comunidades han servido en general para el fortalecimiento de los individuos, de las ciudades y de los países, especialmente en Argentina, llamada crisol de culturas.

Luego de la intensa ola de inmigrantes que vinieron escapando de las guerras europeas, la sociedad argentina fue una mezcla singular. Todas estas personas venidas de países lejanos, con idiomas y costumbres diferentes, han sabido crear comunidades de beneficencia y socorros, como a la que acudían mis abuelos o las comunidades italianas, por ejemplo, como una forma de integrarse a la sociedad y a la vez, encontrar espacios de contención y pertenencia.

A pesar de las dificultades de integración, toda esta diversidad le otorgó una identidad particular a la cultura argentina que puede verse también a través del paisaje urbano y sus estilos de construcción. Los sabores no son la excepción, las recetas empiezan con ingredientes de pueblos originarios, agregan un poco de lo italiano, un poco de lo judío, un poco de lo español, y termina siendo una receta rosarina. Sin lugar a dudas la mezcla enriquece a las recetas y también a las ciudades.

La diversidad de todo tipo es siempre un beneficioso patrimonio, o al menos eso nos dice la genética. Pero, ¿cómo las ciudades aprovechan o incentivan esto? El economista y geógrafo Richard Florida releva la peculiaridad de las ciudades que tienen muchas comunidades diferentes en un mismo espacio físico, dialogando, conversando, generando recetas nuevas, suelen ser las ciudades más creativas, innovadoras y económicamente pujantes. Florida habla mucho de la comunidad gay e incluso tiene lo que llama un “índice gay” para medir las ciudades. Este índice establece una relación entre cuanto más amplia y receptiva es una ciudad para abrir y contener esta diversidad de comunidades, más creativa es.

Algunos críticos de esta teoría van a tratarlo de clasista al establecer que su enfoque apunta exclusivamente a lo que el economista llama “clases creativas”, asociadas a un status cultural determinado, modelo Starbucks. Pero sin dudas un activo importante para las ciudades es pensar cómo atraer a los talentos creativos que hoy pueden trabajar desde cualquier parte del mundo. Y por otro lado, más allá de la existencia o no una clase creativa, a todos nos beneficia una mayor cantidad y diversidad de encuentros.

Cuando nos encontramos con una historia diferente a la nuestra, nuestro cerebro lo incluye como información. Estas historias diversas, esas tradiciones, esas culturas, esas experiencias, amplían nuestro repertorio. Nos enriquecen y amplían los horizontes de nuestras propias vidas porque ya estamos preparados para considerar que puede haber otro tipo de miradas, otras realidades, que otros caminos son posibles o que alguien más las pudo sobrellevar. Nos prepara para establecer nuevas y diversas relaciones, generar vínculos nuevos que nos harán más felices y fuertes. Entonces, cuando ampliamos miradas y las incluimos a nuestra biblioteca mental, nos desarrollamos más fácilmente, nos volvemos más adaptables a los cambios y devenires de la vida.

Todo esto contribuye a ciudades más resilientes. Es decir, que pueden convertir los problemas del pasado en mejoras y desarrollos para el futuro. De uno u otro modo, ya sea para atraer a “clases creativas” o para ampliar nuestra visión del mundo y tener ciudades más inclusivas, resilientes e innovadoras, las ciudades deben cuidar y promover sus niveles de diversidad, y esto es algo que se puede medir. Los gobiernos deben preguntarse ¿Cómo otras ciudades lograron ser más inclusivas y tolerantes? Y los ciudadanos debemos aprender a ser más multipertenentes.

Hoy en día no pertenecemos exclusivamente a una sola comunidad. Con algunos compartimos el gusto por una banda de música, con otros la carrera, con otros el barrio, con aquellos la pasión por la lectura. Estas diferencias tenemos que usarlas para enriquecernos. Encontrarnos por lo que tenemos en común y tomar la oportunidad de la diversidad de miradas del mundo para ampliar la propia.

¿Cuánta diversidad de grupos de amigos tienes? ¿Cuán diversa es tu ciudad? ¿Sabías que existen rankings para medir diferentes niveles de diversidad?

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Gigi Levit
Voces Jóvenes

Arquitecta especializada en urbanismo y gestión de ciudades, en busca del bienestar y calidad de vida humana y de las generaciones futuras.